Matilde se pregunta a dónde iba su padre todos los martes por la noche, qué lo llamaba a irse todas las semanas a jaranear con unos amigos a los que parecía querer como hermanos y con los que había formado una familia fuera de casa. Se lo pregunta, como muchos, cuando ya es tarde para preguntárselo de frente: su padre ha muerto hace poco, desencadenando las inquietudes que ella, sin saberlo, lleva dentro desde que tiene uso de razón. Así que Matilde tiene que ir a buscar las respuestas en otras personas: los amigos de jarana que ella imagina como unos simples borrachos. Lo que encuentra es una tradición en la que el trago es secundario frente a la música, el canto y la amistad, un grupo que la acoge como si siempre hubiese estado ahí e incluso su propio talento para formar parte de esa identidad que se conoce como criolla.
Estrenada el martes 24 de noviembre en la Peña La Oficina, Matilde - Peña teatro es una obra que entrelaza la actuación, la música, la improvisación y la jarana: durante cuatro martes, un grupo de músicos y actores se juntan en el local barranquino, donde el público puede escuchar música en vivo mezclada con la historia de la búsqueda de Matilde mientras se toma un chilcano o una cerveza de la barra, que acaba de cumplir 23 años.
La antigüedad del local lo ha hecho perfecto para montar Matilde, que es un espectáculo más bien pedagógico y de divulgación de la identidad criolla. Rodrigo Benza, el director, ha reunido para la obra a un grupo heterogéneo pero representativo de una peña limeña más o menos tradicional: dos amigos de su padre, la sobrina de uno de ellos, una cantante de música afroperuana y dos músicos contemporáneos suyos conforman un elenco que transmite la calidez y familiaridad que consideran la mejor forma de describir ‘lo criollo’.
Aunque en Matilde no se termina de definir qué representa el elusivo concepto de lo criollo, la obra y su proceso se siente atravesada por la criollada: aunque la idea y la estructura general son de Benza, el montaje es producto de la improvisación y el trabajo colaborativo de todo el grupo; los músicos interactúan entre sí como si estuviesen en una reunión privada; la protagonista Pepa Duarte se pasa buena parte del espectáculo sentada sin saber bien cómo integrarse ni qué hacer con sus manos -cosa que le pasaría a cualquiera que se vea de pronto rodeado de músicos cantando un valse-.
“Matilde no llega a ser autobiográfica, pero sí es autoinspirada”, afirma Benza en una mesa de La Oficina, minutos antes del estreno de la obra. “Son cosas que tranquilamente podrían llegar a pasar en el espacio de la peña”. Se trata, pues, de imitar casi al pie de la letra una forma de reunirse que no hace nada al pie de la letra -excepto la música-.
Aunque las transgresiones de Matilde son pocas, probablemente gracias a cierto purismo del montaje, quizá el momento más teatral y mejor logrado es una escena en la que la protagonista oye por primera vez la historia del inicio de la relación entre sus padres: su padre, borracho, decide ir a hacerle una serenata a quien terminaría siendo su esposa. Pepa Duarte, la actriz que interpreta a Matilde, se transforma en el padre y canta un valse cargado de la añoranza y la adrenalina de un amor que parece imposible. Este es el único momento en que la acción sucede fuera de la peña, y sin embargo es el que mejor transmite el sentimiento de nostalgia mezclada con picardía de la criollada.
Lo que ofrece Matilde es justamente eso: una mirada difícil de conseguir al mundo de las peñas criollas que, aunque no son cerradas, suceden en las reuniones del domingo por la tarde, en los barrios antiguos, en las casas de familias limeñas que no conciben un almuerzo dominguero en el que no se entonen un par de valses y algún landó. El resultado es un espectáculo que toca alguna fibra de una herencia musical limeña que tienen hasta los que no crecieron en familias de peñas. En este sentido, tal vez Benza tiene razón al partir de pensar que lo criollo es una especie de conocimiento incorporado que Matilde -acompañada del público- descubre dentro de sí misma.
En escena: Ebelin Ortiz, Pepa Duarte, Rodrigo Benza, Carlos Saldarriaga, Edmundo Vargas, Capi Baigorria y Rodrigo Wangeman.
Fechas: Martes 24 de noviembre, 1, 8 y 15 de diciembre.
Hora: 8:00 p.m.
Lugar: Peña “La Oficina” (Enrique Barón 441 - Barranco)
Entrada General: S/. 35.00 / Estudiantes y jubilados: S/. 20.00
Reservas: 966822251 - 994051625
[Foto de portada: Raúl García / LaMula.pe.]
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