Es cusqueña, psicóloga, congresista... y heterosexual. Verónika Mendoza, sin embargo, ha sido uno de los personajes políticos más comprometidos con la lucha de la comunidad LGTBI desde que el debate en torno a sus derechos se acentuara con la presentación del proyecto que planteaba la Unión Civil para personas del mismo sexo, que fue archivado en el Congreso finalmente en marzo de este año.

Pero más allá de que con esto quedará evidente la homofobia del primer poder del Estado, todos aquellos que creen en el reconocimiento y la igualdad de derechos civiles han alzado su voz con más fuerza. Y Mendoza, la congresista que por principios fue la primera en abandonar la hoy desprestigiada bancada nacionalista, sigue estando ahí.

reconocimiento a verónika mendoza durante la presentación del informe/ foto promsex

Durante la presentación el último viernes del Informe Anual sobre Derechos Humanos de Personas Trans, Lesbianas, Gays y Bisexuales en el Perú 2014-2015, la Red Peruana TLGB y el Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Sexuales y Reproductivos-PROMSEX, reconocieron a la parlamentaria como "Personaje Aliado/a 2015", por respaldar las iniciativas legislativas a favor de gays, lesbianas, trans y bisexuales, y decir presente en cada movilización que se realizó a favor de estos.

Y es que nadie puede negar que siempre estuvo presente.


Como cuando se presentaron firmas de miles de ciudadanos a favor del proyecto de Unión Civil:

(min 01:01)

En la multitudinaria I Marcha Por La Igualdad:

Cuando fue la única capaz de poner en su sitio a Martín Rivas tras sus declaraciones discriminatorias e insultantes en la Comisión de Justicia del Congreso.

(Min 22:25)

Cuando en el debate en que se decidió el archivamiento fue la única miembro titular de dicha comisión que defendió la necesidad de aprobar el proyecto con argumentos, exigiendo además perdón por parte del Congreso a una comunidad que durante años ha sido discriminada y estigmatizada.

Enfrentándose a fundamentalistas como Martha Chávez:

Y apoyando la valentía de miles de peruanos que hoy ya no tienen miedo de luchar por lo que les corresponde. Como en su natal Cusco, en donde hasta hace solo unos años resultaba imposible pensar en una movilización a favor de las personas LGTBI.


Un reconocimiento a cada momento en que la comunidad LGTBI sintió su apoyo y que confirma, además, que lo seguirá brindando... hasta el final.

"El Perú tiene que estar a la altura ya de una democracia del siglo XXI. Así que esta batalla continúa. Que tengan claro que aquí estamos viniendo a decir no más odio, no más intolerancia, no más homofobia".