Durante el segundo gobierno de Alan García (2006-2011), se dio el gran golpe al proceso de descentralización, señaló, en la 'Terraza Mulera', Raúl Molina, exviceministro de Gobernanza Territorial.

En un evento realizado en la Red Científica Peruana (RCP), Molina recordó que "el primer gran bache que sufre la reforma es el famoso referéndum del 2005 porque, mientras el Congreso estaba discutiendo la ley de incentivos, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) sacó el decreto que condicionó la distribución de ingresos tributarios y con eso mató la posibilidad de que los gobiernos regionales fueran más robustos en términos fiscales".

"El gran homicida, y hay que decirlo, de la descentralización es el difunto expresidente Alan García. Después de ese primer bache del referéndum del 2005, García tiene que ver con tres medidas que son las que efectivamente le dan el gran golpe al proceso en términos negativos. Lo primero: el shock de descentralización; lo segundo, la desactivación del Consejo Nacional de Descentralización (CND). Todo el mundo rajaba del CND y los presidentes regionales apristas del período de Toledo eran los primeros que se querían bajar, pero cuando se lo bajaron perdieron esa ventanilla la siguiente camada de presidentes regionales", señaló Molina.
"El tercer golpe que le dan a la descentralización en el periodo del Apra es la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo (LOPE) porque esta tiene un diseño que vuelve a jalarle poder al gobierno nacional como reflujo del susto que se dieron por el supuesto poder perdido a raíz de la descentralización. Entonces, se crea la institución de la rectoría sobre políticas nacionales, sistemas administrativos nacionales, sistemas funcionales. Esa rectoría es una institución que tiene sentido, pero ha sido enormemente mal aplicada por el gobierno nacional y ha sido entendida como un mecanismo de recuperación de poder", agregó el exviceministro.

Para Molina, lo que se construyó con esas bases de diseño institucional que instaló la LOPE, que "es una buena ley, pero es una ley que fue hecha para golpear a la descentralización, fue que del periodo de Ollanta Humala en adelante se sentaron las bases del modelo actual, que es un Estado desconcentrado.

"No tenemos un Estado descentralizado, tenemos un Estado desconcentrado, donde las entidades nacionales en nombre de la rectoría ven a los gobiernos regionales y locales como ejecutores de las decisiones que se siguen tomando en Lima", dijo.

El exviceministro explicó que esto origina que los gobernadores y los alcaldes pasan buena parte de su tiempo en Lima gestionando proyectos "porque todas las decisiones se siguen tomando gruesamente acá en Lima".

"¿Cuál es el contrasentido en términos de diseño institucional que tenemos? Tenemos un Estado desconcentrado con autoridades elegidas y el problema es que las autoridades elegidas tienen que relegitimarse frente a sus electores, pero como tienen muy pocas armas para hacerlo, generalmente hacen tonterías para poder lograr esa legitimación, que es consustancial a un político elegido. Mientras que no abordemos ese problema, no vamos a poder revitalizar la descentralización", agregó.

Molina recordó que cuando recién se lanzó la reforma constitucional en el 2002 durante el gobierno de Alejandro Toledo hubo mucho entusiasmo y se lanzaron iniciativas alrededor del proceso porque la finalidad era equilibrar oportunidades de desarrollo en el territorio y la reforma era un medio.


[Foto de portada: Andina]


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