Juegan y aprenden en la 'carpa de la felicidad' instalada por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN) en el albergue damnificados que se ubica en el kilómetro 980 de la Panamericana Norte, en Piura. Es un espacio en donde los pequeños aprenden sobre el dengue, que viene azotando este departamento tras los huaicos, lluvias e inundaciones que provocó El Niño costero en los primeros tres meses del año.

“Este momento lúdico es clave para los niños, ya que no tienen las comodidades mínimas para vivir”, señalaron a La República los orientadores de CEPLAN.

Son menores damnificados del distrito de Cura Mori y Catacaos que desde hace dos meses viven, junto a sus padres, en las carpas del campamento que alberga a 8.200 personas de los distritos piuranos mencionados que lo perdieron todo.

Hasta este lugar no ha llegado el temible dengue, pero desafortunadamente hay otro mal que deben afrontar los más pequeños de esta población. “Tenemos un 31% de desnutrición aguda. El análisis corresponde a 474 niños evaluados”, afirmó Gladys Castro, licenciada en nutrición de la Dirección Regional de Salud (Diresa) de Piura.

Lian, un pequeño de un año, es parte de este grave problema. Él vive, junto a sus padres Maritza Yovera y Felipe Ramos, en una choza improvisada (por falta de carpas) y tiene el peso de una bebé de seis meses. Lian ya no tiene apetito y su vientre se infla cada vez más y ya no tiene ni siquiera fuerzas para seguir dando sus primeros pasos. Aunque sus padres se esfuerzan para curarlo, no cuentan con los recursos para hacerlo.

“Él está enfermo, estuvo internado, pero no dan con su mal. Tiene fiebres y no sabemos cómo curarlo”, dijo el padre, con preocupación.

Familia de lian. foto: la república

De acuerdo a las cifras oficiales, que se tienen desde hace dos semanas, del total de niños instalados en las carpas mencionadas, 151 padecen de desnutrición aguda, 173 son vulnerables y 150 están en condición normal.

La población de Cura Mori se ha caracterizado por vivir en condiciones de pobreza y extrema pobreza; sin embargo, la emergencia climática que los afectó complica esta situación.

“A nivel de región, Piura ha tenido controlada la desnutrición aguda. Hemos pasado de un 5% histórico tradicional a un 31%. Y ahora son los campamentos de San Pablo y km 980 los que concentran más casos por ser los más grandes”, señaló César Morón, director regional de Salud.

Deficiente alimentación

“Cómo no va a haber desnutrición si nuestros hijos comen solo dos veces al día. El Ejército trae lo que puede, pero no hay leche, azúcar. Seguimos dependiendo de las donaciones. Aquí no hay trabajo”, señaló a La República Paulo Rivas Chero, coordinador de los damnificados del caserío Pedregal Nuevo de Cura Mori.

foto: La república

Las mujeres del campamento se organizan en grupos para cocinar. El desayuno consiste en avena y algunos alcanzan a comer pan. El almuerzo consta de arroz, fideos, menestras y atún. ¿Las verduras y frutas? No existen en la zona.

“Las familias necesitan que el Estado implemente programas de asistencia alimentaria, sobre todo para la primera infancia. El Indeci nacional entrega los alimentos y es el Ejército el que hace la repartición. No sabemos hasta cuándo la hará”, precisó Pedro Periche, director regional de Educación de Piura y coordinador general del campamento.

No solo niños

La situación empeora cuando los padres de estos niños con desnutrición aguda también presentan estos índices. Hay 56 gestantes y 64 mujeres que dan de lactar con este mal.

De los niños de 6 a 12 meses, 12 tienen desnutrición aguda. Entre los niños de 12 y 24 meses, 50 presentan el problema. En cuanto a los niños de 24 a 36 meses, 34 tienen esta deficiencia y el grupo comprendido entre 36 y 60 meses de edad, son 55 los niños con desnutrición crónica, informó La República.

Problemas futuros

La nutricionista Magaly Herrera advirtió que la desnutrición marca a un niño para toda su vida: en el futuro, será un adulto poco productivo si no se llega a recuperar a tiempo.

Para hacer frente a esta amenaza, se tendría que hacer un trabajo articulado entre el Ministerio de Salud y el de Agricultura, dijo la nutricionista.

DATO

►La diferencia entre la desnutrición crónica y la agua es que en la primera, la falta de alimento se da por tiempos consecutivos y prolongados, lo que ocasiona problemas de talla baja. En la segunda, el niño presenta talla normal y peso bajo debido a circunstancias particulares como el caso de los damnificados.

(Foto de portada: La República)

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