ONU Mujeres, la entidad de la Organización de las Naciones Unidas creada en el 2010 para fomentar el empoderamiento de la mujer y la igualdad de género, tiene su propia agenda para celebrar el Día Internacional de la Mujer este año: “Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030”.
El mundo laboral está adaptándose a la competitividad de las mujeres. La evolución tecnológica y la globalización han abierto un campo de oportunidades a quienes tienen la posibilidad de acceder a ellos. Sin embargo, la informalidad laboral sigue siendo un problema sobre la desigualdad de ingresos, la vulneración a los derechos laborales, entre otras crisis humanitarias.
En esta situación vive casi el 50% de las mujeres en edad de trabajar, quienes representan a la población mundial activa, frente a un 76%, en el caso de los hombres.
Se estima que en todo el mundo las mujeres podrían aumentar sus ingresos hasta en un 76% si se superara la brecha en la participación en el empleo y la brecha salarial entre mujeres y hombres. Se calcula que esto tiene un valor global de 17 millones de dólares.
En ese contexto, la mayoría de las mujeres trabaja en la economía informal, subvencionando el trabajo de cuidados y doméstico, y apuestan por ocupaciones peor remuneradas y con menos cualificaciones, con poca o ninguna protección social. Lograr la igualdad de género en el trabajo es indispensable para el desarrollo sostenible del planeta.
La celebración de las Naciones Unidas el 8 de marzo exhorta a todos los seres humanos a dar el paso por la igualdad de género, por un planeta 50-50 en 2030, para garantizar que el mundo laboral beneficie a todas las mujeres.
Para un cambio real en el globo, debemos tener en cuenta las siguientes premisas, según ONU Mujeres:
REPARTIR EL TRABAJO NO REMUNERADO
Las mujeres disminuyen las actividades que demandan tiempo en casa, por ejemplo. Esto ayuda a que las otras personas puedan desarrollarse con plenitud en lo profesional y hasta en el trabajo. ¿Por qué este trabajo no se reparte, ni se contabiliza, ni se recompensa?
Entre un 10 y 39% del Producto Bruto Interno (PBI) representa el valor del trabajo de cocina, limpieza, cuidado infantil y atención a las personas mayores, tareas de las que dependen las economías. Esta cantidad monetaria tiene más peso en la economía de un país, que la industria manufacturera o la del comercio.
El trabajo de cuidado no remunerado y el trabajo doméstico suplen las carencias en materia de servicios públicos e infraestructuras, y son realizados mayoritariamente por mujeres. Estas funciones son una carga y una barrera injustas a la igualdad para el desarrollo de las mujeres en el mercado laboral y a la igualdad de remuneración.
¿Qué hacer? Adoptar políticas que permitan reducir y redistribuir el trabajo no remunerado, por ejemplo, mediante el aumento de empleos remunerados en la economía de servicios y alentar a los hombres a compartir el trabajo de cuidado y doméstico, por igual.
TRABAJO DECENTE PARA TODAS LAS MUJERES
La discriminación por ser mujer provoca que se concentren de forma injusta en empleos informales, por ejemplo, como vendedoras ambulantes, trabajadoras domésticas o en la agricultura. Para las mujeres que poseen escasas habilidades, que desconocen sus derechos o que han emigrado a otros países, los trabajos informales pueden ser la única opción para sobrevivir.
Es habitual que por un empleo informal te paguen una baja retribución. Al no regirse por las leyes laborales, puede resultar peligroso y carecer de prestaciones sociales como los subsidios por enfermedad o los seguros de salud. El 57% de las trabajadoras y trabajadores domésticos de todo el mundo trabajan sin límite de horas.
¿Cuál es la solución? De acuerdo con la ONU Mujeres, ampliar la protección social y el salario mínimo vital, promover la transición hacia el empleo formal de acuerdo con la Recomendación 204 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y ratificar el Convenio 189 de la OIT sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos.
CUALQUIER TRABAJO ES UN TRABAJO DE MUJER
El mundo laboral vive una rápida transformación. Esta evolución debe contemplar el fin de la segregación profesional. Es necesario corregir las disparidades, dado a la diferencia entre hombres y mujeres sobre la baja remuneración y falta de presencia de ellas en la mayoría de puestos directivos, así como en los campos de la ciencia y la tecnología.
La mitad de la población activa mundial trabaja en el sector de los servicios, donde predominan las mujeres. Su proporción alcanza el 77% en Asia oriental. Las barreras de género en el trabajo están enraizadas en leyes, normas sociales y políticas discriminatorias.
¿Qué podemos hacer? Tomar medidas políticas con carácter urgente para eliminar las barreras de discriminación a las trabajadoras. Proporcionar educación y capacitación sobre sus derechos.
PONER FIN AL ACOSO EN EL TRABAJO
La violencia contra las mujeres vulnera sus derechos, entre los que perjudican el crecimiento de ellas, es el acoso en el lugar de trabajo. Algunos jefes conceden ascensos únicamente a cambio de favores sexuales. Así como trabajar como taxista, puede ser una fuente de ingresos o suponer un riesgo de violación.
Las consecuencias en la persona, son múltiples. Los daños ocasionados en la salud física y mental pueden traducirse en absentismo laboral, rendimiento, salarios más bajos y despidos. Es probable que las mujeres se sientan injustamente oprimidas a la hora de elegir un trabajo y circular libremente.
¿Cómo podríamos ayudar? Promulgar y aplicar leyes y políticas que penalicen todas las formas de acoso y violencia de género en el lugar de trabajo. Organizar sindicatos en las empresas para defender los derechos humanos con libertad y sin temor a despidos.
IGUALDAD EN LAS LEYES Y EN LAS PRESTACIONES
Debido a las disposiciones legislativas discriminatorias y las disparidades en materia de protección social en los países del mundo, las mujeres tienen mayor probabilidad de vivir en la pobreza.
Solo 67 países han adoptado leyes contra la discriminación por motivos de género en las prácticas de contratación, mientras que al menos en 155 países, el empleo y la capacidad empresarial de las mujeres están sujetos a una o más restricciones legales por razón de género.
El 73% de las personas que tienen un acceso parcial o nulo a pensiones, prestaciones por desempleo e, incluso, seguros de salud, la gran mayoría en esta estadística, son también las mujeres. Además de ganar menos que los hombres.
¿Cómo ser parte del alivio? Derogar toda legislación laboral discriminatoria, en consonancia con la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Promover planes de protección social que reduzcan la pobreza e incluyan a todas las mujeres, incluidas las que trabajan, se jubilan o realizan tareas de cuidado no remuneradas.
LAS ECONOMÍAS QUE BENEFICIAN A LAS MUJERES BENEFICIAN A TODA LA SOCIEDAD
El futuro que imaginamos para la humanidad y el planeta que compartimos, depende de nuestra capacidad para aprovechar plenamente el poder y el potencial de las mujeres. Es hora de que los Estados garanticen que todas las mujeres puedan prosperar y participar, entre otras formas, con un trabajo decente y digno.
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