Pedro Cateriano es el séptimo jefe de gabinete del gobierno de Ollanta Humala, quien se la jugó por uno de sus ministros más polémicos para reemplazar a la censurada Ana Jara.

Humala optó por un personaje que polariza pero tiene la experiencia y el peso político necesarios para hacer frente al ala más ‘recia’ de la oposición, que encarnan el Apra y el fujimorismo. Y según se mire, la decisión presidencial puede tener una doble lectura: 1) que no está dispuesto a dejarse arrinconar por ambos o  2) que gobierna en función de lo que le puede irritar a esos das fuerzas políticas.

Este es un ejemplo del enfrentamiento  que tiene con el APra, en este caso con su líder, Alan García

Cateriano, cuestionado por algunos sectores por ser poco tolerante a las críticas, ha prometido morigerarse y cambiar su estilo de la pierna en alto como sello personal, para tender puentes con la oposición. También ha planteado una política de puertas abiertas para su gestión al frente del gabinete. “En un cargo como este, estoy obligado a dialogar”, declaró poco después de prestar juramento en Palacio.

Ojalá lo logre, porque el gobierno de Ollanta Humala lo que requiere en este último tramo es algo de lo que ha carecido en todo este tiempo: estabilidad, que será clave para una transición sin sobresaltos hacia el 2016, año de elecciones. Pero sería un grave error si Cateriano se aboca, como estrategia política, al enfrentamiento sin cuartel con sus opositores.

El analista CarLos Melendez también expresó su preocupación por la estabilidad del gobierno.

Por ello la oposición recibió con más dudas que certezas la  designación de Cateriano, porque consideran que Humala decidió persistir en la relación tirante que mantiene con un Congreso en el que perdió mayoría.

Cateriano tiene 30 días, según la Constitución, para acudir al Congreso y solicitar el voto de confianza. Necesita 66 votos. Es su primera prueba de fuego. No será fácil y es probable que sean los mismos que inclinaron la balanza a favor de la censura de Ana Jara (disidentes del humalismo y los congresistas sin bancada) quienes decidan la suerte del nuevo gabinete.

Por lo pronto, el legislador fujimorista Juan José Díaz Dios calificó de preocupante el nombramiento de Cateriano y dijo que tocará hacer una “evaluación madura” sobre el plan de trabajo que explique en el Congreso, mientras que su colega aprista Mauricio Mulder advirtió que si el nuevo primer ministro se “presenta como es" (confrontacional), no le darán el voto de confianza.

La constitución señala que si el Consejo de Ministros no obtiene la confianza o es censurado por segunda vez, el presidente de la República está facultado (no obligado) para disolver el Congreso y convocar a elecciones legislativas. Ese escenario se podría configurar si Cateriano no logra la confianza del Parlamento, ya que su antecesora fue censurada. Sería el peor escenario posible.

De cualquier forma, Cateriano tiene no solo un reto enorme por delante, sino fundamental para el Gobierno y el país, en un contexto de marcada turbulencia política. Tendrá que hilar fino, conciliar y formar una coalición que le permita marcar bien la cancha en la que se va a mover

[Foto de cabecera: Andina]

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