Ollanta Humala ha visitado el distrito de Belén, en Iquitos, tres veces. La zona cercana al mercado de la capital de Loreto es también conocida como la 'Venecia peruana' por sus calles inundadas y sus vías de transporte por puentes y botes. En la zona baja de Belén viven unas 15 mil personas, la gran mayoría en condiciones de extrema pobreza y difícil acceso a servicios públicos. Además, en las zonas inundables no hay desagüe.
Los ciudadanos de Belén viven principalmente del puerto y de actividades comerciales en el mercado, en el que algunas jornadas laborales empiezan a las dos de la mañana.
Tras un incendio que afectó a más de 100 familias, Humala promovió en 2012 la creación del proyecto Belén Sostenible, del Ministerio de Vivienda, que construiría más de 2 mil casas seguras en la zona baja de Belén.
Dos años después, el Congreso peruano aprobó la ley N° 30291, propuesta por el ejecutivo, que planteaba la reubicación de los habitantes de la zona baja de Belén, por encontrarse 'en emergencia'. La campaña de comunicaciones del gobierno muestra Belén como una especie de foco infeccioso en el que pululan la delincuencia, la suciedad y la prostitución. Un ejemplo de la imagen que han formado los medios limeños de Belén se ve en el reportaje que le dedicó al tema Cuarto Poder el 17 de mayo:
Alfonso Silva Santisteban, Investigador asociado de la Unidad de Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, que además es uno de los promotores y participantes del Festival de Belén, ha publicado en el blog Lugares Comunes una relación de la situación actual en Belén, el desconcierto de los ciudadanos y una posible respuesta a la interrogante sobre el giro de la administración de Humala:
"En diciembre del 2014 tuve la oportunidad de conocer el proyecto de reubicación de primera mano, presentado por un equipo del Ministerio de Vivienda. Para esa fecha, no tenían definido el terreno donde ubicarían a las 15,000 personas (2,500 familias) de la zona baja. Preguntamos sobre el impacto de mover al km 15 de la carretera a Nauta a miles de personas que dependen del puerto y del mercado para trabajar. Nos dijeron que en principio iban a poner buses y que iban a capacitar a los vecinos para que puedan hacer “emprendimientos”.
"Una persona que vende en el mercado suele empezar su día laboral a las 2 de la mañana. Llegar del km 15 a Belén toma una hora y media, según nos dijeron los vecinos posteriormente. Preguntamos sobre el giro radical en la política hacia Belén y los funcionarios presentes no supieron responder. Preguntamos sobre la nula comunicación con los vecinos y nos dijeron que iban a “contratar a una socióloga” para que haga de interlocutora. Las casas planteadas eran de 40 m2 para familias de 5 personas en promedio (según datos del censo que hicimos el 2009 junto con los vecinos y la OPS), aunque uno de los problemas identificados era el hacinamiento. Al señalar esto, nos dijeron que el proyecto podía mejorarse. A las dos semanas de esa presentación se promulgó la ley.
"A partir de entonces se empezó a construir un discurso oficial, validado por los medios de Lima, para justificar la reubicación. Ante la nueva propuesta del ejecutivo y la negativa de la mayoría de vecinos, el ciudadano de Belén ha sido presentado como una persona obstinada, necia e inconsciente sobre sus propias posibilidades de mejora. Un reportaje de Cuarto Poder describió la zona como “un foco infeccioso” con “delincuencia, libertinaje, enfermedades, contaminación, ignorancia, pobreza”. Cuando los vecinos vieron el reportaje en una reunión del comité de gestión contra la reubicación, sintieron además de rabia, vergüenza.
"La gente de la zona baja se encuentra muy organizada. Cada barrio elige a un agente municipal y tienen dirigentes vecinales por sectores. Su reacción ha sido bastante rápida. Formaron un Comité de Gestión contra la reubicación que se reúne todos los martes y tienen comunicación continua con los dirigentes del mercado. Ellos demandan que se invierta el dinero destinado a la reubicación en mejorar la zona como planteó el gobierno inicialmente. Hasta el momento no han podido reunirse con alguna autoridad del Ministerio de Vivienda.
"Los dirigentes nos contaron que han aparecido dirigentes apócrifos, favorables a la reubicación, que dialogan con la autoridades del sector. Richard Vásquez, el alcalde de Belén y vecino de la zona, se mostró en un primer momento en contra del proyecto, pero luego se ha manifestado a favor. Los vecinos lo consideran un traidor que ha cedido a las presiones del ministerio.
"Cuesta entender por qué el estado ha actuado de esta forma. ... Tal vez la clave está en el proyecto del “bulevar ecológico” [que se proyecta en la zona] y la visión turística y comercial que se tiene para esa parte de Iquitos. Los 15,000 vecinos de la zona baja parecen ser un escollo para implementar esa visión. Desde esa perspectiva, ofrecer casas gratis a varios kilómetros de distancia a un grupo de “pobres extremos” es una mejora per se, sin importar en qué trabajaran y menos aún, el impacto que esta reubicación pueda tener en su cultura, sus tradiciones o su comunidad.
"Un vecina me preguntó cómo me sentiría si vinieran a decirme que me tengo que ir de mi casa, porque así lo ha decidido alguien más. No supe muy bien qué decirle. Cuando le pregunté qué mensaje tenía para las autoridades o para la gente de Lima, me dijo: “lo único que le pediría al presidente Ollanta, es que nos dejen vivir en paz”."
Puedes leer el relato completo aquí.
[Fotos de Alfonso Silva Santisteban.]
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