Es considerada como una de las cien personas más influyentes del mundo por la revista Time, tiene tres premios Fulbright en Geobiología y es la única mujer a la que se le ha otorgado la Medalla para Jóvenes Investigadores en Ciencias de la Tierra. La geobióloga Hope Jahren participó en el festival literario Kosmopolis en Barcelona, donde conversó con la Agencia Efe sobre el cambio climático y la actual emergencia ambiental en el mundo.
Jahren presentó su libro "La memoria secreta de las hojas" (Paidós), en el que explica su rutina en el laboratorio y cómo llegó a convertirse en científica. "Yo soy una chica de laboratorio, era allí adonde iba cuando salía de la escuela y allí empecé a tomar gusto por las plantas, los árboles", afirma.
"Ver que hay un principio, un nudo, un desenlace, tomar conciencia de dónde empezó todo, que en mi caso fue en el laboratorio en el que trabajaba mi padre", agrega sobre el motivo por el que escribió este libro.
En momentos en los que Perú y otros países de Latinoamérica sufren las consecuencias del cambio climático, esta científica sostiene que el verdadero reto es "vivir dentro de las contradicciones, porque ya no existe la opción de vivir en un planeta limpio y virgen, lo que no significa, sin embargo, que tengamos que seguir talando todos los árboles que hay por el camino".
La mirada de esta geobióloga es particular. Para Jahren, si todos "estamos de acuerdo en que no hay nadie que le pueda decir a una mujer el número de hijos que debe tener, también debemos aceptar que el mundo que ahora tiene 7.000 millones de habitantes dentro de veinte años tenga unos 9.000".
No cae en una posición ultraconservacionista, aunque encuentra un problema porque las cuentas no cuadran.
"Si todos estamos de acuerdo en que tenemos derecho a tener electricidad para poder leer cuando llega la noche y así aprender, y luego un servicio sanitario correcto, una buena alimentación o una buena vivienda, lo que vemos también es que necesitamos muchísima energía para ello y yo realmente no sé cómo se puede cambiar la dirección que llevamos, pero los números no salen", sostiene.
Además, se muestra optimista en el futuro, ya que actualmente las personas de Occidente tienen mejores vidas que sus antepasados.
"Somos las personas que mas suerte hemos tenido en el mundo si miramos todas las generaciones que nos han precedido, pero como todas las generaciones estamos condenados a la lucha y en nuestro caso tiene que ver con el cambio climático. Por eso, deberíamos tomarlo seriamente y no reducirlo a centrarnos en si es bueno o malo, porque quizá no vayamos a sobrevivir", indica.
Jahren confía en que las personas tomarán las decisiones correctas para luchar contra el cambio climático y evitar un desastre ambiental.
"Mi destino -concluye- no es decirle a nadie si el cambio climático es bueno, malo o terrible, sino que les debo mostrar lo que he aprendido y luego confiar en que la gente tomará decisiones diferentes con respecto a talar árboles, porque habrán entendido realmente lo que es un árbol".
Actualmente, la científica Hope Jahren dirige su propio laboratorio dentro del Instituto de Biología de la Universidad de Osla, en Noruega.
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