Desde el 'Fausto' de Goethe (1808) hasta 'There Will be Blood' de Paul Thomas Anderson (2008), la lucha del hombre con la naturaleza para lograr 'el progreso' y 'la modernidad' nos ha dado grandes relatos. Geniales obras de arte cuyo tema principal era presentar y reflexionar sobre estos ideales y este espíritu. 

Sería raro que el Perú, tal vez uno de los países con las geografías más difíciles y 'conquistables' del mundo, un país además donde la mayoría de la población ha sido por mucho tiempo vista como parte de esta 'naturaleza salvaje' por conquistar, no haya producido aunque sea una gran obra sobre ese tema.

No es sorpresa que el psicólogo y dramaturgo limeño Enrique Solari Swayne, haya escrito una obra como 'Collacocha' en 1954. El texto le salió de un tirón luego de ser un conmovido testigo de los daños producidos por un aluvión en la ciudad de Huaraz. 

Esta obra cuenta el drama de un campamento de obreros enclavado en las profundidades de un cerro en Los Andes a 5000 metros de altura. El proyecto está dirigido por el impetuoso y aventurero ingeniero Echecopar, quien en su afán por dominar el agreste territorio peruano busca construir el primer túnel que conectará la costa con la selva. Debido a este ímpetu civilizador, y este ego y confianza enormes en la fuerza y la voluntad humanas contra la naturaleza, Echecopar toma decisiones imprudentes que lo ponen en riesgo a él, al proyecto, y a todo su campamento. 

Por el tema tan 'nuestro' del que trata, y por la mirada crítica que tiene sobre cómo nos hemos construido como país, esta obra es un clásico de la dramaturgia peruana. El teatro La Plaza de Larcomar ha estrenado una adaptación moderna de ella (que va hasta el 27 de agosto) como inicio de su ciclo de teatro nacional.

La obra es protagonizada ahora por Leonardo Torres Vilar como el ingeniero Echecopar y cuenta con Óscar Meza, Alberick García, Gustavo Cerrón, entre otros, como elenco. Es dirigida por Rómulo Assereto, con quien conversamos para que nos cuente sobre cómo el ver 'Collacocha' ahora -después de todo lo que ha pasado en el país desde que fue escrita- nos hace preguntarnos más sobre las consecuencias del progreso que sobre su necesidad. Un cuestionamiento más acorde con el estado de las cosas actual.

Eres más conocido como actor, pero ¿ya habías dirigido algo de esta magnitud?

No, solamente dirigí una obra antes, que es 'Historias de Fantasmas' el año pasado. Era un montaje grande pero eran sólamente 6 actores. Esta es mi segunda obra.

Y es un salto fuerte. Al menos yo no había un montaje tan grande en La Plaza. ¿Qué retos te planteó esta nueva tarea de dirigir una obra así?

Lo veía como una responsabilidad pues era una obra tan importante como lo es 'Collacocha'. Sobre la labor en sí, a mí me encanta, nunca pensé que lo iba a hacer. Pero me gusta un montón estar del otro lado, estar en compañía de los actores pero al mismo tiempo verlos desde fuera y ver cómo trabajan. Además de involucrarme en toda la etapa de diseño de la obra, el diseño de arte, la luz, escenografía, vestuario, la música.

¿De dónde salieron estas ganas de meterte en este nuevo papel?

Aparecieron cuando hace un par de años Juan Carlos Fisher me propuso dirigir 'Historia de Fantasmas'. Yo ya conocía la obra y me gustaba un montón. No sé si me entusiasma el dirigir en general o el dirigir ciertas obras específicas que me atraen y me provocan.

¿Y qué te atrajo de 'Collacocha'? ¿Por qué salió esta idea de montarla de nuevo?

Por un montón de motivos. Para empezar creo que es una buena obra, está bien escrita. El drama, la acción de lo que ocurre es muy intenso. Te tiene atrapado todo el tiempo. Quieres saber qué va a pasar con estos ingenieros, con estos obreros. Después está que es una obra peruana y me provocaba trabajar con algo escrito aquí.

¿No fue una propuesta dentro de La Plaza? Porque están haciendo este ciclo de teatro peruano.

Sí, bueno. La idea de montar Collacocha apareció hace tiempo. La leí porque me la pasó Chela de Ferrari, pero no pensé que iba a terminar dirigiéndola. Solo me parecía que se debía hacer una temporada grande de la obra pues hacía tiempo que no se hacía. Después de haberle dicho a Chela que sentía que era un buen proyecto para La Plaza y que se podía hacer me propone dirigirla.

¿Y qué sientes que esta obra nos pueda decir ahora?

Yo creo que plantea preguntas que son importantes para nuestro país hoy como ¿qué entendemos por progreso? ¿cuánto cuesta este progreso? ¿quién se sacrifica, quién paga el precio?, ¿quién decide si el fin justifica los medios? Cuestionamientos que no son importantes solamente por el tema de la extracción de recursos naturales, sino por cómo ha sido escrita nuestra historia. La época del conflicto armado, la época de la corrupción. Cómo nos enfrentamos a este desarrollo en el que supuestamente vivimos, qué cosa estamos y hemos estado dispuestos a aceptar por 'el bienestar'.

Por lo que tengo entendido hay algunas cosas del texto que han sido ajustadas para esta adaptación en específico.

