Tras nuevos testimonios sobre el caso, a inicios de este mes, la Fiscalía peruana abrió investigación de oficio por la presunta comisión de delito de lesa humanidad contra los responsables de torturas y desapariciones forzadas en Madre Mía, donde el expresidente Ollanta Humala estuvo a cargo de una base militar en 1992.

Para el exintegrante de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), Carlos Tapia, esta oportunidad debe ser aprovechada para investigar más a fondo los casos de desapariciones forzadas durante el conflicto armado interno (1980-2000). "Ojalá que se reabra este caso o se abra otro nuevo para llegar a fondo de los problemas que se han producido con los 15 mil desaparecidos", dijo en referencia a las cifras del Informe Final de la CVR.

En una entrevista a Canal N, Tapia recordó que en 1989, durante el primer gobierno de Alan García (1985-1990), se aprobó un manual militar en el que el Ejército "reconocen que se han equivocado porque han matado indiscriminadamente y se debía encontrar a los miembros de Sendero Luminoso (SL) escondidos en los comités populares que no estaban armados". "De esa manera, la estrategia pasaba a ser 80% inteligencia y 20% operaciones", afirmó.

"Por eso la curva de desaparecidos en el Huallaga crece muy grandemente y los muertos no son tantos. El número de desaparecidos creció porque se intensificó la captura, interrogatorio, muerte y desaparición", señaló Tapia.

Con este manual militar, sostuvo, se buscaba "matar a SL en la dinámica y lógica senderista porque los senderistas no cumplían las normas de la guerra, no estaban uniformados, se escondían, mataban por la espalda a los policías". Recordó que un general dijo a la CVR, que los senderistas ponían las normas y ellos debían responder en el mismo sentido.

"Por eso se ha producido la matanza y los 15 mil desaparecidos. Si en Madre Mía fueron tres, son 15 años de 1980 a 1995, serían mil desaparecidos por cada año, osea un Madre Mía durante cada día durante esos quince años", afirmó.

Sobre el caso específico de la acusación contra Ollanta Humala, Tapia recordó que el expresidente se defiende afirmando que no usó dicho manual, que no mató a gente sospechosa de ser de SL y que estaba desarmada, y que no lo hizo porque la consideró una política equivocada del Ejército.

En 1992, Humala era capitán del Ejército y era jefe de un Comando Contrasubversivo en Tocache y fue acusado de la desaparición de dos personas: Natividad Ávila y Benigno Sulca. Al respecto, Tapia sostuvo que si Ávila hubiera sido una dirigente senderista de carácter regional, se le pasaba a un Batallón Contrasubversivo "porque estos tenían una estructura de interrogatorio, a diferencia de las compañías que no podían interrogar".

Explicó que la base de Madre Mía tenía una compañía, con tres patrullas y 80 efectivos, y que sus principales acciones las hacían en Pucayacu, una zona lejana al lugar donde se cometieron los delitos. "Hay necesidad de establecer si verdaderamente esa captura, muerte y posterior desaparición se dio en el cuartel Madre Mía o en Los Laureles de Tingo María", afirmó.

Resaltó que los familiares de Ávila "consideran que no era militante militarizada de Sendero Luminoso, sino que los senderistas los usaban como delegados de la población y que eso habían cumplido no solamente ellos, sino su hermano".

Tapia, quien fue asesor de Humala en la campaña presidencial del 2011 y luego asesor de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), consideró que Humala, al ser jefe de la base de Madre Mía "o no está diciendo la verdad o él fue".

"Ha llegado el momento en el que utilicemos este caso para que se esclarezca lo bueno y lo malo que hicieron las Fuerzas Armadas. El problema no es solamente de los militares contra Sendero Luminoso, así es como lo quieren presentar los del Movadef, cuando el 75% de los muertos fueron campesinos inocentes", señaló.

Por otro lado, sostuvo que la responsabilidad de la lucha contrasubversiva no solo fue del Ejército. "La principal responsabilidad del resultado de la violación a los derechos humanos fueron los gobiernos que permitieron eso, los partidos políticos que se abstuvieron de participar y la gente que decía que mientras no les llegaba que las cosas sigan. La derecha decía que los maten rápido pero que no se enteren y la izquierda decía que no puede ser ", afirmó.

En un contexto en el que se afirma que la reconciliación es la amnistía o el indulto para los condenados por violaciones a los derechos humanos, como el expresidente Alberto Fujimori o el líder de SL, Abimael Guzmán, Tapia aclaró que "la reconciliación no es el abrazo entre Abimael y Vladimiro Montesinos, sino es cómo se recompone a las masas campesinas, obreras, de estudiantes, que no han tenido protección del Estado".


(Foto de portada: El Heraldo / Congreso de la República)


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