Colombia está a punto de vivir una transición hacia la paz después de cinco décadas de conflicto interno entre las guerrillas, los grupos paramilitares y las Fuerzas Armadas colombianas.

Ante este panorama de cambio, el mundo de encuentra a la expectativa del éxito de las negociaciones. La fecha límite que el gobierno de Juan Manuel Santos se puso para firmar un acuerdo de paz definitivo es el 23 de marzo.

Es así que The Associated Press envió a sus periodistas a un campamento de las FARC, en el departamento de Antioquia, para que presencien cómo el grupo subversivo más antiguo de Latinoamérica se prepara para la paz. Según ellos, los gobiernos de Colombia nunca los llegaron a comprender hasta ahora. 

Los hombres de prensa fueron citados en un lugar remoto, para luego ser conducidos por emisarios de las FARC hasta uno de los campamentos del frente 36, en medio de la espesura de la selva. 

Esta facción de la guerrilla es considerada una de las más violentas en el conflicto de más de medio siglo. La guerra interna dejó más de 220.000 muertos, 40.000 desaparecidos y más de cinco millones de personas expulsadas de sus hogares, un hecho que hace que Colombia sea el segundo país con más desplazados después de Siria. 

fuente: ap

Las negociaciones

Las FARC y el gobierno colombiano llegaron a superar el punto más álgido de las negociaciones con la firma del acuerdo sobre justicia, condenas y transición de la vida armada a la civil de todos los combatientes

Es así que es considerado un hecho histórico el significativo apretón de manos entre Juan Manuel Santos y el líder máximo de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias 'Timochenko'. Ambos se reunieron en Cuba en septiembre pasado y pusieron el punto final al derramamiento de sangre. 

Inclusive este último martes, tanto el gobierno como la guerrilla pidieron a la ONU que nombre una comisión para verificar el futuro cese bilateral al fuego y el desarme de la organización. 

Y si es posible llegar a esta meta, esta sería la primera generación de guerrilleros que renuncia a su intención por derrocar al gobierno por las armas, a cambio de competir en los comicios locales y generales

La visión actual de la guerrilla

En medio de su visita, los periodistas de AP conocieron a "Juan Pablo", quien es un miembro de las FARC e hijo de una vendedora ambulante que nunca fue al cine, ni comió en un restaurante, ni visitó la ciudad, pero sí es capaz de recitar los discursos completos de Fidel Castro de memoria. 

A pesar de que en los últimos meses no suena un disparo en la región de los Andes gracias al cese al fuego decretado por el grupo subversivo, Juan Pablo lleva consigo dos cargadores, municiones de repuesto, un arma corta y dos granadas a la altura del pecho:

"Habrá dejación, como dice el acuerdo, pero nunca entrega de armas".

Juan Pablo estuvo 25 años metido en la selva preparando emboscadas, poniendo minas y quemando autobuses. Ahora que la paz está cerca, considera que le hubiera gustado participar en la política junto con su hijo y su pareja, un hecho que jamás sucederá pues su mujer, Patricia, murió en un ataque del Ejército contra su campamento hace solo seis meses. 

Es así que con una mezcla de orgullo y temor por el futuro, los mismos que comparte con otros 7.000 subversivos que ingresaron a las filas de las FARC cuando aún eran adolescentes, huyendo de la pobreza y la exclusión en sus comunidades, observa la transición:

"Esta guerra terminará sin vencedores ni vencidos pero con mucho sufrimiento de ambos lados. No es cierto que hemos llegado derrotados a la mesa de negociación. Nos han dado golpes, sí, pero 51 años de guerra contra el Ejército más poderoso del mundo (en referencia al apoyo que Estados Unidos le da a las Fuerzas Armadas) no han conseguido doblegarnos porque las injusticias por las que tomamos las armas siguen presentes".

Cabe resaltar que la mayoría de los rebeldes vienen de poblaciones rurales abandonadas por el Estado. Prácticamente todos ellos aprendieron a leer, escribir y manejar armas dentro de las FARC. De esta manera ahora se les hace bastante difícil imaginar una vida civil, lejos de la rígida disciplina de los campamentos, haciendo política de la mano de sus compatriotas en los pueblos y ciudades del país. 

En el corazón del Frente 36

Juan Pablo, junto con cuatro comandantes, 22 guerrilleros y dos perros conviven en la región que se precia de tener una única especie de oso en Sudamérica, serpientes venenosas, más de veinte clases de ranas y un hermoso y exuberante paisaje lleno de montañas, humedales y bosques con árboles altísimos que permiten que el frente se oculte de sus enemigos. 

Su jornada empieza a las 4:30 de la madrugada, cuando aún se siente la oscuridad de la noche. Los únicos estímulos que los acompañan son los sonidos de ollas metálicas para el desayuno, la lluvia sobre las hojas de los árboles y el ir y venir de las botas de plástico de los guerrilleros pisando el barro. Con el paso de las horas, la oscuridad se diluye y da paso al imponente verde de la región colombiana.

A pesar de que el proceso de paz se encuentra en su recta final, las FARC mantienen las instrucciones propias de una fuerza en pie de guerra. Es así que duermen junto a su fusil, se visten rápidamente sobre una pierna, vigilan bajo los árboles y evitan conversar y utilizar luces durante las noches. Además, cambian su ubicación constantemente, un hecho que los obliga a hacer largas caminatas. 

Sus comunicaciones aún permanecen encriptadas y los diálogos entre comandantes se hacen exclusivamente por medio de memorias USB que vienen y van a través de mensajeros de a pie.  Todos recuerdan la muerte del comandante de las FARC, Alfonso Cano, quien fue abatido por el Ejército en el 2011, luego de que dieran con su paradero al haber interceptado su celular. 

