Tibisay Lucena, jefa del Consejo Electoral de Venezuela (CNE), sigue sin anunciar la fecha para que se inicie la segunda etapa del proceso para que se convoque el referendo revocatorio sobre el mandato del presidente Nicolás Maduro.
La funcionaria chavista lo debió hacer a inicios de la semana pasada, cuando informó que la oposición venezolana logró cumplir con el primer requisito del proceso, que puso en marcha en abril pasado, al recolectar las firmas del 1% de los electores en los 24 estados del país.
El siguiente paso es recolectar las firmas del 20% de los electores, etapa que recién se iniciaría a finales de octubre, según dijo la misma Lucena, tras señalar que el proceso de revisión de la actual solicitud para el referendo terminó el 3 de agosto último y que desde esa fecha, el CNE tiene 15 días hábiles para presentar el cronograma para la recolección de las firmas para el revocatorio.
"Si se cumpliesen todos los requisitos establecidos en la norma, la recolección de firma con todos los aspectos de seguridad y técnicos, operativos y logística, probablemente la recolección del 20 % de las firmas se llevaría a cabo hacia finales de octubre", dijo en una comparecencia ante los medios y representantes de los poderes públicos.
"El CNE tiene una capacidad enorme, diría yo brillante, para responder ante los retos que tiene. Los lapsos no se pueden atropellar", añadió Lucena, en alusión que todavía están dentro del plazo para fijar la fecha de la siguiente etapa del proceso.
¿Que implicaría esto? Que si la oposición culmina con éxito todos los requisitos, el referendo revocatorio se ejecutaría entre enero y marzo de 2017. El objetivo de los promotores de la consulta es que realice este año, mientras el oficialismo busca dilatar el proceso, por lo menos, hasta después del 10 de enero próximo.
¿La razón? Que la Constitución venezolana dice que si el revocatorio se realiza cuando al presidente le quedan menos de dos años de mandato, el vicepresidente es quien asume el poder hasta el final del periodo presidencial.
Es decir, Maduro le entregaría el mando a su segundo –otro chavista–, con lo que habría solo un cambio de nombres pero no de gobierno: el chavismo, que pierde respaldo en las calles por la grave crisis económica y social que atraviesa el país, seguiría en el poder hasta el 2019.
De hecho, la popularidad de Maduro está en su peor momento desde que asumió la Presidencia, hace tres años: el respaldo popular a su gestión apenas es de 11%, mientras que un 83% de los electores votaría a favor de revocarlo del cargo, según un sondeo de Alfredo Keller y Asociados difundo el último fin de semana.
Por ello que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que agrupa a la oposición, está en una carrera contra el reloj y en el oficialismo parecen estar seguros que, gracias a sus maniobras, este año no habrá revocatorio.
"Todavía tenemos la oportunidad para que los venezolanos podamos tener nuestro cambio político este año, porque sí hay tiempo", dijo Enrique Capriles, gobernador del estado de Miranda y dos veces candidato presidencial, en una conferencia de prensa, poco después de que a intervención de Lucena.
El rostro más visible de la oposición y principal promotor del revocatorio aseguró que no hay razón técnica ni legal para que el referendo no se celebre este año e indicó que el CNE ha organizado en el pasado procesos electorales donde, según dijo, la convocatoria ha sido incluso en menos de 40 días.
El secretario ejecutivo de la alianza MUD, Jesús Torrealba, afirmó que la oposición "arrasará" la meta de las 4 millones de firmas necesarias (20% del padrón electoral) "Aquí habrá revocatorio en 2016 porque es técnicamente posible, políticamente pertinente y socialmente indispensable", agregó.
(Foto de cabecera: EFE)
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