Ya todo está dicho. Estados Unidos elegirá este martes a su presidente número 45 entre Donald Trump y Hillary Clinton, en lo que es que a estas alturas -sin duda-  la elección más polémica y polarizada de la historia de este país, tras una virulenta y agotadora campaña electoral.

Pocas veces se ha visto en EEUU una disputa electoral entre dos candidatos tan distintos, con una trayectoria y una visión tan distintas. En una esquina está Trump, un magnate inmobiliario y showman de televisión sin experiencia política, racista, xenófobo y machista, pero con un olfato afinada para canaliza el descontento de la clase trabajadora blanca de su país; en la otra, Clinton, una veterana de la política que ofrece continuidad y esposa de un expresidente que se puede convertir en la primera mujer de la historia en llegar a la Casa Blanca.

Mientras las encuestas previas a la votación (en EEUU no hay una restricción para publicar y difundir sondeos como en Perú) siguen mostrando que la disputa entre ambos está reñida y que el desenlace final es imprevisible, el mundo observa con asombro lo que sucede en esta campaña, porque si bien en elecciones pasadas había cierto contraste entre los candidatos, nadie temía que, gane quien gane, el rumbo de la primera potencia mundial sufriría un golpe de timón brusco. 

En este caso, con un eventual triunfo de Trump el vuelco sería abrupto, de 180 grados. De ahí la incertidumbre y el nerviosismo en los mercados globales que estos comicios han desatado y el impacto que tendría en las relaciones de EEUU con el resto del mundo. En el caso de América Latina y el Perú, los riesgos son varios, como señalamos el lunes.

Clinton, de 69 años, cerró el lunes en la noche su campaña en Filadelfia, donde los Padres Fundadores de Estados Unidos adoptaron la Declaración de Independencia. En esta ciudad, ante más de 40.000 personas, la candidata demócrata pidió a esta ciudad que volviera a hacer historia. Fue lo que más repitió durante la velada, en la que reunió en el mismo escenario del Independence Hall a su marido, Bill Clinton, al presidente Barack Obama y a la primera dama, Michelle Obama. Todos pidieron a los estadounidenses salir a votar este martes. Obama dijo que votar por Hillary era perpetuar su legado y evitar la posibilidad de despertarse el miércoles en los EEUU de Trump. "Apuesto a que los americanos mañana dirán no al miedo y sí a la esperanza", dijo el mandatario.

Hillary Clinton junto a Obama en su cierre de campaña. (REUTERS)

Trump, de 70 años, por su lado, lanzó su alegato final en New Hampshire, con el tono populista que ha marcado su campaña del miedo en EEUU y prometiendo liquidar la reforma sanitaria de Obama, mano dura contra la inmigración ilegal y devolverle al país los empleos industriales perdidos. "La pregunta es: ¿quiénes quieren que gobierne América, la clase política corrupta o la gente?", inquirió este millonario que se presenta como la voz del pueblo frente al establishment. Es el outsider en estos comicios. "Mi contrato con los estadounidenses comienza con un plan para acabar con la corrupción, quiero que todo el establishment corrupto de Washington lo sepa: vamos a drenar el pantano", agregó. 

Donald Trump en Manchester, New Hampshire. (AP)

La jornada

Al momento de la publicación de esta nota, ya todos los centros de votación de las costa este de EEUU habían abierto y empezado a recibir la afluencia de electores. Las puertas se empiezan a cerrar a partir de las 7 p.m. (del este de EEUU, que es la misma que en Perú) en un proceso paulatino, por los diferentes husos horarios del país. Por ejemplo, Alaska es el último estado que cierra la elección, a la 1 de la madrugada (hora del este).

En Nueva York, Hillary Clinton ya emitió su voto.

Clinton emitiendo su voto.

¿A qué hora se conocerán los resultados?

En las últimas dos elecciones, el ganador se conoció poco antes de la medianoche (hora del este del país). Pero hubo otras ocasiones en que la definición se demoró mucho más. 

¿Cómo se define al ganador?

EEUU tiene un sistema electoral complejo. Es el único país del planeta en donde no gana necesariamente el candidato que logra más votos. La elección del presidente se decide en los llamados colegios electorales, conformados por 538 electores o compromisarios de todos los estados. Se trata de un mecanismo con 229 años de historia. La victoria la obtiene el aspirante que supera los 270 votos electorales (la mitad más uno del total). 

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