El conflicto armado interno (1980-2000) es uno de los episodios más tristes de nuestra historia reciente, la guerra contra el terrorismo todavía no ha terminado. Incluso hoy existen remanentes de Sendero Luminoso que mantienen en situación de esclavitud a muchos peruanos en el VRAEM.
El Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM) ha preparado una exposición titulada "Esquirlas del odio. Violencia de 1980 al VRAEM". La muestra presenta objetos (prestados por la Dircote) elaborados por senderistas que expresan el carácter mesiánico que le atribuían a Abimael Guzmán, a quien llamaban Presidente Gonzalo. También se ha incluido obras de arte que presentan dos símbolos de miedo utilizado por los terroristas: perros colgados y cochebombas.
SALA 1 (UNA NUEVA RELIGIOSIDAD, UN NUEVO MESIANISMO)
Guzmán era considerado por sus seguidores como un profeta. Con ese pensamiento, el paso siguiente fue el culto a la personalidad. Precisamente, el líder de Sendero Luminoso pretendía ser la representación de los pobres y oprimidos que claman justicia. Hoy, sabemos que Guzmán solo fue un hombre sanguinario que solo trajo destrucción y dolor a nuestro país.
SALA 2 (EL PODER DE LO SIMBÓLICO)
Hacia fines de 1980, varios perros amanecieron colgados en postes de luz del Centro de Lima. Esta acción es considerada como la primera evidencia registrada del accionar violentista de Sendero Luminoso en la capital de la República y simbolizó el repudio de los terroristas al sistema democrático instaurado ese mismo año, con elecciones libres tras doce años de dictadura militar.
SALA 3 (ACCIONES CONCRETAS)
En el imaginario peruano, la palabra cochebomba genera miedo y dolor. Para los terroristas, los automóviles fueron armas de guerra para la destrucción de infraestructura y también de la moral del país. Salir a la calle se convirtió en un riesgo constante. El retorno a casa podría verse interrumpido por una sorpresiva explosión. La vida podría acabarse en unos pocos segundos.
SALA 4 (VRAEM)
Una sección que hace un análisis de la situación en el VRAEM que hasta ahora sufre el accionar terrorista, asociado con el narcotráfico. En esta sala, se exponen los testimonios de dirigentes asháninkas, como Ruth Buendía, así como de especialistas que han trabajado en la zona del VRAEM y personas recuperadas del cautiverio narcosenderista.
[Foto de portada: María Paula Nuñez Beingolea]
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