Este domingo 22 de febrero, Neil Patrick Harris será el anfitrión de la ceremonia de entrega de los premios Oscar. Como es tradicional en las ceremonias estadounidenses, la función de Harris consistirá básicamente en dar la bienvenida a los invitados y en servir de bisagra entre los asistentes y las mil millones de personas de 200 países que ven los Oscar en la televisión.

Los antecedentes dictan que Harris dé un discurso largo al principio del show (de unos 10 minutos) en el que, entre broma y broma, presente a los principales nominados.

Neil Patrick Harris, que es actor de televisión y de musicales, sobre todo, ha sido anfitrión de varios eventos anteriores, y en especial de los Tony, que premian los shows de Broadway. En sus cuatro turnos como anfitrión de los Tony, Harris ha hecho presentaciones espectaculares al principio de la ceremonia, con canto, baile y trajes de colores.

Pero sería ingenuo creer que, en su primera vez como anfitrión de los Oscar, Harris se presentará con las mismas extravagancias: ya Seth MacFarlane creyó, en 2013, que podía salirse del discurso políticamente correcto que se esperaba de él, y faltó poco para que lo boten de la ceremonia (si hubiesen tenido un reemplazo, probablemente lo habrían hecho).

[Tanto así, que la Academia no tiene online su discurso de apertura.]


No esperemos, entonces que Neil Patrick Harris tenga libertad para pensar fuera de la caja de la ceremonia tradicional. Los Oscar, como toda institución que se enorgullece de ser ‘la más prestigiosa’, son los premios más aburridos del mundo del espectáculo.

A pesar de esto, la elección de Neil Patrick Harris como anfitrión responde a una moderada tendencia a modernizarse que está ensayando la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Harris es conocido sobre todo por su actuación como Barney Stinson en la serie How I Met Your Mother (2005–2014), por protagonizar el musical de rock Hedwig and the Angry Inch en Broadway (2014) y por ser una de las pocas grandes celebridades abiertamente gays del medio estadounidense.

ellen presenta los oscar en 2007

Otra estrella abiertamente gay es Ellen Degeneres, que fue anfitriona de los Oscar el año pasado, y también en 2007. Ella ha marcado el antecedente por el que, este domingo, Harris es anfitrión.

Lo que parece estar sucediendo es que la Academia se ha dado cuenta –hace unos 10 años– de que necesita una modernización urgente

La Academia es una institución conformada por más de 5,100 personas que, todos los años, votan por las películas que más les gustan. Aunque esto hace parecer que los Oscar son premios ‘democráticos’, esa es una falsa percepción que a la Academia cada vez le cuesta más mantener:

Un estudio de Los Angeles Times estima que el 94% de los miembros de la academia son caucásicos. El 77% son hombres, y el 53% tienen más de 60 años. Hombres blancos y, honestamente, viejos.

"¡todos se ven tan blancos!" .
un comentario, tal vez casual, sobre la falta de diversidad entre los nominados

Así, y como una verdadera modernización requeriría un cambio estructural que a nadie le conviene hacer, contratar a personas no-heterosexuales para ser anfitriones del show más importante de la Academia es la solución perfecta: por un lado, es un verdadero avance hacia la igualdad y contra la discriminación sexual; por otro, desvía la atención de los problemas reales que hacen que los Oscar representen los gustos de una población uniforme y obsoleta.

Como dijo hace poco Barack Obama en una entrevista con Buzzfeed, “un asunto como la no discriminación contra la comunidad LGBT es un poco más fácil que los problemas de pobreza en las ciudades”. Esto no significa que no haya que trabajar por la inclusión LGBT, o que el progreso que se ha hecho en ese campo no sea valioso, sino que este es un problema cuya solución es clara respecto a otros, que requieren una reforma del sistema.

Mañana, para la ceremonia, no nos hagamos falsas expectativas esperando al Neil Patrick Harris cantante y bailarín de los Tony, así como no esperamos sorpresas entre los ganadores.

Lo cierto es que la vara dejada por Ellen Degeneres es bastante alta: la selfie que se tomó con unas diez celebridades del público en la ceremonia del año pasado fue la foto más retwitteada en una hora de la historia y, sobre todo, consiguió un momento de intimidad entre varios nominados e incluso el hermano de Lupita Nyong’o, que estaba por ahí cerca.

Mañana veremos el intento de Harris por empatar esa selfie que, según dice, le quita el sueño. ¡Sano entretenimiento para todas las edades!



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