Cecilia Paniura es una mujer campesina e indígena de Sicuani, dirigente de una organización de mujeres. Ella, junto a otras mujeres líderes indignadas y fastidiadas por el programa "La Paisana Jacinta”, decidieron presentar una demanda en contra de Frecuencia Latina y en contra de diversas instituciones del Estado: Ministerio de Cultura, Ministerio de la Mujer, Ministerio de Justicia y Ministerio de Transportes; contra estas últimas por permitir que discriminen y traten con desprecio a la mujer andina, y contra el canal de Tv por su programa altamente discriminador. La demanda fue presentada en noviembre del 2014 en el distrito de Wanchaq, provincia y región del Cusco, con el apoyo de dos organizaciones de derechos humanos: Aporvidha y el Instituto de Defensa Legal.

Frecuencia Latina, después de la demanda y luego del pronunciamiento del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU, decidió retirar de la programación de televisión a "La Paisana Jacinta”, pero los programas se siguieron difundiendo a través de YouTube, de otros canales de televisión, y aparentemente habría aparecido un nuevo personaje denominado “El Wasap de JB”, con el mismo contenido discriminador hacia la mujer andina. Este ha sido el argumento central de la Juez del Primer Juzgado Mixto de Wanchaq para decir que la demanda que presentaron las señoras, ya no tiene vigencia y no vale la pena pronunciarse sobre la violación a sus derechos constitucionales, sobre todo el de dignidad, de tolerancia, de cultura y de igualdad, por lo que la demanda no debería ser atendida.

Es por este motivo que al no estar de acuerdo con la decisión de la jueza, se presentó un recurso de apelación para que sean jueces superiores, los que vean el caso y dicten una nueva resolución que proteja el derecho de las mujeres andinas. En vista de lo cual se fijó el 13 de julio para dar el informe oral ante esos jueces y explicarles las razones por las cuales la jueza debió amparar la demanda y dar la razón a las demandantes que se sienten discriminadas con estos hechos despreciativos hacia la mujer andina.

En pocas palabras, lo que indigna a las señoras, como mujeres andinas, es la visión de un sector de la población, de identificarlas como violentas, cochinas, ignorantes. El programa “La Paisana Jacinta” acentúa, mucho más, este desprecio.

Al no pronunciarse la jueza sobre este aspecto, trae graves consecuencias: legitima a un sector que trata con desprecio a un sector de la sociedad y en segundo lugar implica que las mujeres andinas no tienen protección jurídica, simplemente el derecho no les ampara. Se afirmaría dos categorías de ciudadanos y ciudadanas: los que consideran que pueden despreciar a los demás y no les pasara nada y otra parte de la población que considera que no cuentan con los medios legales para proteger sus derechos, en el presente caso a la igualdad y no discriminación.  

Por ello, es importante lo dicho por Cecilia Paniura, que viste y habla diferente, ella ha mencionado que, en este caso, tenemos que ir hasta el final, no debes permitir que esto se archive. Lo que dice Paniura es el sentir de muchas personas. Es lamentable que la justicia no entienda este aspecto, por lo que se convierte en alguna forma en cómplice de la violencia histórica, que reciben permanentemente las mujeres andinas por ser distintas.

Otro aspecto a resaltar es que no es justificable, bajo ninguna circunstancia, que por ser mujeres andinas sean tratadas como medios de distracción, como objetos de burla, de desprecio para hacer reír a otro sector mayoritario de la población. Este aspecto trastoca uno de los pilares fundamentales sobre los cuales se asienta nuestro sistema político y democrático: LA DIGNIDAD. Significa que ningún ciudadano ni ciudadana deba ser tratada como cosa y con desprecio.

Cecilia tenía que estar de frente a los jueces, con su traje típico que lo dignifica, para decirles que desde su ser de mujer andina denuncia el desprecio que se encuentra en el programa “La Paisana Jacinta”. Lamentablemente, el paro regional en Cusco, acompañado de bloqueos en las carreteras, no le permitió llegar.

El abogado de Frecuencia Latina mencionó, entre otras cosas, que ahora el nuevo personaje ya no es sucio como antes, decía “que se peina el cabello”. Es más, mencionaba ante los jueces “que cumple un rol de educación cívica porque a través de ese personaje se educaba a la gente, por ejemplo en reglas de tránsito”. Es contraproducente escuchar, así sea en el contexto de un debate judicial, las razones que pretenden darse para justificar a un personaje que genera tanto daño en nuestra sociedad. 

Estamos casi seguros que el trasfondo de Frecuencia Latina es seguir lucrando con un personaje que desprecia a un sector de nuestra sociedad, que lo trata como objeto y, lamentablemente, se aprovecha de esta situación porque hay un sector de la población que permite este tipo de hechos y que incluso llega a justificarlos. Por eso, la importancia de una justicia que haga imponer el respeto a la dignidad humana y a los derechos fundamentales, que haga respetar la salud de los menores de edad.

Sería importante que la Primera Sala Civil de Cusco ordene al Juez del Juzgado de Wanchaq, que emita una nueva sentencia, respetando los derechos constitucionales de las mujeres andinas. Ojala que la Sala Civil, que sea de paso está conformada por tres mujeres, emitan una resolución que determine que la justicia no es ciega a los atropellos del derecho a no ser discriminadas. No podemos mantener más la indiferencia, la indolencia, la violencia hacia este sector de la sociedad. Esperamos que así sea.


(Foto de portada: peru.com)


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