En la Vigésima Conferencia de Partes (COP20 en sus siglas en inglés), el enemigo o temor no fue el zapato del expresidente peruano Alejandro Toledo que hace tres días –en medio de una sesión del evento- lo retiró de su pie o los tomacorrientes redondos que impedían la conexión de las computadores portátiles de una parte de la prensa acreditada, tampoco el alto costo del menú a la vez de una diversidad gastronómica magra dentro del recinto de la Conferencia en Lima. No, no fueron esos detalles los que están en contra del evento. 

Existen otros factores subyacentes que hacen frente a la COP20, que van más allá de un anecdotario y que desencadenan miedos al interior de las plenarias de negociación sobre todo durante el duodécimo (y final) día de conversaciones.

En esta crónica, repasemos cuáles son estos elementos que afectan como enemigos silenciosos (y también como turbaciones) el hecho de contar con un borrador al cierre de esta reunión climática.

PRIMERO: LA PESADA HERENCIA DE OTRAS COP

No obstante avances claves tales como acuerdos multilaterales para combatir las emisiones de gases de efecto invernadero, la consolidación del Green Climate Fund o Fondo Verde (FV) y progresos plasmados en borradores en blanco y negro de otras cumbres climáticas que, desde el año 1995 vienen dándose año a año, bien no siempre estos esfuerzos han aterrizado en propuestas sólidas a propósito del problema climático global. De momento, el historial de las COP –de acuerdo a un análisis que realiza de la COP19 el portal InspirAction- ha tenido como común denominador aplazamientos de acciones concretas y específicas.  

La COP20 no es ajena a esta suerte de pasivo transmitido ‘genéticamente’. Según InspirAction, la anterior Conferencia en Varsovia (2013) dio como posta al evento de Lima no sólo la ausencia de un documento base que sirva de insumo tanto para la vigésima reunión climática de la capital peruana como para la próxima COP21 de París, sino que dejó en herencia un ralo avance de la Plataforma de Durban, “el texto de negociación que establece el camino hacia un acuerdo jurídicamente vinculante” dice el portal.   

doce días de cop20 y el reto de que el evento sea trascedente para el medioambiente. foto: theguardian.com

“El resultado es un simple aplazamiento en las decisiones. Los compromisos de reducción de emisiones se deberían haber propuesto (en la COP19) para ratificados en la cumbre de jefes de estado de Nueva York de septiembre de 2014 con Ban Ki Moon, anticipándose a la COP20 de Lima a finales de 2014 y a la COP21 de 2015 en París. Sin embargo esta propuesta no se producirá hasta el primer cuatrimestre de 2015, es decir, en la antesala de la COP21 y sin margen de maniobra en las negociaciones”, explica InspirAction, añadiendo que “El resultado de la Plataforma de Durban en Varsovia es un calendario y una hoja de ruta que recuerda a juicio de InspirAction lo acordado en Bali en 2007, y que desgraciadamente puede repetirse lo que ocurrió en Copenhague en 2009, donde se fracasó estrepitosamente”.

SEGUNDO: ESPÍRITU EXPLORATORIO

El tono de indagación que tienen las discusiones en las sesiones plenarias y no el aterrizaje en compromisos ante el cambio climático, han marcado la pauta de las reuniones COP, anota InspirAction.  

“Lo que en teoría irán haciendo los países es únicamente explorar las opciones y oportunidades para la reducción de emisiones, con el apoyo de organismos internacionales y los países industrializados” dice.

Un ejemplo de este divagar, es la recurrente discusión en torno a las propuestas de reducción de emisiones de gases efecto invernadero versus proyectos de adaptación.

El medio explica –por otra parte- que el liderazgo de la Unión Europea (actor clave en las negociaciones) ha quedado en entredicho en las últimas COP, ya que la liga paneuropea ha terminado cediendo ante documentos deficientes y agendas con las que está en desacuerdo.

De momento, en la COP20 el ministro del Ambiente peruano, Manuel Pulgar-Vidal parece advertido de las idas y vueltas y envió el mensaje, en modo ultimátum, a los asistentes plenarios exhortándolos a que no se podían ir sin “nada” de la cumbre limeña, pues los rodeos pueden bloquear el resultado del evento.

