El líder de la Iglesia católica sostuvo una reunión con el Cuerpo Diplomático en el Vaticano, que reúne a representantes de más de 180 países, ante los cuales dio un discurso en alusión a los atentados de esta semana en París (el ataque al semanario Charlie Hebdo, en el que murieron doce personas y el secuestro posterior en el que fueron abatidos los atacantes, y perdieron la vida cuatro rehenes). Francisco pidió a los líderes musulmanes que condenen la violencia del extremismo religioso:
“Espero que los dirigentes religiosos, políticos e intelectuales, especialmente musulmanes, condenen cualquier interpretación fundamentalista y extremista de la religión, que pretenda justificar tales actos de violencia"
Asimismo, pidió esfuerzos conjuntos para erradicar la “cultura de rechazo al otro” que “destruye los vínculos más íntimos y auténticos, acaba por deshacer y disgregar toda la sociedad y generar violencia y muerte".
"Este fenómeno es consecuencia de la cultura del descarte aplicada a Dios. De hecho, el fundamentalismo religioso, antes incluso de descartar a seres humanos perpetrando horrendas masacres, rechaza a Dios, relegándolo a mero pretexto ideológico”, dijo.
Más allá de París
Los hechos de París sirvieron al Papa Francisco para aludir otras situaciones en las que el extremismo religioso cobra víctimas. Así, se refirió a los 132 escolares muertos en la escuela de Peshawar, en Pakistán, a causa de un ataque talibán; a una Libia "devastada por una larga guerra intestina que causa incontables sufrimientos entre la población"; las guerras en Nigeria, Sudán del Sur, el Cuerno de África y la República Democrática del Congo, países donde, dijo, “no deja de aumentar el número de víctimas entre la población civil".
Además, mencionó el empobrecimiento en Liberia, Sierra Leona y Guinea donde el ébola ha diezmado ciudades enteras. Por último, criticó a República Centroaficana porque "la buena voluntad que ha animado los trabajos de quienes quieren construir un futuro de paz, seguridad y prosperidad, encuentra resistencias e intereses egoístas de parte que ponen en peligro las expectativas de un pueblo que ha sufrido tanto".
Francisco dijo además que "es necesaria una respuesta unánime que, en el marco del derecho internacional, impida que se propague la violencia, restablezca la concordia y sane las profundas heridas que han provocado los incesantes conflictos".
La dignidad de las mujeres
Fracisco hizo también un llamado de atención a la violencia de género que perjudica a miles de mujeres en las guerras.
"No podemos olvidar que las guerras llevan consigo otro horrible crimen: la violación. Se trata de una ofensa gravísima a la dignidad de la mujer, que no sólo es deshonrada en la intimidad de su cuerpo, sino también en su alma, con un trauma que difícilmente desaparecerá y cuyas consecuencias son también de carácter social. Lamentablemente, se constata que también allí donde no hay guerras, muchas mujeres sufren violencia hoy", enfatizó.
(foto de portada: peru.com)