“Queremos anunciar que todos los obispos presentes en Roma, por escrito, hemos puesto nuestros cargos en las manos el Santo Padre para que libremente decida con respecto a cada uno de nosotros”. Así se manifestaron en una carta treinta y cuatro obispos chilenos, quienes presentaron su renuncia ante el Papa Francisco por los casos de abusos sexuales en Chile, después de haberse reunido con él durante tres días en el Vaticano.
Los sacerdotes fueron convocados desde el 15 al 17 de mayo para reunirse con el pontífice después de los graves errores y omisiones en la gestión de los casos de abusos, sobre todo en relación al caso de Juan Barros, acusado de encubrir al sacerdote Fernando Karadima.
Luego de que durante su visita a Chile en enero pasado Francisco defendiera al obispo Barros alegando que no había pruebas contra él y que tampoco fue un abusador, basándose en informaciones que le habían proporcionado sacerdotes chilenos, en abril tuvo que pedir disculpas y aceptó que se equivocó al dar esas declaraciones en beneficio del obispo de Osorno. En ese marco es que demandó que los sacerdotes chilenos fueran al Vaticano.
En el documento de examen personal entregado a cada uno de los 34 obispos durante su primer encuentro el pasado martes, Francisco les hizo notar que la Iglesia de Chile "dejó de mirar y señalar al Señor para mirarse y ocuparse de sí misma. Se ensimismó de tal forma que las consecuencias de todo este proceso tuvieron un precio muy elevado: su pecado se volvió el centro de atención". El "pecado" es el abuso sexual de menores y su encubrimiento por parte de varios obispos, abordado en los encuentros colectivos con el Papa a lo largo de tres días.
El documento incluye datos del informe realizado por el arzobispo Charles Scicluna -enviado especial del Papa-, después de escuchar a 64 víctimas de abusos cometidos por sacerdotes y hermanos Maristas durante las últimas tres décadas.
Francisco les advirtió que el problema creado "no se soluciona solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas (obispos); esto –y lo digo claramente- hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá́. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen. Las dolorosas situaciones acontecidas son indicadores de que algo en el cuerpo eclesial está mal".
¿Aceptará el Papa todas las renuncias? De hecho habrá algunas remociones. El pontífice ha prometido el inicio de una renovación. No se informó oficialmente el futuro del prelado Juan Barros, pero, según fuentes de la Iglesia chilena, llegó 'renunciado' a Roma.
(Con información de EFE y ABC)
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