No es que Lima sea una meca de la electrónica mundial, pero desde hace varios años nos han visitado los artistas más reconocidos mundialmente para tocar en festivales de gran aforo. No sorprende, entonces, que haya ido apareciendo también una escena de fiestas alternativas más pequeñas e independientes. Seguro has pasado por estas fiestas, en el Jabberwocky, el New Kitsch, entre otros espacios sobre todo en Barranco. Cada vez van apareciendo más colectivos haciendo cosas nuevas dentro del inmenso espectro de la música electrónica

Hace unos días juntamos a los productores y djs Diego Hidalgo (Proyecto Bulbo) y Adrián León (Matraca Netlabel) -aprovechando que cada uno está organizando fiestas en los próximos días, Nadia Escalante (exColectivo Auxiliar, Arista, Soulgasm) y al investigador musical Luis Alvarado para conversar sobre el momento de la escena de música independiente limeña y sus horizontes.

Queda para destacar el hecho de que estos colectivos no están centrados principalmente en la organización de fiestas pues esta es siempre una forma de subsidiar otros proyectos (culturales, de producción musical, difusión, etc.). Además, se concluyó que -como toda producción cultural en el pais- falta apoyo estatal o institucional, y que es necesario ampliar su rango de influencia, y salir de los circuitos más privilegiados de la ciudad.

¿En que consideran que se diferencia su propuesta frente a la que llevan a cabo las productoras más grandes que traen a artistas más comerciales?

Diego Hidalgo: No lo hacemos meramente por negocio. Los fondos que sacamos de las fiestas los usamos para subsidiar otros proyectos. Creamfields (producido por Loop) es el festival más grande que hay en el país, y lleva hasta 7mil personas. Y antes estaba IntiFest -que fue creado con una identidad propia a diferencia de ser una franquicia como el otro- pero se disolvió porque las personas que manejaban 4beats, la productora que lo organizaba, decidieron irse del país a probar otras cosas. Ahora quedamos los más chiquitos y medianos. Pero la electrónica es un mundo tan amplio una vez que lo empiezas a conocer que la diferencia en realidad son las líneas musicales. Para alguien que no la entiende, cosas tan distintas como David Guetta y Ricardo Villalobos pueden ser lo mismo. Y así pueden compartir público.

Nadia Escalante: Muchas veces se comparten públicos, aunque hay también diferencias. Creamfields, por ejemplo, tiene un público jóven que muchas veces se está iniciando en la música electrónica y van por los ritmos más digeribles, parejos, fáciles. Las fiestas que no apuntan a tanta gente apuestan más por la calidad musical e imagino que la gente que va ahí está buscando un sonido un poco más definido. Bulbo es más aventurero, es un sonido más arriesgado.

Adrián León: Nosotros empezamos a hacer fiestas más regularmente el año pasado, pero en Matraca nuestra intención principal no son tanto las fiestas sino la producción. Nos juntamos porque somos productores y para que nuestra música sea más conocida. Y también apoyar a otros artistas locales que no son del sello como Quechuaboi o Loko Bonó. Estamos creciendo por los dos lados.

En el caso de Bulbo están más relacionados al arte.

DH: Igual que Matraca, Bulbo no es solo la fiesta, sino que es un proyecto para un centro cultural que se dedique al fomento y la producción de cultura contemporánea local. En Lima la mayoría de centros culturales están subsidiados por alguna embajada o universidad y por lo tanto tienen que seguir la línea de esas instituciones, pero para tener el control de tu propia censura tienes que ‘autosustentarte’. La mejor manera que se nos ocurre es de esta manera.

En ustedes y otras plataformas se ve una predominancia de house y techno dentro de la electrónica.

AL: Dentro de las cosas que nosotros estamos haciendo ahora hay un poco de rap, hiphop, funk, dub.

NE: Pero es un tema muy cíclico, cuando formamos el Colectivo Auxiliar pasamos por todo, desde drum n' bass, dubstep, tropical bass (al que le sacamos el IGV durante 5 años), y ahora ha regresado toda la onda del house, el techno. Pero también hay otras movidas más experimentales como las que mueve Luis.

