Michel Temer, con un semblante algo siniestro por sus aires distantes y sus rasgos afilados, es el nuevo presidente de Brasil tras el retiro por 180 días de la mandataria Dilma Rousseff, que próximamente se enfrentará a un juicio político por fraude fiscal. 

Temer, un hombre bastante reservado, educado y de carácter ceremonioso, vivió durante más de 30 años de vida política en segunda fila, sin embargo luego de la polémica por el impeachment contra la presidenta, se convirtió en su principal enemigo y finalmente en el presidente interino.

Su vida personal 

Michel Miguel Elias Temer Lulia nació en 1940 y se crió en una granja del interior paulista como el menor de ocho hermanos de una familia de inmigrantes libaneses católicos.

En la capital económica del país se convirtió en un reconocido abogado constitucionalista, cuya carrera se disparó después de escribir un libro de referencia que ha vendido más de 200.000 ejemplares. Es así que inició el camino que lo llevó a ser tres veces presidente de la Cámara de Diputados durante sus seis mandatos como legislador del PMDB.

Sin embargo, su distancia y recato lo ha apartado del pueblo. Y es que una encuesta de Datafolha mostró que en unas eventuales elecciones tendría entre el 1% y 2% de intención de voto. Al respecto, dijo en una entrevista a la revista Piauí en el 2010:

"Dicen que tengo que cambiar mis maneras, que soy demasiado ceremonioso. ¿Pero cómo? Siento envidia de quien hace bromas. Yo no sé hacer eso".

El actual presidente interino se casó, por tercera vez con Marcela Temer, madre de su quinto hijo y ahora embarazada del sexto. La exconcursante de belleza 43 años menor que su esposo, fue ensalzada en un polémico perfil de la revista conservadora Veja como la primera dama perfecta: 'Bella, recatada y de su hogar', un hecho que desató la furia de las feministas brasileñas que se niegan a que Marcela sea su primera dama.

La relación con Rousseff

Temer y Rousseff, a pesar de discrepar en sus ideologías políticas, fueron aliados durante seis años. Ella como presidenta y él más bien como un vicepresidente 'decorativo' según sus propias palabras. Sin embargo, el imparable proceso de impeachment debilitó a la mandataria y fortaleció a Temer. 

Es así que el político de 73 años aficionado a escribir poesía en servilletas de papel, empezó a distanciarse de Rousseff.

En diciembre del año pasado divulgó, aunque asegura que por error, una carta privada suya dirigida a la presidenta. En ella se mostraba despechado y se calificaba como un 'vice decorativo'. Más adelante añadía 'las palabras vuelan, los escritos permanecen'. En ese momento Rousseff ya empezaba a caer cuesta abajo mientras su aliado marcaba distancias en un primer intento de apartarse de alguien que ya empezaba a oler a cadáver político. 

En marzo pasado, dio el paso definitivo al esgrimir la salida de su partido (PMDB) de la colación con el oficialismo, al que había llegado como número dos y del que salió como verdugo, en palabras de la mandataria como un 'gran traidor' y 'jefe conspirador'. Y a pesar de este jaque a la reina, aún continuaba maniobrando detrás de los escenarios: mientras a la mandataria se le escapaba la presidencia, Temer diseñaba su estrategia de resistencia.

Su siguiente 'descuido' fue cuando se filtró un audio en el que, con la voz firme que le otorga el poder, se dirigía al 'pueblo brasileño' proponiendo un 'gobierno de salvación nacional', aunque aún faltaban seis meses para la votación del impeachment en la Cámara Baja.

Las acusaciones 

A pesar que Temer se blindó detrás su cargo de vicepresidente, no pudo evitar verse envuelto en el escándalo de corrupción en Petrobras. Y es que el senador oficialista Delcidio Amaral, afirmó que el líder del PMDB nombró a dos directivos de la petrolera estatal condenados por fraude. 

Sin embargo, aunque su nombre ya había aparecido en otros testimonios, la Justicia nunca presentó cargos contra él. Es más, también quedó fuera de la última ráfaga de pedidos de investigación del Ministerio Público, que sí alcanzó a Lula, al opositor Aecio Neves y a la propia Rousseff. 

No obstante quizá no se presente como candidato en las elecciones del 2018 por haber realizado donaciones a campañas electorales en el 2014 por un valor más alto del que le permite la ley. 

Además, el más importante tribunal electoral de Brasil también estudia varias denuncias que pretenden anular los mandatos de Rousseff y Temer bajo el argumento de que su campaña del 2014 recibió dinero sucio de Petrobras. Y aunque ambos han rechazado la acusación, si el tribunal finalmente decide a favor de las denuncias este año, se convocaría a nuevas elecciones.

Su nuevo equipo

Entre los principales colaboradores de Temer hay políticos investigados por la justicia como Geddel Vieira Lima, un exjecutivo de un banco público que ocuparía el cargo de secretario de gobierno, o Romero Jucá, un senador investigado por Petrobras que sería ministro de Planeamiento. 

Asimismo, el diario Folha de Sao Paulo informó que la posible designación del diputado Newton Cardoso Jr. como ministro de Defensa causó malestar en las Fuerzas Armadas, que lo consideraron falto de experiencia. Además, está previsto que el nuevo ministro de Hacienda sea Henrique Meirelles, un ortodoxo expresidente del Banco central.

Su plan de recortes

Temer asegura que prometerá que  las investigaciones de soborno a funcionarios y empresarios en Petrobras continúen. Asimismo prevé recortar gastos para frenar el déficit presupuestal que llegó a 10,8% del PIB. A pesar de ello, las medidas de austeridad pueden causarle altos niveles de impopularidad en el país. 

Entre estas iniciativas figuran privatizaciones de empresas estatales para obtener recursos fiscales y una reforma en el sistema de pensiones. 

(Con información de infobae.com, BBC Mundo y elpais.com)

(Foto de cabecera: panorama.com.ve)