Escribe: Jorge Paucar Albino

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) ha recomendado un cambio significativo en la política de drogas al sugerir la reclasificación de la cannabis (marihuana) como una droga de menor riesgo. Esta semana, la FDA propuso trasladar a la planta medicinal de la Lista I, donde se encuentra junto a sustancias altamente controladas como la heroína y el LSD, a la Lista III, que incluye drogas con un potencial de dependencia física y psicológica moderado a bajo, como la ketamina y la testosterona.

La recomendación de la FDA se basa en tres criterios: un menor potencial de abuso en comparación con sustancias de las Listas I y II, un uso médico aceptado en tratamientos en EE.UU., y un riesgo de dependencia física baja o moderada. A pesar de su alta prevalencia de consumo no médico, la cannabis no parece provocar resultados tan graves como drogas como la heroína y la cocaína.

Los investigadores también han encontrado apoyo científico para usos terapéuticos de la cannabis, incluyendo los tratamientos de anorexia, dolor y náuseas y vómitos en pacientes con cáncer que llevan quimioterapia. Además, el síndrome de abstinencia de la cannabis es relativamente leve, especialmente en comparación con sustancias como el alcohol, y se presenta principalmente en consumidores crónicos habituales.

La propuesta de reclasificación de la FDA podría tener implicaciones significativas, abriendo más vías para la investigación, facilitando las operaciones bancarias para las empresas de cannabis, y cambiando la forma en que estas empresas son tratadas bajo el código fiscal. Actualmente, 24 estados y dos territorios en EE.UU. han legalizado el cannabis para uso libre en adultos, y 38 estados permiten su uso médico.

En Perú, la cannabis, sus resinas y aceites esenciales, así como los tetrahidrocannabinoides, se encuentran en la Lista II A de Sustancias Sujetas a Fiscalización Sanitaria, junto a drogas peligrosas como la cocaína, oxicodona, fentanilo, metadona, morfina y opio. Esta clasificación se basa en el Decreto Supremo Nº 023-2001-SA y el desfasado Decreto Ley 22095, “Ley de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas” de 1978.

Sin embargo, la comunidad médica y las autoridades peruanas están al tanto de la evidencia científica actualizada sobre cannabis. En un curso internacional organizado por el Instituto Nacional de Salud (INS) en el 2022, la doctora Ximena Steinberg (Chile) destacó la baja toxicidad del THC, el principal componente psicotrópico de la cannabis. Según Steinberg, la cannabis es más segura que sustancias como la cafeína y la nicotina. Además, la dosis mortal de cannabis es prácticamente inalcanzable, lo que explica la ausencia de muertes directamente atribuibles a su consumo.

En Perú, la cannabis viene siendo usada como medicina complementaria en los tratamientos de personas que padecen ansiedad, anorexia, artritis, artrosis, cáncer, depresión, diabetes, dolores crónicos y agudos (neuropáticos), parkinson, diversos tipos de epilepsia, esclerosis múltiple, neuropatías, entre otras enfermedades crónicas, graves y raras.

Aunque las leyes 30681 de 2017, que otorgó el monopolio de las licencias a la industria farmacéutica, y la 31312 de 2021, que introdujo la Producción Artesanal con Cultivo Asociativo de las asociaciones de pacientes, reconocen las propiedades medicinales y terapéuticas del cannabis, su implementación ha sido problemática. Un elevado 72% de los pacientes inscritos en el Registro Nacional de Pacientes Usuarios de Cannabis (RENPUC) no ha adquirido productos de establecimientos autorizados, evidenciando una marcada informalidad y ilegalidad en el sector. Además, el Ministerio de Salud (Minsa) ha concedido solo una licencia de cultivo a un laboratorio farmacéutico, dejando en incertidumbre legal a las asociaciones de pacientes y cultivadores.

En relación con la reciente recomendación de la FDA, el químico farmacéutico Eduardo Pinto, experto en cannabis de Estados Unidos, compartió su perspectiva sobre el impacto de esta decisión en Perú. Pinto señaló que, aunque en nuestro país la cannabis ya está reconocida como medicinal y se prescribe como producto controlado, la reclasificación en EE.UU. podría influir en la percepción y regulación. 'En Perú, no cambiaría mucho la situación porque ya hay leyes que la reconocen como medicinal y se receta como producto controlado, pero no vaya a ser que las autoridades digan que, como es un medicamento, solo se podría vender en farmacias y con receta y deroguen el cultivo asociativo', advirtió Pinto.

Además, el experto resaltó la importancia de tratar al cannabis como una planta medicinal y no estrictamente como un medicamento, siguiendo el ejemplo de países como Uruguay y Canadá, donde se vende libremente sin que sea necesario recetas médicas. Pinto expresó su preocupación por la posible influencia de la industria farmacéutica en la regulación de la cannabis y advirtió sobre el abuso del CBD para fabricar isómeros psicotrópicos con efectos adversos, lo que podría llevar a una prohibición más estricta de la cannabis. 'En Perú, debería ser como la hoja de coca, que es una planta, y es un estimulante natural y la gente la consume de manera tradicional sin ningún problema', concluyó Pinto, haciendo una comparación con la situación de la hoja de coca y la cocaína."

La situación en Perú contrasta con la tendencia internacional hacia una mayor flexibilidad en el tratamiento de la cannabis, especialmente en el contexto de su uso medicinal y terapéutico.


[Foto de portada: Getty Images]


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