AP.

Asimismo, cuando se refieren a su incertidumbre por la nueva etapa que se viene, los guerrilleros citan a la Unión Patriótica o UP.  Es que en 1985, cuando las conversaciones por la paz entre la guerrilla y el gobierno no daban para más, las FARC decidieron lanzar la UP como su partido político. Lo que pasó después fue una catástrofe. 

La respuesta de los grupos paramilitares de extrema derecha ante la creación del partido fue la aniquilación de unos 3.000 miembros de las FARC a lo largo de una década. Los que pudieron sobrevivir, huyeron del país. Es así que aquella masacre sembró en la guerrilla una desconfianza contra el Estado que hasta ahora no han podido erradicar. 

Al respecto, el comandante Leónidas se pregunta si solo se puede hacer política desde el Congreso:

"También se hace en los pueblos, las veredas y los corregimientos donde los campesinos nos conocen porque hemos convivido siempre con ellos. En las ciudades está nuestro principal enemigo".

Leónidas afirma que la actividad política de las FARC se concentrará en la inclusión social de los pobres y la recuperación del campo, un ámbito que nunca ha tenido un modelo de desarrollo ni una reforma agraria. 

Estos problemas fueron los que llevaron finalmente al surgimiento de la guerrilla a mediados de los sesenta, cuando se consideraban un grupo de autodefensa que protegía a campesinos que vivían en sus 'repúblicas independientes' de los ataques del Ejército.

fuente: ap

La ideología que no cambia

Dentro de las FARC, la dialéctica parece no haber superado la Guerra Fría: no hay soldados sino 'compañeros'; no hay superiores sino 'camaradas', no hay ejército sino 'enemigo'; no se habla de empresarios sino de 'oligarcas'; y no existen desertores sino 'traidores'. Es más, los libros que aún circulan entre los subversivos más jóvenes son discursos de Fidel Castro o biografías del Che Guevara. 

Además, algunos especialistas afirman que es probable que el Frente 36 desobedezca la orden de las FARC del desarme completo, por un posible vínculo con el lucrativo negocio del narcotráfico. 

Los campesinos que viven en estas zonas remotas admiten que tienen que pagar un 'impuesto de guerra' para proteger la coca de los programas de erradicación del gobierno. Sin embargo, durante las conversaciones de los periodistas de la AP con los guerrilleros, fue imposible detectar algún signo de deslealtad o crítica a los negociadores de las FARC, al mismo tiempo que restaron importancia al tráfico de droga

Lo único que ha cambiado es que los comandantes ya no hablan más de doctrina militar pues han cambiado su discurso por uno más pacífico. Es así que imparten charlas dos veces al día. 

fuente: ap

La primera se realiza antes de desayunar y está coordinada por la comandante Gyra Castro, quien lleva 33 años en las FARC. Los últimos tres años estuvo en La Habana, como miembro de la delegación de las FARC. Esto se hizo evidente por el acento cubano que se le escapa de vez en cuando, y por su moderna computadora Apple que utiliza en medio de la espesura de la selva. 

AP.

Castro lee en voz alta el 'Acuerdo General de Víctimas' aprobado hace poco por los negociadores en Cuba. El resto de información que llega al campamento lo hace por medio de un transmisor mal sintonizado que cada guerrillero lleva en sus manos. 

Además ha asumido el papel de 'madre' de 12 jóvenes entre 18 y 34 años que se acercan a ella con mucho cariño. Gyra tiene la misión de prepararlas para la vida política una vez que las FARC se conviertan en un partido político y se alcance la tan esperada paz. En ese momento, Gyra espera hacer un viaje privado con su compañero de armas y de vida. 

En medio de la charla, una de las jóvenes más atentas era Juliana, de 19 años, quien se suma a la conversación con mucho interés en la política. La adolescente es miembro de una familia de siete hermanos y fue violada por su padrastro hasta que decidió seguir a su tío, miembro de las FARC. Recién ahí pudo aprender a escribir y leer como muchos otros:

"Quiero estudiar para poder hacer política y seguir vinculada a la organización".

La joven afirma que lo primero que hará una vez que se firme la paz será visitar a su madre que no va hace tres años. Además cuenta que si no tuviera hoy un arma entre las manos, le hubiera gustado estudiar 'sistemas' pero insiste en que no se arrepiente pues su lucha 'ha valido la pena'

fuente: ap

Muchos de los subversivos, pobres y sin educación, llegaron a las FARC cuando aún eran adolescentes y recién allí hallaron una 'familia' que adoptaron como suya.  Sin embargo, hay casos de reclutamiento a la fuerza, tal y como lo han denunciado innumerables veces las ONG.

AP

Mientras Juliana cuenta esto, su 'socio' Alexis la toma de la mano. ¿Es posible el amor en la selva? Alexis lo resume así:

"En la guerrilla no se maneja dinero, todo nos lo dan aquí, desde medicinas a las paletas. Por eso entre nosotros no hay una relación de dependencia en la que ella espera de mí que la mantenga como es habitual en América Latina. Entre nosotros sólo hay amor". 

Finalmente, Leónidas agrega que es importante que se eduquen para saber afrontar la vida política que les espera:

"Mentalmente estamos preparados para hacer política pero nos falta formación, estudiar y mejorar antes de incorporarnos a la vida civil. Es más dura la política que la guerra. Un error en el campo de batalla lo pagas con tu vida, un error en el campo político arrastra a toda la organización".

(Con información de AP)

(Foto de cabecera: AP)

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