'El flaco', como lo llamaban sus amigos más cercanos, es sin duda uno de los grandes, aunque él nunca se lo creyó. Sintiéndose eclipsado por los novelistas del 'Boom Latinoamericano', Julio Ramón Ribeyro se constituyó, en silencio, como uno de los mejores cuentistas de la lengua española.
Con los años fue forjando al 'personaje ribeyriano'. Ese peruano atrapado en un ciudad malvada donde las expectativas se pierden y el fracaso es una constante. Un fracaso que podía emocionar, enternecer, indignar o provocar sonrisas.
Han pasado 20 años desde su muerte. Por ese motivo se han realizado diversos conversatorios alrededor de su obra. Recientemente, la Feria del Libro Ricardo Palma le hizo un homenaje. Asimismo, el periodista Daniel Titinger ha anunciado la publicación de Un hombre flaco (Ediciones Diego Portales), un minucioso perfil del escritor. La revista Buen Salvaje publicó un adelanto en su última edición.
Para homenajear la obra de este importante escritor hemos elaborado una lista con sus diez mejores cuentos. Creemos que cada uno de ellos refleja un terreno del 'universo ribeyriano'. Si no los han leído, háganlo ya. Si ya los leyeron, vuelvan a ellos hoy.
1. Solo para fumadores
Tengas o no el vicio de fumar, este cuento emociona a cualquiera (a contrapelo de lo que sugiere el título). Fumar, para el protagonista (el propio escritor) no es un mero vicio, sino un placer suicida (casi tanto como la escritura). En este cuento, el narrador indaga sobre su propia vida través de la inhalación del humo: los inicios, los cambios de marcas que varían según la edad (y el bolsillo) y los avatares de la salud por causa de la nicotina.
Este es un cuento que desnuda las manías del escritor, donde no se apela a justificaciones morales sobre la conveniencia de fumar o no. Aquí hay una crónica de una unión vital e irrompible.Un recorrido desde el Perú hasta Europa con cigarro en mano. Un texto escrito con vísceras, emoción y, claro, nicotina.
Libro: Solo para fumadores (1987).
2. Los gallinazos sin plumas
Un cuento que simboliza en sus páginas la crueldad de una ciudad que desborda (para utilizar la frase de José Matos Mar). Efraín y Enrique son dos niños que viven con su abuelo Don Santos, quien los obliga a recorrer la ciudad en busca de alimento para el cerdo Pascual. En las diarias caminatas de los pequeños protagonistas, el narrador describe una ciudad llena de contrastes entre las clases acomodadas y las menos favorecidas. El desenlace no es una moraleja, tan solo la confirmación de que la violencia y la miseria caminan por la misma acera.
Un cuento que expone cómo la ciudad exige de sus habitantes la sumisión total aun a costa de sus propias vidas. Ribeyro imaginó nuestra capital como un cerdo hambriento y razón no le faltaba. Una lectura necesaria para quienes creen que 'solo el cemento salvará al Perú'.
Libro: Los gallinazos sin plumas (1955).
3. De color modesto
La voluntad por cambiar las estructuras coloniales fracasa estrepitosamente en esta historia. Alfredo, el pintor protagonista, asiste a una fiesta en un barrio burgués. Consciente de que ese no es su espacio, se refugia en la bebida. Él, para los asistentes, es un perdedor. Sin carro y sin trabajo no encaja en el 'molde del éxito' (¿alguien dijo Marca Perú?). Envalentonado por el alcohol, decidirá ir contra la corriente emparejándose con una 'negra' que trabaja en el servicio doméstico. Las consecuencias son desastrosas, especialmente para el personaje femenino. Pasado el efecto del alcohol, Alfredo recordará que él también es un burgués y que, por eso mismo, no puede estar con una mucama. Todo su 'progresismo' se va al tacho.
Un cuento cuya sencillez agarra desprevenido al lector. Un argumento donde el coro de una sociedad persigue a los protagonistas hasta derrotarlos.
Libro: Las botellas y los hombres (1964).
4. La insignia
Si luego de leer este cuento, te encuentras en la total confusión no te preocupes. No eres el único.
