Todo estuvo mal desde el comienzo. Aunque inicialmente el tribunal que preside el juez Ricardo Brousset, que atiende el caso de la masacre de Accomarca, había programado la audiencia de la lectura de la sentencia para las 11 de la mañana, luego comunicó que la sesión judicial se postergaba para la una de la tarde.

Esto generó incomodidad a los familiares de las víctimas de Accomarca, que esperan justicia desde hace 31 años. Y también entre los periodistas, los abogados de las partes, y los representantes de organizaciones de derechos humanos y otros colectivos civiles que se dieron cita en el penal Miguel Castro Castro.

Las horas seguían pasando y el desconcierto entre los presentes crecía. A las 2 y 30 de la tarde, los familiares de las víctimas de Accomarca convocaron a una rueda de prensa, acompañados de la congresista Tania Pariona, del Frente Amplio; y el abogado Carlos Rivera, quien ejerce la defensa de los primeros.

RIVERA, PARIONA Y OCHOA, DECLARANDO A LA PRENSA. FOTO: VÍCTOR LIZA.

Pariona manifestó que no hubo "una comunicación transparente y fluida" de parte de las autoridades judiciales sobre el por qué de su retraso; y que al comentarle sobre la lentitud del caso Accomarca al presidente del Poder Judicial, Víctor Ticona, este había comprometido a que habría "más celeridad".

Por su parte, Rivera adelantó que, de acuerdo a su experiencia, la demora de  los jueces se debería a algún desacuerdo entre ambos, lo que consideró "irregular y lamentable", puesto que han tenido este caso por cinco años. A su turno, Francisco Ochoa, familiar de las víctimas, consideró "indignante" el retraso de los jueces.

A las siete de la noche, se anunció que los jueces estaban en camino. Los familiares hicieron una fila para ingresar. Previo a ello, estos invitaron a los presentes, incluidos los policías que resguardaban la sala judicial, una sopa de morón con carne y mote.

los familiares de las víctimas, solidarios con los presentes. foto: Audrey córdova.

Media hora después, solo pudieron ingresar 25 de los familiares, quedándose los demás en las afueras de la sala judicial. Las mismas restricciones contaron para los periodistas, ya que solo pudieron entrar ocho, con libretas y lapiceros, pero no con celulares. Quienes quedaron impedidos de ingresar fueron los representantes de organizaciones de derechos humanos. Todo esto pese a que la audiencia era pública.

A las ocho de la noche, el abogado Rivera salió un momento de la sala judicial y declaró que se estaban leyendo las conclusiones de la sentencia, que en total suman 130 páginas, y que esto tomaría cuatro horas: es decir, hasta la medianoche. 

Rivera añadió que el fallo apuntaba a una sentencia para los ejecutores directos, como Telmo Hurtado, quien es el único perpetrador en la historia de los juicios por derechos humanos que ha pedido disculpas por sus actos, y ha señalado a sus mandos; más no así para estos últimos.

Así fue la jornada en el penal Castro Castro, hasta el cierre de esta nota. Y todo apunta a una sentencia más vergonzosa que el maltrato dado hoy por el Judicial a los presentes en dicho centro penitenciario.

Foto de cabecera: Familiares de víctimas a las afueras de la sala judicial. Por el autor de la nota.

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