En momentos en que los gobiernos de diversos países del mundo empiezan a levantar el confinamiento para reactivar sus economías ante la crisis provocada por la pandemia del Covid-19, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió sobre los riesgos de seguridad y salud en el trabajo (SST) y exploró medidas para prevenir y controlar los contagios del nuevo coronavirus.

A propósito del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo 2020 que se conmemoró el pasado 28 de abril, la OIT decidió este año adecuar la fecha al contexto del Covid-19 y publicó su informe "Detengamos la pandemia: La seguridad y salud en el trabajo puede salvar vidas".

En su informe, la OIT reconoce que gobiernos, empleadores, trabajadores y sus organizaciones "se enfrentan a enormes desafíos mientras tratan de combatir la pandemia de Covid-19 y proteger la seguridad y la salud en el trabajo". Sin embargo, también existe la preocupación de reanudar las actividades económicas "de manera que se mantengan los progresos realizados en la supresión de la transmisión", señala la organización.

La OIT agrega que el objetivo es estimular el diálogo nacional tripartito sobre la seguridad y la salud en el trabajo, en el contexto de brote de enfermedades infecciosas en el trabajo y especialmente del del Covid-19.

La organización utilizó el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo para sensibilizar sobre la "adopción de prácticas seguras en los lugares de trabajo y el papel que desempeñan los servicios de seguridad y salud en el trabajo".

En cuánto a la respuesta a la pandemia , la OIT señaló los pilares fundamentales en la respuesta a la crisis por Covid-19: 

1. Estimular la economía y el empleo a través de una política fiscal activa, una orientación flexible de la política monetaria y préstamos y ayuda financiera a sectores específicos, incluido el sector de la salud.

2. Apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos mediante la ampliación de la protección social a toda la población, la aplicación de medidas de mantenimiento del empleo y el ofrecimiento a las empresas de ayuda financiera/fiscal y otros medios de alivio. 

3. Proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo reforzando las medidas de SST, adaptando las modalidades de trabajo (por ejemplo, el teletrabajo), previniendo la discriminación y la exclusión, proporcionando acceso a la salud a toda la población y ampliando el recurso a una licencia remunerada

4. Buscar soluciones mediante el diálogo social a través del fortalecimiento de la capacidad y la resiliencia de las organizaciones de empleadores y de trabajadores, el fortalecimiento de la capacidad de los gobiernos y el fortalecimiento del diálogo social, la negociación colectiva y las instituciones y mecanismos de las relaciones laborales. 

En este sentido, la OIT recordó la Recomendación sobre el empleo y el trabajo decente para la paz y la capacidad de recuperación, 2017 (núm. 205). Afirmó que la respuesta a la crisis debería "promover condiciones de trabajo seguras y decentes, que incluyan el suministro de equipos de protección personal y de atención médica para todos los trabajadores, incluidos aquellos que participan en las actividades de rescate y rehabilitación". 

"De hecho, sería éticamente injustificable pedir a los trabajadores sanitarios que atiendan a los pacientes infectados sin las medidas adecuadas de SST, incluidos los EPP apropiados (OIT, 2004). De hecho, deberían elaborarse políticas y directrices específicas de SST no sólo para los trabajadores sanitarios y de emergencias, sino también para otros grupos de trabajadores, como los de los servicios esenciales (OMS, 2017)", agrega.

Por otro lado, respecto al diálogo social sobre seguridad y salud en el trabajo en tiempos de pandemia, la OIT señala que "al responder a las crisis, los gobiernos, en consulta con las organizaciones de empleadores y de trabajadores más representativas, deberían velar por que todas las medidas previstas se desarrollen o promuevan mediante un diálogo social que incluya a las mujeres".

Para la organización, esto es "esencial" para garantizar que las medidas de emergencia adoptadas por los gobiernos sean eficaces y aplicables".

 "Los gobiernos pueden verse obligados a adoptar medidas drásticas -pero indispensables- para frenar el contagio o ralentizar la propagación. Se trata de medidas excepcionales que sólo pueden aplicarse eficazmente si los interlocutores sociales participan desde el principio en las decisiones que se adopten y se comprometen a aplicarlas", agrega.

Además, la OIT señaló que las epidemias pueden tener un impacto económico desproporcionado en ciertos segmentos de la población, lo que puede empeorar la desigualdad que afecta principalmente a algunos grupos de trabajadores como: las personas con problemas de salud subyacentes; los jóvenes, que ya se enfrentan a tasas más elevadas de desempleo y subempleo; las personas de edad, que pueden correr un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud graves y también pueden sufrir vulnerabilidades económicas; las mujeres, que están sobrerrepresentadas en ocupaciones en la primera línea de la lucha contra la pandemia y que soportan una carga desproporcionada en las responsabilidades de cuidado, en caso de cierre de escuelas o sistemas de atención; los trabajadores sin protección social, en particular los trabajadores por cuenta propia, los ocasionales y los que llevan a cabo una labor esporádica en plataformas digitales, que no tienen derecho a bajas laborales remuneradas o por enfermedad; y  los trabajadores migrantes, que pueden no tener acceso a sus lugares de trabajo en los países de destino ni pueden regresar con sus familias (OIT, 2020a).


[Foto de portada: EFE]


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