El equipo especial Lava Jato empieza a cerrar las investigaciones a exfuncionarios que habrían recibido sobornos o aportes de empresas brasileñas. Tras culminar  las pesquisas y a poco de presentar la acusación contra Ollanta Humala y Nadine Heredia, la siguiente indagación en finalizar sería la que se sigue a la exalcaldesa Susana Villarán. 

Fuentes del Ministerio Público consultadas por Perú21 señalaron que el fiscal Germán Juárez Atoche, a cargo del proceso, planea acabar con este caso en tres meses, luego de realizar los interrogatorios a los exdirectivos de Odebrecht, entre ellos Jorge Barata, exrepresentante de la compañía en Perú, quien será interrogado el próximo mes en Brasil. 

“En tres meses se tendría ya el caso cerrado; luego vendrá el formular la acusación”, indicaron los informantes. 

Susana Villarán es investigada por el presunto aporte de 3 millones de dólares a su campaña por el 'No' a la revocatoria. En ese sentido, Barata había expresado en un interrogatorio con fiscales brasileños que la cantidad fue pedida por el exgerente general de la Municipalidad de Lima José Miguel Castro.

El empresario brasileño incluso contó que recibió la llamada de la propia Villarán  pidiendo su respaldo. Este hecho lo convenció de respaldarla con el millonario aporte. Para el fiscal Juárez, este no fue un abono gratuito, sino que habría sido a cambio de que la firma brasileña se asegurara la concesión del proyecto Rutas de Lima, cuya concesión fue entregada meses más tarde. 

La fiscalía sospecha que una modalidad parecida se concretó con la empresa OAS. La constructora aportó con un millón de dólares a la campaña y luego se le adjudicó la concesión de Línea Amarilla durante 40 años. Ambos montos sirvieron para pagar al publicista Valdemir Garreta por la campaña del No a la revocatoria.

Según el publicista brasileño, se reunió en dos o tres oportunidades con Villarán para coordinar el pago de los servicios que ascenderían a US$3 millones. El dinero, le precisó Castro a Garreta, saldría de Odebrecht y OAS. La primera pagaría US$2 millones, mientras que la segunda pondría US$1 millón. 

(Foto de cabecera: Andina)

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