El Papa Francisco sorprende al mundo nuevamente. En un hecho pocas veces visto dentro de la curia romana (por no decir nunca), Diego Neria Lijárraga, transgénero, fue recibido en la residencia papal de Santa Marta para tener una audiencia con el pontífice.
Lijárraga, natural de Plasencia (España), siempre quiso ser varón, a pesar de haber nacido mujer. En su infancia escribía cartas a los Reyes Magos con un solo pedido: cambiarse de sexo.
"Mi cárcel era mi propio cuerpo porque no se correspondía en absoluto con lo que mi alma sentía", señaló al diario español Hoy.
Con el tiempo logró su objetivo. Tuvo que esperar la muerte de su madre, quien le había pedido no operarse antes de su deceso, para iniciar los contactos con un cirujano plástico.
El cambio corporal no lo alejó de sus creencias religiosas que le inculcaron desde pequeño, según el mismo relató al diario:
"Cuando llegaba Nochebuena en mi casa podíamos cenar una tortilla de patatas, porque mi madre prefería llevar a casa a personas que no tenían nada para comer, y sentarlas a nuestra mesa, en lugar de disfrutar solo la familia de una opípara cena".
La discriminación, por supuesto, no se hizo esperar y, aunque suene increíble, los insultos más fuertes vinieron de algunos católicos, paisanos suyos. Ellos lo señalaron como 'hija del diablo'. Estas palabras deprimieron a Lijárraga fuertemente.
Pero el sábado 24 de enero su ánimo cambió. Ese día tuvo una audiencia privada con Francisco. El encuentro fue la respuesta a un carta enviada a través del obispo de Plasencia, Amadeo Rodríguez Magro, y que tuvo su respuesta el 8 de diciembre. Ese día, el teléfono sonó: "Soy el Papa Francisco", escuchó Lijárraga al otro lado de la línea.
Durante el diálogo en la residencia papal, el invitado, quien asistió con su prometida, le preguntó al obispo de Roma "si había lugar para él en la Iglesia". La respuesta del jerarca fue darle un abrazo.
A pesar de la insistencia de los periodistas, Lijárraga no ha dado detalles de lo charlado, pero dejó una frase llena de emoción: "Ha sido una experiencia maravillosa, íntima y única".
Seguramente a muchos sacerdotes y cardenales (¿alguien dijo Cipriani?), esta audiencia les habrá causado escozor y hasta rabia. Pero lo cierto es que, desde su llegada al Vaticano, Francisco ha demostrado con palabras y acciones los cambios que busca instaurar en la Iglesia. Uno de ellos es la relación con la comunidad LGTBI. Recordemos sus palabras dichas en el avión que lo traía a Italia después de su visita a Brasil hace dos años: "¿Quién soy yo para juzgar a los gays?"
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