TERCERO: FINANCIAMIENTO VERSUS CAPITALIZACIÓN

De acuerdo a especialistas, la preliminar COP19 en Varsovia despreocupó lo financiero pues los avances en la búsqueda de alternativas económicas para costear el combate en contra del cambio climático (que se formalizaron en la COP16 en Cancún a través de la puesta a punto del FV), no consignaron en la capital polaca la fuerza suficiente para capitalizar el fondo. Patrimonio que retomó la senda de crecimiento recién en julio de este año, acumulando al cierre del 11 de diciembre US$10.2 mil millones, suma aportada por 24 naciones y que representa el 10% de la meta anual del fondo a partir del 2020.  

pasaron los días de menú costoso y largas colas: ¿en unas horas se cerrará el borrador de la cop20?. foto: lamula.pe

Consultado por LaMula.pe, el matemático David Barclay, socio principal de Barclay, Castoldi, Chueca & Asociados, señaló que es crítico no perder ni el ritmo ni la cadencia en el proceso de alimentar el FV. “Algunas economías están atrasadas respecto al combate de las emisiones contaminantes” dice Barclay, y explica que esto se puede atenuar dándole continuidad a los fondos de financiamiento para combatir el cambio climático vía iniciativas concretas, tanto por el lado público como privado y con la intervención de actores del mercado como intermediarios o brokers

Por su parte y de acuerdo a especialistas vinculados a los Mercados de Capitales, descuidar no sólo el incremento del financiamiento del FV sino la capitalización del patrimonio a través de proyectos que ya deben estar en marcha o en etapa preliminar, además de la difusión respecto a las bondades de un mercado de carbono, es clave para el éxito de cualquier tipo de cumbre o encuentro global climático.

Así, según expertos, no es cuestión tan sólo de incrementar el patrimonio, sino de gestionarlo a través de iniciativas con un fuerte impacto económico y financiero que hagan del fondo, un portafolio sostenible financieramente hablando.

De esta manera, la simple acumulación de dineros –anotan especialistas y operadores de mercados- con el subyacente costo de oportunidad adverso, puede jugar en contra de la COP20 pues en el borrador final podría priorizarse el acopio del aportes, en desmedro de propuestas reales de mecanismos que capitalicen y rentabilicen el FV.

CUARTO: ¿tendrá la COP20 un nombre propio?

Aunque suene banal, las etiquetas colocadas a las COP pueden ser referentes de cuán efectivas resultaron en su accionar contra las emisiones contaminantes y el cambio climático. El que una COP no cuente con un hito emblemático a través de un adjetivo resultado del desarrollo de un documento icónico, podría generar también temores...

InspirAction anota a propósito de esto: “Todas las COP cuentan con un resultado nombrado de tal manera que se le pueda calificar de ‘gran avance’. Así, hemos tenido el ‘Acuerdo de Copenhague’, el ‘Paquete de Cancún’, o la ‘Plataforma de Durban’. Así nace el ‘Mecanismo de Varsovia para Daños y Pérdidas’ iniciado en Doha el año pasado y que formalmente reconoce el origen humano del cambio climático actual, y que ocasionaría daños irreparables a los países más vulnerables”.

El énfasis puesto en la COP20 limeña respecto a los logros del financiamiento vía el FV, el mecanismo REDD+ que relaciona emisiones de gases con defosrestación y el ansiado borrador que servirá como insumo para la COP21 parisina y que reemplazará al Protocolo de Kioto bien pueden ser tres motivos para recordar la reunión climática sudamericana a través de un sobrenombre que refleje su buen aterrizaje. 


                                                                     ***

De este recorrido, podemos deducir entonces que las contramarchas a las que se expone la COP20 pueden resumirse en un temor de 'ir más allá' de textos o documentos meramente compilatorios o divagantes heredados de otras COP para -en su lugar- adentrarse en acuerdos multilaterales o vinculantes que obliguen a los países industrializados a reconocer su responsabilidad frente al cambio climático de cara a reducir la emisión de gases de efecto invernadero a través de aportes financieros y proyectos de cambio de modelo energético; y, por su parte, a las economías en desarrollo a implementar reacomodos en sus modelos productivos.

¿El evento de Lima será recordado como la “COP del mercado financiero de carbono”, “la COP de los bosques” o la “COP facilitadora de París”?

Que sea recordada como un encuentro sólido, ese es el deseo.


(Foto de cabecera: industriall-union) 


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