Creo que por el hecho de ser escrita en los años '50, en el final del gobierno de Odría, que es la época de construcción de las grandes infraestructuras en el Perú, la obra tiene un discurso mucho más claro y directo. Más moderno. Efectivamente no se preguntaba si el progreso valía la pena o no, sino que daba esa declaración afirmativa. Que el progreso y el desarrollo son más importantes que cualquier cosa, valen el sacrificio y las muertes si es el caso.

Entonces, por decirlo de alguna manera, se enunciaba esta linea que se repite tanto en la obra: "en Collacocha no pasó nada", más como una afirmación que como pregunta, que es como la plantean ahora.

Sí, porque creo que ahora, 60 años después de haber sido escrita la obra, no podemos ser tan impulsivos y rápidos en responder que "sí, el progreso lo vale todo". Siento que lo que me atrajo de ella fue que diciendo las mismas palabras y contando la misma historia, pero con los ojos de hoy, podemos ver que ya no hay espacio para estar tan seguros de ese tipo de afirmaciones. 

Nos preguntamos ahora: ¿realmente 'no ha pasado nada' en nuestro país o sí, y simplemente no queremos verlo? Le queremos echar cemento encima a los muertos y sólo pasar por ahí en nuestros carros y no acordarnos. Nos olvidamos de cosas como las que narra la obra y creo que por eso el trabajo del público es hacerse esta pregunta hoy.

¿Y cómo lograron hacer esta repregunta con el mismo texto?

Creo que tiene que ver con cómo está planteado el montaje. Eso era lo que queríamos desde el principio. Que el personaje de Echecopar no fuera esta especie de 'superhombre' que se presenta en la obra original, sino un ser humano que duda, se equivoca, y la caga. Y que luego se arrepiente y después no sabe cuál es la respuesta. Este proceso me parece muy cercano a lo que pasa ahora con nosotros frente a estos ideales.

Son interesantes estos momentos donde, cuando todo se va al cacho en el tunel, Echecopar va sistematicamente dejando de tener respuestas para todo, se va quedando cada vez más en silencio.

Sabiendo además que hubo una negligencia de su parte que ha provocado todo esto.

¿Sientes que en cierta manera estos silencios de Echecopar pueden simbolizar el aporte al argumento que le da este montaje a la obra?

Esta duda, sí puede ser. Pero no sé si sea un 'aporte'. Cuando yo leí la obra, vi eso. Que está en el texto, solo que tal vez antes se hizo de otra forma. Yo creo que si Solari Swayne estuviera vivo hoy, también se cuestionaría estas cosas. Creo que todo el país, 60 años después, luego de haber visto todas estas consecuencias del desarrollo, de la explotación de recursos, de ver cómo hemos reaccionado frente a episodios importantes y violentos en la historia del Perú, ya no puede responder tan fácil. El que menos se detiene a pensárselo.

¿Sientes que aún se puede hablar de una lucha 'goethiana', por decirlo alguna manera, para lograr el progreso aquí en el Perú? ¿Este esfuerzo por tratar de dominar la naturaleza y los elementos como el que cuenta la obra? ¿Sientes que en el Perú aún hay la posibilidad de entender la naturaleza así?

Creo que se sigue luchando contra la naturaleza en el Perú muchísimo. En las construcciones, en las minas, pero creo que ahora la pregunta, el planteamiento, ya no es el hombre contra la naturaleza sino la consecuencia de esta 'lucha'. La pregunta es ahora '¿qué cuesta esa lucha? ¿cómo lidiamos con ese precio que ahora sabemos cuál es?' Seguimos luchando contra la naturaleza pero ahora sabemos lo que eso implica.

Entonces no va tanto por esta idea de dominar la naturaleza, de las consecuencias materiales de esto.

Me imagino que hoy debe ser una tarea titánica, difícil. Pero es mucho más fácil que hace 60 o 100 años abrir un túnel en una montaña. Tenemos más capacidad tecnológica para hacerlo. En eso también hay un cambio. Por ese mismo progreso y desarrollo las consecuencias de bajarse un bosque para hacer un camino, o abrir un cerro y secar una laguna llegan a ser mucho más importantes. Pesan mucho más.

La historia está ambientada en un entorno poco común para una obra de teatro. ¿Qué posibilidades sentiste que esta particularidad le da o le podía dar?

Fue bien paja trabajar con esos elementos. La obra siempre estuvo planteada para que sucediera en una pequeña caseta de calamina. La central donde trabajan los ingenieros. Pero a 'Pepo' León que es el diseñador se le ocurrió que la oficina sea más bien una gruta en la misma montaña. A mí me pareció genial porque creo que el hecho de que el escenario sean las mismas rocas vuelve más vivida la lucha entre el hombre y la naturaleza. Para lograr transmitir esto, tratamos de que el espectador sienta que esta en el centro de la montaña.

Temporada

¿Cuándo?: de jueves a martes a las 8 pm., los domingos a las 7 pm. Hasta el 29 de agosto.

¿Dónde?: Teatro La Plaza de Larcomar

¿Cuánto?:

Regular: General 65 S/. ; Estudiantes s/. 30 ; Jubilados s/. 35 (sólo jueves y domingos)

Popular (sólo lunes y martes): General s/. 45 ; Estudiantes s/. 25


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