Audrey Tang tiene 35 años y es toda una celebridad en el mundo de la programación gracias a un coeficiente intelectual de 180 que la convierte en una verdadera genia. Unas habilidades que la han llevado a convertirse en la primera ministra de Tecnología de Taiwán invitada por la misma presidenta Tsai Ing-wen.
Pero como si todo lo anterior fuera poco, su nombramiento es también histórico al ser la primera persona trans en llegar a un puesto gubernamental tan alto en el continente asiático, además de ser la ministra más joven que alguna vez llegó a un gabinete de su país.
Tang se autodenomina una 'hacker cívica' y 'anarquista conservadora', y ha trabajado los últimos dos años en el ámbito público como consultora del gobierno en temas de realidad virtual. Asimismo, sus aportes fueron relevantes para lograr las plataformas online de participación ciudadana zerogovernment (g0v) y vTaiwan.tw Un trabajo que no le ha generado un esfuerzo mayúsculo pues confiesa que desde niña descubrió que la programación era lo que realmente la apasionaba.
"Amaba las matemáticas y un día me encontré en casa un libro sobre programación. Me enganchó enseguida la parte lógica y matemática pero no tenía computadora así que dibujé una en un papel, apreté los botones y escribí lo que habría producido la máquina. Así aprendí. Programar se convirtió en una manera de pensar (...) Programar es una síntesis entre matemáticas y lingüística. Pero lo que es aún más importante, te ofrece la oportunidad de sumergirte en las comunidades de cultura libre, que incentivan la espontaneidad, la interacción interpersonal y persiguen el bien común".
Tang llega hoy al Ministerio de Tecnología siendo considerada una de las activistas en programación y 'software' libre más influyentes del mundo, habiendo sido incluso consultora de empresas tan importantes como Apple y BenQ que le ha permitido 'jubilarse' ya del ámbito privado. Hoy ya en un cargo público -aunque sin cartera-, tiene una línea clara de qué es lo que busca conseguir desde él.
"Servir a los que sirven utilizando la tecnología digital para resolver problemas e impulsar los sectores científicos y tecnológicos reforzando el diálogo y la cooperación entre los sectores públicos y privados a la vista de todos. No voy a ser ministro de nadie ni voy a servir para hacer propaganda gubernamental. Quiero ser un ‘canal’ que permita ampliar las combinaciones que ofrece la fuerza y la inteligencia de internet".
Una línea de pensamiento que no la desvincula de asuntos que siente tan propios como la lucha LGTBI. Taiwán es actualmente el país asiático donde se ha mostrado mayor apertura al reconocimiento de los derechos de las personas de esta comunidad, por lo que la designación de Audrey no deja de ser un ícono esta también, aunque ella -que se sometió a la operación de cambio de sexo en 2005-, va más allá en la agenda y apoya otras luchas como la que defiende los derechos de los aborígenes o la abolición de la pena de muerte.
"Quiero construir y mejorar espacios de reflexión respecto a cuestiones políticas concretas donde podamos aprender los unos de los otros".
¿Qué piensa de Pokemon Go? "Nuestra civilización ha superado trastornos mucho más graves. Es un caso de estudio interesante sobre el que los arquitectos de la democracia deberían aprender".
Los datos: Audrey creció entre exiliados chinos que huyeron de la persecución de Tiannanmen a los que su padre entrevistaba por trabajo. Descubrió Internet a los 12 años y dejó el colegio para seguir su educación de forma autodidacta. Desde los catorce años decidió aprender con sus propios métodos más alla de los tradicionales. A los 16 creó su primera 'startup', un motor de búsqueda de canciones en mandarín. A los 18 lo vendió. Vivió hasta hace poco en Silicon Valley, San Francisco. Hoy vive con ocho gatos y dos perros.
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