Días después de que sea detenido por militares en Huamanga en julio de 1983, Arquímedes Ascarza Mendoza logró enviarle, a través de un suboficial del Ejército, una carta a su madre, Angélica Mendoza, en la que le pedía ayuda y le informaba que estaba encerrado en el cuartel Los Cabitos.
"Mamá, por favor consigue abogado y busca los modos posibles de que me pasen al juzgado porque mi situación está bien complicada, yo me encuentro bien, no te preocupes, pero de todas maneras insistan a diario al cuartel, para que así me pasen al juzgado o hablar con alguien, y consigue dinero. Chau. Arquímedes", decía la nota.
Días antes, la madrugada del 2 de julio de 1983, un grupo de militares irrumpió en el domicilio de Arquímedes, ubicado en el Asentamiento Humano Ciudad Libertad de las Américas (Huamanga), lo detuvieron y lo desaparecieron.
Angélica Mendoza, su madre, declaró a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR):
"[...] estos efectivos combinados registraron todos los lugares sin encontrar nada. Nos amenazaron con matarnos a mí, a mi hija Ana María Ascarza Mendoza y a mi esposo Estanislao Ascarza Barrón. Incluso nos pusieron contra la pared y nos apuntaban con sus armas. Luego de eso aproximadamente cuatro o cinco militares sacaron a mi hijo de su cuarto".
Los familiares de Arquímedes lo buscaron en Los Cabitos, pero los militares, desde el principio, negaron la responsabilidad en su desaparición.
"Mamá Angélica", como se conoció a la madre de Arquímedes, se aferró a esa carta durante 34 años, tiempo que demoró en obtener algo de justicia en un proceso que se inició en el 2005 y culminó el pasado 18 de agosto, cuando el Poder Judicial peruano condenó a dos militares por los delitos de tortura y desaparición forzada de 53 personas, incluido el hijo de Angélica Mendoza.
"Mamá Angélica" falleció este lunes 28 de agosto y dejó como ejemplo su lucha por la justicia y la verdad, así como la solidaridad que demostró al fundar la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (Anfasep). A sus 88 años, se fue habiendo obtenido un poco de justicia por su hijo desaparecido y guardó, hasta el final, la carta de su hijo Arquímedes.
(Foto de portada: Anfasep)
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