En pocas semanas, el prófugo Gerald Oropeza se ha convertido en uno de los personajes más mediáticos del país. Antes un desconocido, ahora una auténtica caja de sorpresas que día tras día aparece vinculado a círculos de lo más sorprendentes. Y lo más preocupante: sus tentáculos llegan también al Estado y la política, lo que confirma cuan profundo penetra el narcotráfico en el Perú.
Ayer se supo que Oropeza ganaba 12 mil soles por su trabajo en una compañía familiar, pero gastaba en realidad medio millón al mes. Hoy, El Comercio informa que tres de las empresas de limpieza de su familia consiguieron 177 licitaciones con 25 empresas del Estado.
Para hacerse una idea, solo una institución como el Ministerio Público -que hoy investiga a Oropeza, paradójicamente- contrató a estas empresas por unos S/.152 millones entre el 2004 y el 2014. Sospechoso, por decir lo menos.
La Contraloría es otra entidad que desembolsó gran cantidad de dinero en beneficio de las empresas de la familia Oropeza: unos S/.6 millones para trabajos de jardinería y fumigación.
Tres de los primeros contratos ocurrieron durante el gobierno de Alejandro Toledo, pero el grueso de ellos se cerraron en la gestión de Alan García y se han renovado en la actual, de Ollanta Humala.
ESCUDOS JUDICIALES
Y no es solo eso. Otro informe de La República da cuenta de la protección de la que gozaría la red de Oropeza. Por ejemplo, el supuesto líder de dicha agrupación, Roger Javier Poémape Chávez, alias 'Roberto Carlos', habría salido bien librado en más de una ocasión de procesos judiciales.
Poémape estuvo preso entre 1999 y 2002, acusado de narcotráfico, pero fue absuelto por jueces del Callao. En el 2005 volvió a estar implicado en un embarque de más de 300 kilos de cocaína, pero otro juez chalaco lo benefició con un hábeas corpus. Hoy aún tiene indagaciones pendientes, pero aparentemente nadie se anima a investigarlo.
La banda encabezada por Poémape -en la que Gerald Oropeza sería el número 3- también ha sido vinculada a la mafia de Rodolfo Orellana y el partido Chim Pum Callao, de Álex Kouri, según La República.
Ellos operan en el Terminal Marítimo del Callao y sus miembros han sido identificados por los mensajes de WhatsApp que se encontraron en los celulares de Oropeza tras el ataque que sufrió su auto Porsche. Vistas así las cosas, las revelaciones no parecen haber terminado.
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