En declive. Eso confirma el último Latinobarómetro respecto al apoyo en los países de América Latina a la democracia, que volvió a caer en 2016, y lo hace por cuarto año seguido. El respaldo a este sistema pasó del 56% al 54%, pese a que logró consolidarse en casi toda la región. Y más grave aún: los que contestan que les es “indiferente” si hay o no un régimen democrático crecieron del 20% al 23%.
Según esta prestigiosa encuesta regional, que cumple 20 años y analiza 20.000 encuestas realizadas en los principales 18 países latinoamericanos, la caída del apoyo a la democracia es más pronunciada en Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela, naciones en las que hay al menos uno de estos tres problemas: crisis económica, escándalos de corrupción e insatisfacción con los servicios públicos.
Si bien es un fenómeno global, la tendencia es mucho más notoria entre nuestros países, sobre todo en Brasil, donde el apoyo a la democracia cayó 22 puntos en medio de un año marcado por el juicio político a la expresidenta Dilma Rousseff, que terminó en su destitución a manos de unos políticos manchados por la mayor trama de corrupción de la historia del gigante sudamericano, el caso Petrobras.
Pero también hay descensos graves en Chile, con un retroceso de 11 puntos, país en el que el abuso de las AFP, con la complacencia de las autoridades, desató una ola de manifestaciones multitudinarias que obligaron al gobierno de Bachelet a reformar su pionero sistema privado de pensiones; y Venezuela, país sumido en una profunda crisis económica, política y social, donde la caída es de siete puntos. En Centroamérica, los países con peores resultados son Nicaragua (-7 puntos) y El Salvador (-5).
Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, corporación sin ánimo de lucro con sede en Chile, sostuvo que la insatisfacción con la democracia repercute en un aumento de los "instintos autoritarios". Así lo explicó durante la presentación del estudio en Buenos Aires, al señalar que si en la primera década de este siglo hubo avances que sacaron de la pobreza a 100 millones de personas, las aspiraciones de la década actual llegan del costado de la seguridad y la estabilidad o del hastío de la corrupción.
"Lo que era tolerable ayer es intolerable hoy", agregó Lagos. Y es lo que se está viendo, por ejemplo, en Venezuela, donde la escasez de alimentos hace que siete de cada diez personas sobrevivan con una comida al día. En Latinoamérica hay un 20% de la población en esta situación.
El estudio internacional sostiene también que en la región los ciudadanos tienen la percepción dominante de que se gobierna solo para unos pocos. Esto, claro, lleva a la gente a salir a la calle en países como Argentina, Venezuela o Brasil, donde el descontento es muy grande y las respuestas de los gobiernos son insuficientes o nulas.
Esto hace a nuestros países territorios fértiles para la aparición de populistas demagogos que ofrecen seguridad y mano dura a costa de los derechos civiles de sus ciudadanos, un fenómeno que ahora mismo se vive en EEUU, con la irrupción de Donald Trump en la campaña electoral.
En algunos casos, la pérdida de la confianza que registra el Latinobarómetro este año llega incluso al propio tejido social, que se resquebraja cuando las personas responden que tampoco tienen "confianza interpersonal". Ese es el caso de Brasil, donde la destitución de Rousseff abre una etapa de inestabilidad e incertidumbre. Esto puede ser más grave que cualquier crisis política.
Pero como todo en la vida no es blanco o negro, el informe también señala una gran paradoja: pese al descontento con la situación de sus países, el nivel de "satisfacción" de los latinoamericanos con sus propias vidas es uno de los más altos del mundo.
"La gente tiene la capacidad de estar feliz a pesar de los desastres, está feliz en el momento en que América Latina está más en retroceso", dijo Lagos, pero ese es un "capital que nadie usa". Y acá el Latinobarómetro también pone de manifiesto otra inquietante contradicción, cuando dice que la delincuencia y la violencia -con la intrafamiliar como la más dañino- son percibidas como principales problemas en la mayoría de nuestros países.
DATO: Revisa el estudio completó aquí