¿Cómo sienten que el público recibe otras propuestas?

DH: Al principio es raro. A algunos les gusta y otros lo van digiriendo y creando una línea propia.

NE: Tanto el público, como la gente que lo hace, está en un viaje. Nadie se queda pegado a lo mismo tanto tiempo. Uno viaja con todo el público.

Ahorita Lima no es un buen lugar para ser una banda de rock. Cada vez hay menos locales dispuestos a dar ese tipo de fechas. Pareciera que en la música electrónica hay un poco más de facilidad.

NE: Que loco lo que dices. Yo creo que es todo lo contrario. Los conciertos de rock son multitudinarios.

LA: Pero en cuanto a propuestas de rock más independientes, y para hacer un paralelo a lo de ustedes, quizá lo que pasa es que hay bares establecidos para conciertos de rock y que han tenido la suerte de que no los han cerrado. Localmente, la escena de música electrónica va cambiando de espacios. No son estables. Pero no sé si hayan realmente más locales para un concierto de rock. Como hay tan pocos, hay una demanda muy fuerte por ocuparlos. Donde todo el mundo quiere organizar algo. Para la escena independiente de rock no hay más de 5 locales. Y para la gente que hace fiestas de electrónica el número debe de ser igual.

La precariedad es compartida, entonces.

DH: Pero es verdad que la logística es más sencilla y los costos más bajos al producir una fiesta con un DJ que con una banda.

AL: El apoyo es nulo en general. Tanto por parte de los municipios y el Estado, como por las empresas y otro tipo de instituciones. Incluso los mismos locales no te promocionan, te pagan pésimo, te tratan mal. En general es difícil.

LA: El tema con las escenas alternativas en Lima, sean la electrónica, el rock, o las demás, es que aún hay un componente social muy fuerte. La gente va porque van los amigos, o cierto grupo, o chicas. Cosa que no está mal, pero si se pretende cimentar algo es necesario que también pesen otros factores. El asunto de consumir cultura aún está en formación. Pero así empiezan estas movidas, logrando congregar a la gente al menos, hasta que se va filtrando y poco a poco quedan quienes están realmente interesados. Y se vuelve algo más que una juerga.

Luis Alvarado. Foto: Christopher Curay/Lamula.pe

AL: Igual me parece que dentro del rock hay más fidelidad a la música que en la escena de electrónica. La gente no piensa mucho en que hay productores locales que hacen música acá. El consumo de rock y de bandas está más establecido.

DH: Comparando experiencias con gente que hace esto en otras ciudades. Siento que aquí en Lima hay que hacer un trabajo extra para convencer al público, para poner esto de moda. Mostrar que esto es mejor que volver a una discoteca un fin de semana más.

LA: Una señal de que una subcultura funciona es cuando genera publicaciones. Fanzines, revistas, polos, discos, etc. Y quizás no se sienta todavía algo así en la escena electrónica. Creo que está gestándose.

Estaba pensando que en la electrónica, al ser un canal más moderno por decirlo de alguna forma, estas publicaciones aparecen en Internet.

NE: Con el Colectivo Auxiliar empezamos a sacar cosas virtuales, para regalar. Pero al tiempo decidimos sacar producciones físicas, y eso es una chamba considerable. Yo estuve años trabajando para poder sacar producciones gratis para la gente, pero porque lucraba de otro lado, tenía otros trabajos. Si te quieres dedicar solamente a eso necesitas educar un poco a la gente, para que el público aprenda a apreciar e invertir en el trabajo del artista. Y no solo para que el productor pueda vivir de eso, sino para poder seguir haciendo más cosas.

Foto: COlectivo Auxiliar

¿Dónde dirían que está la escena electrónica independiente ahorita?

DH: No hay un lugar que se especialice en esta música. Tal vez el Jabberwocky, un poco. Pero están teniendo problemas. Todos los demás te dan un día para una fiesta, y nada más.

