Alan García es un camaleón político. El hombre que propuso estatizar la banca en 1987, décadas más tarde dijo que había que entregar toda la selva a privados para disponer de sus recursos. Quien en su primer gobierno fue solidario con el sandinismo de Nicaragua y apoyaba al Movimiento de Países No Alineados; en su segundo gobierno impulsó la Alianza del Pacífico, con el objetivo de partir la Unasur.
Esas movidas se dieron con los años. Pero Alan García también es capaz de cambiar de discurso solo días después. La prueba es lo que acaba de expresar sobre la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu), solo hace un día, en un acto de campaña en Puno:
“Muy bien si la Sunedu surge para exigirles más calidad a las universidades y que no se gasten la plata en campaña publicitaria porque, como ustedes saben, las universidades no pagan impuestos, y si se la gastan en campañas publicitarias es un robo al país.”
En este caso, apoyaba a la Sunedu en su labor de supervisar y ordenar la educación universitaria, y que esta no sea usada con fines políticos. El dardo iba directo hacia César Acuña, propietario de una cadena de universidades que le sirven como aparato político, quien desde hace un mes lo supera en todas las encuestas, apoderándose del tercer lugar.
Sin embargo, el pasado 27 de noviembre, hace solo tres semanas, el líder aprista dijo esto sobre la Sunedu:
“Yo sí (me tumbaría a la Sunedu). El Estado no tiene nada que hacer al interior de las universidades (...) Estoy de acuerdo en controlar la calidad y acreditación de la educación de las universidades, porque si no es una estafa. No estoy de acuerdo en que lo haga el Estado. Una asamblea de rectores me parece más adecuado”
En pocas palabras: hace unos 20 días decía que la Sunedu no debía meterse en las universidades; pero ahora dice que está bien si les "exige calidad".
Y por si fuera poco, luego de la frase del expresidente sobre la Sunedu, apareció el secretario general del Apra, Omar Quezada, para traducirlo, el pasado 30 de noviembre en Radio Nacional:
"El término tumbarse no ha sido palabra de Alan García, la pregunta del periodista fue si usted estaría dispuesto a tumbarse a la Superintendencia… y él dijo que sí [la tumbo], si usted habla de tumbarla, yo la tumbo, fue lo que dijo”.
Pero estos cambios de discurso no deben sorprender. Hace diez años decía que Lourdes Flores era "la candidata de los ricos y de la derecha" y ha terminado como su aliado. Hace más de un año manifestó que Miguel Facundo Chinguel, recientemente condenado por los "narcoindultos", era "un hombre probo"; pero ahora dice que "fue un error" nombrarlo presidente de la comisión de gracias presidenciales.
Seguramente muchos se olvidarán después de todo esto; pero siempre es bueno recordar.
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