Siria no solo padece ante los terribles ataques del Estado Islámico y los bombardeos rusos, sino que también sufre de la indiferencia de su gobierno que lejos de prestar ayuda deja que sus ciudadanos mueran de hambre, literalmente. 

Este es el caso de la ciudad de Madaya, un lugar sitiado por las tropas del presidente Bashar al Assad desde el 1 de diciembre del año pasado. 

Allí han muerto 23 personas por falta de alimentos según anunció hoy la organización Médicos Sin Fronteras. Al momento la ONU se prepara para hacer llegar ayuda humanitaria a 40.000 personas, la mitad de ellas niños, que necesitan asistencia inmediata.

El gobierno de Damasco dio permiso este jueves a las agencias de la ONU para dejar ingresar ayuda a la ciudad después de conocerse varios informes sobre muertes de civiles por inanición, muchos de ellos desplazados de la vecina localidad de Zazbadani, un bastión rebelde.

Es así que Médicos sin Fronteras contabilizó 23 muertes por falta de comida, de las cuales seis personas tenían menos de un año y cinco más, más de 60. La ONG explicó que los decesos se produjeron en el centro de salud local con el que colabora la organización.

Otras 13 personas, quienes trataron de salir de la ciudad para encontrar alimentos, murieron al pisar las minas que rodean Madaya o a tiros por francotiradores del régimen, según informó el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.

Al respecto Brice de le Vingne, el director de operaciones de Médicos sin Fronteras, informó que los doctores se han visto obligados a alimentar a los más pequeños con sueros puesto que estos son la única fuente disponible de azúcar y energía. Asimismo refirió:

"Éste es un claro ejemplo de las consecuencias de usar el asedio como estrategia militar".

Es así que describió a la ciudad como una prisión al aire libre dispuesta para cerca de la mitad de sus habitantes:

"No hay forma de salir o entrar, sólo de morir".

Por otro lado, Médicos Sin Fronteras pidió también que, además de ingresar suministros alimenticios, dejen entrar medicamentos puesto que su distribución también es una prioridad entre los residentes de Madaya.

Finalmente, el vocero de la oficina de derechos humanos de la ONU, Rupert Colville, dijo que la situación era 'espantosa' y que la última vez que su organización entró a prestar ayuda a la ciudad fue hace aproximadamente dos meses, en octubre del 2015. 

(Con información de infobae.com)

(Foto de cabecera: Reuters)