Para muchos aún está fresca la vergonzosa experiencia por la que activistas LGTB tuvieron que pasar durante los últimos Juegos Olímpicos de Invierno celebrados en la ciudad de Sochi, en Rusia, país que en la actualidad tiene en vigencia una ley que prohíbe la 'publicidad homosexual'. Es decir, todo bien si eres gay, lesbiana o bisexual... pero ni se te ocurra decirlo.
La polémica se encendió en dicho evento deportivo porque las autoridades rusas exigieron a los deportistas y al público que acudió hasta Sochi, que respetaran las leyes del país y se abstuvieran de realizar cualquier tipo de gesto que expresara apoyo hacia la comunidad LGTB. Incluso en declaraciones que deslucieron cualquier logro deportivo que pudiera obtener, la exatleta Yelena Isinbáyeva consideró prácticamente un 'peligro' para su nación el permitir que una pareja homosexual se manifestara muestras de afecto en la calle. Una cosa de locos.
Pero el caso es que esa sombra homófoba y autoritaria que cubrió Sochi con la sonrisa satisfecha de Vladimir Putin, no podrá repetirse en los futuras olimpiadas tanto de invierno como de verano. Y es que el pasado lunes 8 de diciembre, el Comité Olímpico Internacional (COI) reunido en Mónaco, aprobó por primera vez que en la Carta Olímpica se incluya la no discriminación por orientación sexual como parte de los principios del olimpismo.
En la reunión se elaboró la denominada Agenda 2020, una serie de recomendaciones cuyo fin es el de actualizar los fundamentos y valores del olimpismo de cara a los próximos juegos y procesos de elección de sedes. Luego de la indiferencia mostrada tras los reclamos llegados desde distintas partes del mundo durante Sochi 2015, el COI buscó la manera de rectificar su actitud e incluyó entre las cuarenta medidas aprobadas por unanimidad el "Fortalecer el 6º Principio Fundamental del Olimpismo".
¿Qué quiere decir esto? En la Carta Olímpica, documento que reúne las directrices que rigen la organización de los juegos y el espíritú del Movimiento Olímpico, se encuentran los Principios Fundamentales del Olimpismo, una especie de mandamientos para todo aquel que quiera ser parte de la tradición deportiva más grande de la historia. El número 6 de estos prohibe hasta hoy la discriminación por "raza, religión, política, género u otros". Y si bien para muchos aquel 'otro' incluía la orientación sexual, con la nueva disposición este principio fundamental pasará a estar redactado de la siguiente manera:
"El disfrute de los derechos y las libertades descritas en esta Carta Olímpica estará asegurado sin discriminación de ningún tipo, como raza, color, sexo, orientación sexual, lengua, religión, opinión política o de otro tipo, origen nacional o social, propiedad, nacimiento u otra condición"
Si bien la decisión es un paso histórico, aún se desconoce cuando empezará a aplicarse en la práctica, teniendo en cuenta que las sedes para los futuros juegos y están decididas. (Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020 en verano, así como Pyeongchang 2018 en Invierno) Lo que se espera es que esto sea un mandato a tener en cuenta por las distintas naciones que propongan sus ciudades en candidaturas futuras, una condición que encuentra respaldo en el anuncio del COI de exigir a las posibles sedes que cuenten con políticas antidiscriminatorias en el contrato que deben que firmar para entrar en el proceso de selección.
Tal y como refiere el sitio web Dos Manzanas, un termómetro real de la aplicación de la nueva disposición será la competencia por los Juegos de Invierno del 2022, la misma que se llevará a cabo en julio del próximo año en la no precisamente idílica Kuala Lumpur, capital de Malasia, país que continua criminalizando la homosexualidad y deteniendo a mujeres transexuales por atentar contra el Islam.
Pero lo preocupante viene de parte de las candidatas. Y es que de las tres aspirantes originales, la ciudad de Oslo, las única perteneciente a un país que cuenta con leyes que garantizan los derechos de las personas, quedó fuera de carrera en octubre por otro tipo de presiones de parte de la población Noruega. Así las cosas solo quedará elegir entre Pekín en China y Almaty en Kazajistán. Una tarea nada esperanzadora, ya que en la segunda ya hay grupos que buscan que el gobierno apruebe medidas como las existentes en Rusia y en la capital China el tema de los derechos LGTB ni les va ni les viene a las autoridades.
¿Hay que celebrar, entonces? Desde luego, sí. Pero el verdadero trabajo vendrá en que se cristalice, en la práctica, lo aprobado por unanimidad por el máximo ente olímpico. Que la tarea es dura, claro que lo es, pero la satisfacción de ver que la justa deportiva mas importante del planeta en la que se reúnen prácticamente todos los países del orbe podrá contar por fin con el respeto para todas las personas, hará que valga la pena el esfuerzo.
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