Mientras Estados Unidos alistaba nuevas sanciones económicas a Venezuela, para estrangular la financiación del régimen dictatorial de Nicolás Maduro y que anunció el viernes Donald Trump, un grupo dirigentes del chavismo negociaban en China la creación de un fondo binacional. El objetivo es ampliar la participación de todos los inversionistas chinos, rusos, indios y malasios que ya tienen presencia en la Faja Petrolífera del Orinoco, la principal reserva de crudo del país llanero.
El objetivo es "enfrentar la guerra económica" de EEUU (Maduro dixit) y, según un análisis financiero de Bloomberg, el 'salvataje' chino permitiría al gobierno llanero lograr fuertes ahorros, tanto en el pago de capital como de intereses de deuda.
La comitiva venezolana que está en China la encabeza el presidente del Fonden (Fondo de Desarrollo Nacional), Simón Zerpa, uno de los funcionarios chavistas sancionados por el gobierno de Estados Unidos.
"Sus esfuerzos se concentran en la creación, junto a tres bancos chinos, de un subfondo para la recompra de la deuda venezolana, tanto soberana, como de Pdvsa. La estrategia de ese subfondo sería aprovechar el ahorro que podría obtener el país y PDVSA mediante la recompra, a descuento, de los bonos que vencen en 2017 y 2018″, dijo una fuente familiarizada con esta negociación al portal El Estímulo.
El valor de los papeles de la deuda venezolana ha caído estrepitosamente en el mercado financiero global, donde se negocian a precios de "bonos basura", pero con altos rendimientos inherentes a su alto riesgo.
Los pagos de capital por vencimiento de dichos bonos por la cantidad de 2.426,6 millones de dólares están previstos para este año y el próximo, pero si el subfondo chino-venezolano adquiere esos papeles al precio que tienen hoy en los mercados financieros, solo se pagarían 1.704 millones, es decir, un ahorro que supera los 700 millones.
Habla Maduro
En tanto, en Caracas, el presidente venezolano, como es usual, culpó a la oposición de las sanciones impuestas por Washington, que son las primeras que no están dirigidas a funcionarios del régimen chavista y dificultan a Venezuela el acceso a nuevo efectivo.
Es decir, son una especie de torniquete al flujo de dinero fresco para las alicaídas arcas públicas del país petrolero. Durante un pronunciamiento televisado, Maduro acusó a Trump de decretar –según dijo– "el cierre de Citgo" y obligar al default de Venezuela frente a acreedores internacionales.
Las sanciones son contundentes, pero no al extremo en que las interpreta Maduro. En concreto, impiden que la filial en Estados Unidos de la petrolera estatal PDVSA, Citgo —que tiene seis refinarías en el país del norte y miles de grifos en la costa este— pueda enviar dividendos al gobierno de Caracas. Es decir, es una suerte de embargo de las importaciones de petróleo venezolano.
Desde que empezó la crisis venezolana se especula con una supuesta intención de Maduro por vender Citgo, para cubrir sus déficits de divisas en efectivo en el futuro, pero esto implicaría perder el flujo de dinero que le aporta al régimen hasta ahora y que lo ha ayudado a salir de apremios económicos. Además, hace poco de supo de un préstamo de 1.500 millones de dólares en 2016 a PDVSA que le otorgó la petrolera estatal rusa Rosneft, a cambio del control de algo más del 49% de las acciones de Citgo.
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