Las sospechas de los nexos entre Alejandro Toledo y la red de Rodolfo Orellana no son nuevas. Se conocen desde que en agosto de 2015, se hizo pública una reunión entre ambos en el 2009. Fue una cena que organizó el exdirigente de Perú Posible Javier Reátegui a pedido del expresidente a la que asistió el ahora encarcelado abogado, quien este año recibió su primera condena de las varias que le esperan.
Toledo en ese entonces negó que Orellana haya financiado su campaña, pero dos años después, al menos cinco colaboradores eficaces de la fiscalía confirmaron que el exmandatario —hoy prófugo de la justicia por el caso Odebrecht— sí recibió dinero de la red mafiosa del abogado cuando fue candidato y que luego, ya en la Presidencia de la República, la benefició.
Los testimonios en mención fueron corroborados por la fiscal Marita Barreto, quien investiga a Orellana desde el 2014, reveló El Comercio, al informar que la fiscalía de lavado de activos solicitó esta semana a su par anticorrupción que se abra una nueva investigación a Toledo por este tema.
Los testigos, todos exintegrantes de la red de Orellana, dieron detalles a la fiscal Barreto de la relación "amical, comercial y política" entre Toledo y Orellana, quien apoyó al exmandatario desde su primera campaña del 2001 y aportó en la del 2011 más de US$180 mil, según las declaraciones a las accedió el decano, que asegura también que en el 2010 la red mafiosa financió a la ONG de Toledo, Centro Global para el Desarrollo y la Democracia, con unos US$30 mil.
Fuentes del Ministerio Público señalaron que en los próximos días se definirá si abre un nuevo caso contra Toledo, en la que se espera ahondar las pesquisas sobre cómo la organización delictiva de Orellana pudo operar con impunidad durante 12 años.
Con los testimonios recogidas y las evidencias recabadas, la fiscal Marita Barreto concluyó que Orellana gozó de la protección del poder político. "Logró influencias y respaldo político, que colaboraron y protegieron sus ilícitas actividades", se lee en su informe, en el además señala que el primer nexo entre Toledo y Orellana fue Zunilda Elna Ramos Gallegos, exesposa del encarcelado abogado, quien hoy es prófuga de la justicia.
De hecho, Ramos Gallegos trabajó, entre el 2002 y el 2004, en el área de asistencia social del despacho de la entonces primera dama Eliane Karp, con un sueldo de casi S/5 mil. Además, era militante de Perú Posible, según confirmó esta misma organización política en su momento.
La exesposa de Orellana dijo obtuvo el trabajo por un "aviso en el periódico", pero el colaborador 05-2016 afirmó que Ramos consiguió el puesto "como parte del apoyo que dio Orellana a Toledo", que incluyó además una oficina en la avenida Guardia Civil, en San Borja, para que la usara gratuitamente como local de campaña en el 2001.
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