Hagamos un pequeño ejercicio para tratar de analizar al protagonista de esta nota. Regresemos a la segunda mitad de la década de los 90 y recordemos el Parque de la Exposición. Para esas fechas llevaba alrededor de dos décadas cerrado con rejas que lo hacía parecer prácticamente un parque fantasma. Llega la gestión de Alberto Andrade, lo remodela, mejora su iluminación, se construyen lagunas, un anfiteatro para espectáculos y lo devuelve a la ciudad con un nuevo nombre: Gran Parque de Lima.
Pero a inicios de la década del 2000 llega Luis Castañeda y dice que no, que ni Gran Parque ni tu abuela en bicicleta. Me le devuelven el nombre ya. Y zas. La pregunta es ¿era relevante cambiar el nombre del parque? Para el hoy nuevamente alcalde sí, porque resulta que al ser una de las tantas obras celebradas por los limeños, no podía permitir que esta se relacione con Andrade de ninguna manera. Y el nuevo nombre le había devuelto una presencia al terreno que prácticamente parecía un lugar nuevo en la ciudad y el ego de Luis d̶i̶s̶c̶í̶p̶u̶l̶o̶ ̶d̶e̶ ̶A̶l̶a̶n̶ Castañeda no lo podía permitir.
Pues este interesante rasgo en la personalidad del alcalde hace que entendamos su actitud en la primera semana de regreso al cargo: No está dispuesto a continuar nada de lo que Lima logró avanzar en los últimos cuatro años durante la accidentada gestión de Susana Villarán. Nada.
¡A la calle!
El hecho más escandaloso, sin duda, se refiere al despido de 3000 trabajadores (cifras oficiales). Así, sin más, sin esperar siquiera llegar al fin de sus contratos a finales de este mes. Un límite establecido precisamente para impedir un cambio brusco en las funciones y delegaciones con la gestión entrante. Sería hasta cumplido este lapso y desde el inicio del proceso de transferencia que se evaluaría el funcionamiento de cada área y el desempeño de sus trabajadores. Pero no, a Castañeda y compañía no les interesó.
Así como al parecer no le interesa recordar que al término de su anterior gestión, a inicios de 2010, dejó una adenda de 3 meses para sus trabajadores, algo que la administración entrante no discutió. Es lógico que todo nuevo alcalde entre con nuevos trabajadores destinados a cargos de confianza, pero prescindir de todos aquellos que no están nombrados de la noche a la mañana, no solo es un atropello contra su dignidad como trabajadores sino también perjudicial para la ciudad.
Y es que, como jugando, Castañeda dejó en la calle a inspectores de transporte, fiscalizadores, secretarias, personal de mantenimiento y un largo etcétera cuyos puestos -creen, al parecer-, pueden ser ocupados en menos de 1 día (de hecho, parece que ya están empezando a llenarlos, sin evaluación o concurso, con nuevo personal). ¿Y los serenos también? Más de 700 efectivos que habían sido capacitados durante la gestión anterior no están más. Según la teniente alcalde Patricia Juárez, es porque con mil ya tienen de sobra. ¿Total? ¿Su jefe en campaña no dijo que necesitaba 2500? En épocas en que la población exige mayor seguridad, la señora Juárez sale tan tranquila que con mil basta? Mira tú.
¿Gerencia de la Mujer? ¿Cultura? Bah, eso es para caviares
¿Y qué excusa tiene la señora Juárez para haber dejado sin personal a la Gerencia de la Mujer? Aquella oficina destinada a ver principalmente casos de violencia doméstica que este lunes amaneció cerrada. Organizaciones como el Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer ya han exigido un pronunciamiento al respecto, pero los Castañeda Boys, no saben/no opinan.
Como no querrán opinar de lo que para ellos debe ser su mayor logro: iniciar la debacle cultural en el Municipio. '¿Cultura?' -dirán-, 'eso es para caviares'.
Bien observa Jimena Ledgard a través de su Facebook:
"Ayer trabajadores de la Gerencia de Cultura - probablemente el mejor equipo que la ciudad ha visto en su historia - se quedaron en la calle impedidos de ingresar a sus oficinas para siquiera retirar sus cosas de sus escritorios. Ayer personal de limpieza y mantenimiento del Teatro Municipal que trabajó el 1ro de enero hasta las 11pm en la juramentación se enteró de que ya no tenía trabajo. Ayer se despidió a los técnicos del Teatro Municipal. Ayer se desmanteló y desconoció la estructura de gestión cultural creada con tanto esfuerzo y compromiso por Pedro Pablo Alayza y su equipo. Hoy, trasciende que programas emblemáticos de cultura como el FAEL no continuarían: "habrá que evaluar el costo-beneficio" dijo ayer Patricia Juarez"
Claro, Patty, el pueblo quiere obras. Cemento, cemento, cemento. ¿Cultura? Ja, ja, ja. Déjalos que chillen, hija.
Mentir, ese maldito vicio
Pero hablando de Patricia, y frente al escándalo de los despidos, ayer a través de las cuentas oficiales de la Municipalidad se mintió compartiendo una fotografía de un líder sindical dándole su 'apoyo' a la actual gestión. Una fotito, nomás. Sin embargo el Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad, SITRAMUN , emitió un comunicado denunciando el mal uso de dicha fotografía por parte de la gestión edil, ya que en esa reunión el dirigente Richard Caycho solo informó de la situación de los trabajadores a Juárez a petición de esta. ¿Qué podemos suponer? ¿Lo hizo para enterarse de su situación o es que 'necesitaban la foto'?
¿Por qué el afán de Juárez de salir a mentir diciendo que le están dejando la casa hecha trizas y que pobrecitos están viendo como salvar la situación? ¿En serio no hay una excusa mejor para justificar el desastre que supone el proceso de querer meter a 'su gente' dentro del municipio a costa del descuido que eso generará en sus múltiples servicios? ¿Lograrán capacitar en horas, o a lo mucho unos cuántos días al personal que deberá encargarse de todo lo anterior así como de las oficinas de otros proyectos como Barrio Mio?
¿Hasta ahora no lo crees? Escucha a la 'Patty' y sigue jalándote de los pelos:
Pero... ¿y Castañeda? No, con él no es. Que se ha botado gente, pues sí... eso se tenía que producir.
"Hay cosas que se tienen que producir, porque son nombramientos que se han suscitado los últimos días violando normas específicas"
¿Será capaz nuestro alcalde de probar que dichos nombramientos se han dado 'los últimos días'? ¿Qué normas se han violado? ¿Por qué seguir con esa mala costumbra de hablar y a la vez no decir nada?
Nosotros la tenemos un poco más clara: la cosa en esta gestión pinta para oscura. Aquí solo un ayuda-memoria.
¿Qué quiere don Lucho? Porque a estas alturas ya no lo entendemos. O es que está tratando de dejarlo todo hecho un caos, esperar a que la gente se olvide y después ponerle 'placa' a la gerencia de la mujer, al relanzamiento del FAEL y a todo aquello que él no hizo. Ay, no, qué mal pensados...
Y volviendo a lo del inicio, no es que nosotros queramos dejarlo como un picón, pero... ¿qué quieren que pensemos?
Saca tú, limeño, tus propias conclusiones.
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