Nico Lizárraga, un joven aspirante a cineasta que ha abandonado su sueño al terminar la universidad, es expulsado de la casa que comparte con su novia, que está exasperada por su falta de ambición -y de éxito-. Él se va a vivir donde su mejor amiga, Dani (Gisela Ponce de León), una artista que vive de sus padres y está obsesionada con pintar vaginas. Una vez ahí, a Nico (Manuel Gold) se le ocurre la idea de reunir a su antiguo grupo de la universidad para filmar un corto. Por pena más que otra cosa, Nico consigue que tanto su director de foto, interpretado por Andrés Salas, como su productor, interpretado por Pietro Sibile, decidan ayudarlo aunque ninguno tiene un centavo. 

Como es de esperar, todas estas premisas llevan a una serie de eventos cómicos en los que la mayor broma (y la mayor pregunta) es a qué extremo puede llegar la decadencia del personaje de Manuel Gold. Ayudado por unas actuaciones cómicas bien logradas de parte de Salas y Sibile y del excelente personaje de Ponce de León, que se pasea sin nada de elegancia pero con mucha pana por las labores de mejor amiga, Gold saca risas desde el primer momento, pero no deja de darle a la tragicomedia de su personaje una dimensión dramática.

Como en el cine tiene una doble dimensión autobiográfica: por un lado, el corto de Nico trata de su deseo no tan oculto de tener sexo con Dani, que es lesbiana; por otro, el director de la película, Gonzalo Ladines, hizo en 2011 el corto Rumeits que hasta tiene el mismo guion que el que hacen los protagonistas de Como en el cine. Es más: el actor de Rumeits era Manuel Gold, que en esta versión hace de la interpretación cinematográfica de Ladines. El director de fotografía / mejor amigo Salas, por su parte, es una especie de Bruno Alvarado, con quien Ladines dirige la serie web Los Cinéfilos.

Aunque Como en el cine es algo así como ‘la película de Los Cinéfilos’ (para empezar porque más o menos todas las personas involucradas en la serie participan en la película), el largometraje se permite una humanidad de la que la serie web carece la mayor parte del tiempo. Así, se trata de una comedia al estilo de Judd Apatow en sus buenos momentos (es decir, en Bridesmaids): un personaje que ya está ‘en la lona’ de la vida toma una iniciativa y, gracias a su propia incapacidad para vivir en el mundo, termina siendo molido a golpes tanto física como espiritualmente. Todo esto lo expone Ladines sin perder las constantes alusiones (tanto verbales como escénicas) a clásicos del cine, consiguiendo destruir a Nico con carcajadas de por medio pero sin perder de vista que, por más gracioso que sea, le está causando un profundo dolor a su personaje.

Sin embargo, y justamente porque Como en el cine no se burla del sufrimiento de Nico, una vez que el personaje toca fondo la película se demora demasiado en cerrar, devolviéndole una por una las cosas que le ha quitado antes. Aquí es la excesiva importancia que Ladines le da al corto -lo personal de su relación con él- lo que impide un cierre expeditivo: la historia de Como en el cine no es cómo Nico consigue lo que quiere, sino los obstáculos en los que cae al perseguirlo. Así, la última parte de la película cae en unos montajes dulzones y sentimentales que no son necesarios más que para concretar el objetivo del corto, que para Nico (y para Ladines) es lo más importante, pero para la película es solo una excusa.

Por lo demás, Como en el cine es -como era de esperar de unos chicos que se precian de ser nerds cinéfilos- técnicamente impecable, con momentos hilarantes y una postura bien pensada sobre la relación entre el cine y la vida. En ese sentido, quizá no apele al gran público del cine en el Perú, que espera comedias basadas más en la criollada que en las referencias intelectuales, pero qué importa; esa es justamente la mayor preocupación de esta película: “¿Qué clase de idiota se atrevería a hacer cine?”


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