Hace un par de semanas, Mario Alvarado, representante legal de la compañía Graña y Montero, asociada a la constructora Odebrecht en varios proyectos de obras públicas, había negado tener conocimiento de los pagos irregulares de la corporación brasileña.

Ante la comisión Lava Jato del Congreso, Alvarado manifestó lo siguiente:

"Estamos claros que hemos sido engañados, sabemos hoy que ha sido una mala decisión, lo que hemos perdido es mucho, y hemos pagado las consecuencias de ese engaño (...) el hecho de que hayamos estado durmiendo con un corrupto, no nos hace corruptos".

Sin embargo, esta afirmación de Alvarado no se ajustaba a la verdad. 

En su edición del viernes 24 de febrero, el semanario Hildebrandt en sus trece reveló algunas de las declaraciones del representante de Odebrecht, Jorge Barata, ante el Ministerio Público. 

En una de ellas, indica que Graña y Montero sí conocía de estos sobornos a funcionarios públicos.

Esto es lo que responde textualmente Barata a la pregunta del fiscal Hamilton Castro sobre el grado de intervención "en el acuerdo ilícito y en los pagos realizados a Alejandro Toledo de las demás empresas consorciadas en el proyecto Interoceánica, tramos 2 y 3".

"El pago (a Toledo) ha sido por Odebrecht, pero el resto de empresas si tenían conocimiento; no detalles, pero sí sabían que existía el acuerdo. Esto fue más o menos así: ellos (los socios) sabían que habíamos pagado y sabían que tenían que asumir lo que les correspondería".

Al conocerse esta noticia, el efecto fue inmediato: Graña y Montero sufrió estrepitosas caídas en la Bolsa de Valores de Lima (BVL) y la Bolsa de Nueva York. En ambos casos, esta compañía peruana cayó más de 30 puntos porcentuales en promedio.

En la BVL, el precio de la acción de Graña y Montero cayó de S/ 3.30 a 2.18, lo que representa un desplome de 34%; mientras que en Nueva York bajó de US$5.05 a US$3.30, un 35%, según informa Semana Económica. Nunca antes había caído tanto en el sistema financiero.

A esto se agrega que, según la misma declaración de Barata, el soborno a Toledo habría sido asumido "de manera proporcional" por Graña y Montero, junto a ICCGSA y JJC Contratistas generales, las empresas nacionales asociadas a Odebrecht en esta obra.

Con esto, Graña y Montero no solo conocía de los sobornos de Odebrecht, sino que habría tenido participación en los mismos, junto a las otras compañías mencionadas. 

Acaso anticipándose a este escenario, el propio José Antonio Graña Miró-Quesada, presidente de dicha compañía, comunicó al presidente de la comisión Lava Jato, el fujimorista Víctor Albrecht, que no podría asistir a la próxima sesión de este grupo de trabajo del lunes 27 a la que había sido citado:

Graña Miró-Quesada argumentó que tenía "compromisos asumidos que imposibilitan mi asistencia"; y recordó que que en la sesión del pasado 2 de febrero "nos comprometimos a remitir la información adicional que los miembros de la comisión requirieron".

Lo cierto es que una caja de Pandora acaba de abrirse. Y pueden haber más sorpresas que pueden sacudir el ambiente político y financiero.

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