Hoy se inicia la fase oral del proceso en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la demanda que interpuso Bolivia contra Chile, que busca obligar a este país a negociar “de buena fe” la salida “soberana” de la nación del altiplano al mar.
Esta etapa busca que Corte se declare competente para ver el caso, pero el gobierno de Michelle Bachelet rechaza la competencia del tribunal en el litigio y aduce que sigue vigente un tratado de 1904 que regula la llegada al litoral del país vecino.
Estas son las claves para entender el proceso:
La demanda boliviana
El Gobierno boliviano presentó una demanda ante la Corte Internacional de La Haya en contra de Chile en 2013. Esta busca obligar a este país a negociar “de buena fe” la salida “soberana” de Bolivia al mar. Evo Morales anunció que haría esta demanda en 2011, después de declarar fracasada la negociación bilateral sobre 13 puntos, entre ellos el marítimo, que había iniciado con Michelle Bachelet durante la primera gestión de la mandataria chilena. Esta demanda es la última de una larga serie de acciones que emprendió Bolivia sin éxito a lo largo de su historia para recuperar la “cualidad marítima” que perdió en la Guerra del Pacífico, en la que Bolivia y Perú fueron derrotados por Chile.
Lo que se decide ahora
Chile planteó una “objeción previa” a la vista de la demanda por la Corte de La Haya. Pidió que esta no fuera admitida, al alegar que afectaría a un tratado de límites que ambos países firmaron en 1904, que es anterior a la jurisdicción de este tribunal, que corre desde 1948 en adelante. Pero Bolivia asegura que su demanda no pretende cuestionar este tratado de límites y esta se origina en los “derechos expectaticios” que generaron a su favor los ofrecimientos realizados por Chile a lo largo del tiempo para resolver el diferendo marítimo entre ambos países.
Lo que alega Bolivia
Bolivia sostiene que Chile debe cumplir el ofrecimiento que le hizo en varios momentos de facilitarle una salida soberana al mar. En concreto se refiere a la “negociación de Charaña” (una pequeña población fronteriza que se hizo célebre por el encuentro en ella, en 1975, de los dictadores Augusto Pinochet y Hugo Banzer), en la que Pinochet ofreció a Bolivia un corredor hacia el océano Pacífico, que iba a pasar por Arica, en la frontera con Perú, a cambio de la misma cantidad de territorio boliviano. La negociación fracasó por la resistencia de la población boliviana al canje territorial y por la simultánea oposición del Perú, que gozaba de derecho de veto, puesto que Arica, que a ser traspasada a Bolivia, había sido territorio peruano antes de la Guerra del Pacífico.
Lo que alega Chile
Chile asegura que los ofrecimientos que hizo a Bolivia, pero que no acabaron en un acuerdo entre partes, no pueden generar derecho alguno, ya que si lo hicieran se restringiría la facultad de los países de explorar soluciones innovadoras a sus problemas internacionales, y se los condenaría a seguir un libreto invariable. Santiago sostiene que la Corte debe inhibirse de actuar, debido a la naturaleza “osada” de la demanda boliviana, que de admitirse tendría el potencial de desordenar el ordenamiento jurídico internacional.
¿Qué tiene que ver Perú en este proceso?
Entre 2008 y 2014, la Corte de La Haya trató una demanda de Perú contra Chile en torno al territorio marítimo fronterizo, y finalmente devolvió a la soberanía peruana 50,000 kilómetros cuadrados de mar. Este juicio es el antecedente directo de la acción boliviana, porque mostró que por esta vía podían obtenerse concesiones de Chile.
Los que participan en el proceso
Ambos países enviaron a la ciudad holandesa La Haya, sede del tribunal, a sus cancilleres y a equipos de diplomáticos, parlamentarios y juristas nacionales e internacionales. La delegación boliviana tiene dos expresidentes, Rodríguez Veltze y Carlos Mesa. El mandatario actual Evo Morales ordenó embanderar las casas durante toda esta semana, para mostrar el respaldo de la población a sus representantes ante la Corte Internacional. En Chile, una encuesta de la Universidad del Desarrollo estableció que el 49% de los habitantes cree que este país perderá la objeción previa que interpuso, y que la demanda boliviana continuará analizándose en La Haya.
El estado de las relaciones bilaterales
Entre 2006 y 2010, el tiempo que duró la negociación de los 13 puntos hubo un deshielo sin precedentes de las relaciones entre ambos países, que están formalmente rotas desde 1978, fecha en la que el diálogo de Charaña naufragó. Desde 2011, las acusaciones mutuas y el distanciamiento entre Bolivia y Chile han escalado, gracias a las campañas comunicacionales de reivindicación nacionalista de Bolivia, y la competencia entre ambas diplomacias para presentar sus visiones del problema a la comunidad internacional.
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