Después de la polémica suscitada por el reciente lanzamiento de un cohete por Corea del Norte, que según la comunidad internacional se trataría en realidad de una prueba de misiles, la tensión entre las dos Coreas se ha recrudecido en las últimas semanas. 

En este sentido, Seúl anunció su intención de suspender sus operaciones en el Complejo Industrial de Kaesong (CIK), el último de los pocos proyectos de cooperación entre los dos históricos enemigos que a menudo es considerado como un indicador de las relaciones entre los países. 

Y como era de esperarse, el régimen de Pyongyang lo tomó como una declaración de guerra. Es así que respondió cortando dos líneas muy importantes de comunicación con Corea del Sur, las mismas que fueron diseñadas para reducir las situaciones peligrosas: una era usada por los militares y la otra para comunicarse con el Comando de la ONu en Panmunjom en la Zona Desmilitarizada. 

Kaesong

La desición de Seul de suspender la actividad en el CIK se originó por una reciente prueba nuclear y el lanzamiento de un cohete por parte de Corea del Norte. Es así que justificó la detención de sus trabajos en el país como una vía para cortar una de las principales fuentes de ingresos que el régimen de Kim Jong-un utiliza para su desarrollo nuclear y de misiles. 

Y es que el complejo, un proyecto que data del 2004, está financiado casi completamente por el Sur y es una fuente clave de ingresos para el Norte. 

Corea del Sur aseguró que el principal objetivo de Kaesong era desarrollar un parque industrial donde las empresas surcoreanas pudieran fabricar sus productos con mano de obra norcoreana. Además también sostuvo que su instauración ayudaría a reactivar la economía de su vecino norteño, que a la fecha se encuentra en una situación grave, y a aliviar las tensiones diplomáticas. 

Asimismo también fue visto como una forma de impulsar a las empresas a conservar la producción local, en vez de trasladarse a China y otros países con salarios más bajos. 

Pero a pesar de tratarse de una empresa privada a cargo de Hyundai Asan, la misma que forma parte del Grupo Hyundai y la surcoreana Korea Land Corporation, ambos gobiernos están involucrados en el proyecto. 

Es de esta manera que las compañías recibieron incentivos por parte de Corea del Sur para trasladar sus operaciones, inclusive seguros de riesgo político para cubrir posibles pérdidas de inversiones. 

Cabe indicar que el CIK es una zona libre de impuestos y no hay restricciones en cuanto al uso de la moneda o de tarjetas de crédito. Además no se requiere de visa para ingresar. 

Los negocios del CIK

A la fecha 123 empresas operan en el complejo. Todas ellas pertenecen a industrias que van desde la textil, hasta el desarrollo de piezas de automóviles y semiconductores. 

Según cifras del Ministerio de Unificación en Seúl del 2012, el complejo emplea a 786 trabajadores de Corea del Sur y a 53.448 norcoreanos. 

Además dio cuenta de que el año pasado produjo 470 millones de bienes, los mismos que son exportados y comercializados en Corea del Sur. 

Se cree que si el complejo continúa desarrollándose, con el tiempo logrará igualar el tamaño de Manhattan y albergará zonas comerciales y residenciales. Además, se espera que contribuya también con el turismo y la recreación. 

Los beneficios de Corea del Norte

Los medios surcoreanos afirman que Corea del Norte muy pocas veces cierra el complejo pues se trata de una fuente muy importante para su economía. 

Y es que las empresas surcoreanas pagan más de 80 millones de dólares anuales en salarios para trabajadores de Corea del Norte. 

Asimismo se sabe que el proyecto ha contribuido con casi 2.000 millones de dólares al comercio de Corea del Norte desde que inició. 

Pero a pesar de todo ello, si el CIK se suspende, Corea del sur también podría verse afectado ya que el gobierno tendría que pagar cientos de millones de dólares en seguros a las empresas surcoreanas. 

Las clausuras

En abril del 2013 el complejo fue suspendido por cuatro meses luego de que unos ejercicios militares entre Corea del Sur y Estados Unidos, indignaran a Corea del Norte. 

En el 2009, las autoridades norcoreanas impusieron una serie de limitaciones sobre el CIK por la misma razón. Es así que la entrada al complejo estuvo cerrada por varios días y cientos de trabajadores surcoreanos quedaron atrapados. 

Poco después se levantaron las restricciones, la frontera fue reabierta y terminaron las demandas a los inversores para subir los salarios. 

A pesar de ello, el resto del tiempo el complejo no ha dejado de operar y expandirse, al margen de las frecuentes disputas entre los dos países. 

(Con información de la BBC)

(Foto de cabecera: journal-neo.org)

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