Ateo o atea es aquella persona que niega la existencia de Dios. Un individuo es libre de creer o no en lo divino. Pero, en pleno siglo XXI, la libertad de pensamiento parece estar restringida en Egipto.
El pasado domingo, Karim Ashraf Mohammed al Banna, un estudiante menor de edad, fue condenado el pasado domingo a tres años de cárcel por declarar en la red social Facebook su ateísmo. La justicia de Egipto consideró que el joven estudiante insultó al islam.
Al respecto, la organización internacional Human Rights Watch (HRW) acusó al gobierno de Egipto de llevar a cabo una "ofensiva gubernamental contra los ateos", algunos de ellos detenidos y condenados a penas de cárcel.
"Los ateos son una de las minorías menos protegidas en Egipto, aunque la Constitución garantiza ostensiblemente la libertad de culto y de expresión", dijo Sarah Leah Whitson, directora de HRW para Oriente Medio.
Para HRW, la sentencia a al Banna, es parte de una ofensiva gubernamental para combatir el ateísmo y otras formas de disidencia, basada en cargos de blasfemia. "La Constitución debe guiar a las autoridades egipcias, que tienen que dejar de perseguir a la gente por ateísmo", dijo Whitson.
Esta condena se basa en el artículo 98 del Código Penal de Egipto, la cual señala una pena de seis meses a cinco años de cárcel para cualquiera que use la religión para propagar "ideas extremistas" para incitar al conflicto, insultar a una religión monoteísta o dañar la unidad nacional.
El pasado 14 de diciembre, la policía de Egipto cerró un café señalado como "de ateos" en El Cairo. Además, según la ONG Iniciativa Egipcia para Derechos Personales, desde el 2011 a 2013, 27 de 42 acusados de "delitos religiosos" han sido condenados.
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