La historia de Mila, una niña de 11 años que fue víctima de abuso sexual y a quien inicialmente se le negó el derecho al aborto terapéutico, ha marcado un hito en la lucha por los derechos reproductivos en el país. Después de una ardua batalla legal y la intervención de la ONU, el Ministerio de Salud (Minsa) permitió y ejecutó el procedimiento terapéutico para la menor, estableciendo un importante precedente.

Aunque el aborto terapéutico ha sido legal en Perú desde 1924, su acceso ha sido constantemente limitado. Según un informe de Ojo Público, en la última década, el acceso a este derecho ha sido especialmente restringido para menores víctimas de violencia sexual. La República destaca que Perú es el único país en Latinoamérica que ha negado el aborto terapéutico a menores en tres ocasiones.

El Defensor del Pueblo y el Colegio Médico del Perú se pronunciaron a favor de la realización del procedimiento, subrayando la importancia de proteger la salud mental y física de las víctimas.

El Comité de los Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidas (ONU) otorgó una medida cautelar a favor de ‘Mila’. Esta medida ordenaba al Estado peruano aplicar el aborto terapéutico a la menor, después de que una junta médica del Hospital Regional de Loreto se lo negara previamente. 

La Subdivisión de Tratados de Derechos Humanos, en una carta dirigida a la organización Promsex, que se encarga de la defensa legal de la menor, comunicó que, en conformidad con sus facultades, le ordenaba al Estado peruano que le practique los tratamientos correspondientes para interrumpir el embarazo de la víctima. El comunicado especifica: “De conformidad con el artículo 6 del Protocolo facultativo y el artículo 7 del reglamento del Comité en relación con el Protocolo facultativo, el Comité, por intermedio de su Grupo de Trabajo sobre comunicaciones, solicita al Estado parte que tome medidas urgentes para asegurar el acceso a servicios legales de interrupción del embarazo y cuidados postaborto”.

La salud mental es una dimensión crucial en casos como el de Mila. Las víctimas de abuso sexual enfrentan traumas profundos, y la perspectiva de un embarazo no deseado puede exacerbar el estrés, la ansiedad y otros problemas de salud mental. La decisión de permitir el aborto terapéutico en este caso no solo reconoce los derechos reproductivos de Mila, sino que también destaca la importancia de abordar las necesidades de salud mental de las víctimas de abuso.

Es esencial que las instituciones responsables, incluido el Minsa, trabajen en conjunto para garantizar que los derechos reproductivos y la salud mental de las menores, especialmente aquellas en situaciones de vulnerabilidad. A pesar de la legalidad del procedimiento, la falta de claridad y directrices institucionales ha llevado a que casos como el de Mila se enfrenten a barreras burocráticas y a la falta de información adecuada.

Según datos del Ministerio de Salud (MINSA), en 2019 se registraron más de 1,100 casos de niñas menores de 14 años embarazadas a consecuencia de una violación sexual en Perú. Además, según el Ministerio Público, cada día se denuncian en promedio 10 casos de violación sexual a menores de edad en el país, siendo las niñas las más afectadas.


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