Era cuestión de tiempo para que lo haga. El autodenominado grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) asumió la autoría del ataque a una exclusiva discoteca de Estambul, en Turquía, durante una fiesta de Año Nuevo que dejó al menos 39 muertos y 69 heridos.

"En continuación de las sagradas operaciones que el Estado Islámico está llevando a cabo contra el protector de la cruz, Turquía, un heroico soldado del califato golpeó uno de los más famosos club nocturnos donde los cristianos celebran su festivo apóstata", dice el comunicado del Estado Islámico.

Ese "soldado del califato" al que se refiere la organización yihadista es el atacante, quien todavía no ha sido detenido y perpetró la matanza en la sala de fiestas Reina, en la orilla europea del Bósforo. El terrorista utilizó un arma de largo alcance con la que ametralló a mansalva a los más de 500 asistentes de la élite secular turca que celebraban la llegada del 2017.

Las fuerzas de seguridad turcas lanzaron el domingo un gigantesco operativo de búsqueda por el distrito de Besiktas, donde está ubicado el club, para intentar ubicar al atacante, cuya identidad aún se desconoce. El despliegue de miles de efectivos policiales se dio por aire y tierra y abarca hasta el vecino distrito de Beyoglu, el corazón económico de Estambul, donde se ubica la plaza Taksim.

Algunos medios turcos han publicado cuatro fotografías de quien sería el terrorista del club Reina. La Policía local incluso ya detuvo a ocho personas por su presunta implicación en el ataque. Los servicios de inteligencia turcos además ven varias similitudes entre el atentado en la discoteca y el que el Estado Islámico perpetró en el aeropuerto de Ataturk, en junio de 2016.

familiares de las víctimas. 

Esta masacre -que recuerda matanzas similares como la de la sala Bataclan de París o la de la discoteca de Orlando- es una nueva represalia del grupo yihadista contra Turquía, por las operaciones militares que mantiene en ambos lados de la frontera turco-siria, y cuyo objetivo son las milicias kurdas y la cúpula del Estado Islámico. Este es el atentado terrorista número 20 en Turquía, donde han muerto más de 300 personas en el 2016 por estos ataques.

Estambul, al igual que la mayoría de grandes ciudades europeas, estaba en alerta roja ante la posibilidad de nuevos atentados durante las fiestas de fin de año, tras el ataque cometido en Berlín, Alemania, el pasado 19 de diciembre.

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