NE: Se necesitan espacios...

AL: Y conexión porque, al menos yo, no conozco tanto las movidas en lugares más periféricos de la ciudad fuera de Barranco y Miraflores.

¿Cuál dirían que es el momento de la escena ahorita?

NE: Me parece que es un buen momento. Hay un montón de productoras independientes. Lo que hay que hacer es no caer en la repetición, no tener los mismos lineups y tratar de tener una identidad particular para cada propuesta. Todo el mundo quiere hacer su fiesta pero nos cruzamos, nos metemos cabe. Falta un montón para que eso no suceda, y para enterarte de las tocadas que hayan en Chorrillos, o en Barranco, o en el Centro de Lima. Una agenda sería una gran herramienta para expandir el espectro e integrarnos.

Nadia Escalante. Foto: Christopher CUray/Lamula.pe

LA: Descentralizar es crucial. En Comas, por ejemplo, viven 2 millones de personas. Imagínense que solo 10 mil se interesen en lo que se hace.

NE: Y no es que no exista, la movida de electrónica experimental en el cono es maldita. Y poca gente se entera aquí de algo que salga allá.

LA: Creo que aún no encontramos la manera de hacer el 'crossover'. Pero el día que eso ocurra va a ser revolucionario. No sé de qué depende, pero si te imaginas a la cantidad de gente que está en el boulevard de Los Olivos, por ejemplo, yendo a fiestas de electrónica independiente.

AL: Como productor, y ahora que he empezado como DJ, la veo bien difícil de sobrevivir haciendo lo que me gusta. Uno, como productor en el mundo, puede sacar trabajos desde una disquera, que te paga y te mueve, o puedes moverla tú directamente. Eso en Lima no existe. Puestas las cosas así, uno tiene que autogestionarse. Por eso, yo diría que la situación está en pañales. Pero por otro lado veo que cada vez hay más conciertos y fiestas distintas; tipo de música electrónica distinta también. Veo que la gente está recibiendo un poco más de variedad, pero que nos estamos quedando en el circuito más privilegiado de la ciudad.

Adrián León.Foto: Christopher CUray/Lamula.pe

¿Creen que hay una posibilidad que el estado de las cosas varíe?

DH: Depende de nosotros. A mí, por ejemplo, esta conversación me ha provocado buscar espacios nuevos fuera del circuito.

Luis, ¿sientes que la electrónica tiene alguna facilidad o dificultad mayor que otros géneros independientes para lograr tender ese puente en la ciudad?

LA: Si puedes asociar una música a una cultura de fiestas las cosas son más fáciles. Pero no es que a la gente le guste bailar necesariamente todo. Creo, sí, que se ha abierto el gusto o interés. Si hay 'raves' organizados por productoras grandes que convocan a 5mil personas es porque el asunto ya está más o menos aceptado, existe un público dispuesto. 

DH: No hay mucha buena voluntad de las municipalidades tampoco. Puede que para ellos 'cultura' sean ferias de artesanía o comida típica en la plaza central.

NE: Que están muy bien. Pero también se tienen que dar cuenta que este potencial existe. No entiendo como no pueden tener esa visión de que le pueden sacar el jugo a la vida nocturna. Que le podría dar una gran facturación al Municipio.

LA: Efectivamente, no tienen la capacidad de pensar en que una oferta cultural puede tener también espacios que son más modernos. Y no hay ningún interés de que existan lugares así. En Barranco, por ejemplo, puedes ir al Museo Pedro de Osma, y después a comer unos anticuchos al Puente de los Suspiros, pero la idea de ofrecer una fiesta de electrónica para cerrar la noche está más allá de ellos.

La fiesta Matraca Soundclash se realizará el viernes 26 de agosto en el Toro Bar. Más información aquí.

La Fiesta Bulbo 10 [ 2º aniversario ] será el sábado 17 de septiembre. Más información aquí.

(Foto de Portada: Fernando Farías/Proyecto Bulbo)

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