Un cuento breve que relata la absurda historia de un hombre que escala a lo más alto de una organización prácticamente sin hacer nada. Y todo gracias a una insignia que encontró en un basurero. A ello sumemos un aire de intelectualidad vacía que recuerda a algunos profesores universitarios.
Una historia que muestra la capacidad de Ribeyro para salirse de sus propios moldes realistas y acercarse, con maestría, a otras estéticas.
Libro: Cuentos de circunstancias (1958).
5. Dirección equivocada
La experiencia laboral del escritor es el combustible de esta historia. Nuestro protagonista (a claras luces muy parecido a su creador), un cobrador de deudas, camina por las calles de Lince en busca de un moroso. En el trayecto, descubre como las estructurales coloniales dan paso a los edificios, cambiándole el rostro a la ciudad. Cuando consigue dar con la casa indicada, sufre una derrota inesperada por un enemigo implacable: la belleza femenina.
Pero, esperen.... un cobrador, ¿no es acaso un abogado, un profesional implacable? No cuando nace de un hombre que se dio cuenta, a tiempo, que el Derecho no era lo suyo. Recordemos un pasaje de su diario La tentación del fracaso: "No tengo dotes de jurista, soy falto de iniciativa y sufro de una ausencia absoluta de verbe".
Libro: Las botellas y los hombres (1964).
6. Al pie del acantilado
Un épica al estilo Ribeyro. El protagonista, 'Papá Leandro', es un hombre de pueblo que deambula por la ciudad, junto a sus hijos Pepe y Toribio, en busca de un lugar donde asentarse. Ellos recalan en los viejos barrios de Magdalena. La playa y el mar serán testigos del desarrollo de los protagonistas que, como la 'higuerilla', no necesitan mucho para crecer. Pero la lucha por la supervivencia tiene dos frentes: la brava naturaleza y la ciudad. Ambas entidades no dan tregua y, pronto, don Leandro sufrirá dolorosas pérdidas. Aunque eso no lo hará renunciar a su objetivo: conseguir un espacio donde vivir.
Una historia que grafica cómo una ciudad se niega a dar cobijo a sus invasores y la negativa de estos a rendirse. La lucha tribal por la supervivencia teniendo como escenario el mar y una ciudad hostil.
Libro: Tres historias sublevantes (1964).
7. Ridder y el pisapapeles
Si Jorge Luis Borges hubiera leído este cuento, habría dado su aprobación. Como en La insignia, Ribeyro se despoja de su realismo y coquetea con lo fantástico, a partir de un simple pisapapeles. El protagonista acude a la residencia de un escritor en Bélgica. Un autor enigmático, casi de otro tiempo. Un final redondo, sorpresivo. Una 'joyita', para qué decir más.
Libro: Los cautivos (1972).
8. El libro en blanco
Tal como Solo para fumadores, este es un cuento donde la experiencia biográfica tiene un papel preponderante. A partir de un fino libro con páginas en blanco, el autor peruano se da el lujo de contarnos la vida de un escritor (él mismo), especialmente en lo referente a sus relaciones con las mujeres, sus problemas laborales y sus problemas de salud. Al mismo tiempo, es una crónica de un latinoamericano afincando en la ciudad símbolo para los escritores de su generación: París. Un cuento donde la casualidad y la suerte se hacen materia literaria.
Libro: Cuentos de circunstancias (1958).
9. Un domingo cualquiera
Algún atento lector podría decir que este relato es la contraparte femenina de De color modesto. Y no le faltaría razón. El título, nos lleva a una atmósfera cotidiana y es justamente esa 'normalidad citadina' la que permite desarrollar el conflicto del cuento, casi de manera imperceptible.
Gabriela, una chica de posición acomodada, se roba el carro de su padre para buscar a Nelly, una chica de gran inteligencia que conoció en una fiesta y que vive en el distrito de la Victoria. La narración engaña al lector haciéndole creer que estamos ante el nacimiento de una amistad entre miembros de clases distintas. He ahí la maestría del autor: hacernos creer que todo está bien. Un pequeño accidente, no obstante, revelará la personalidad clasista de una de las protagonistas.
Un cuento que para decir grandes verdades, no necesita de argumentos engorrosos.
Libro: El próximo mes me nivelo (1972).
10. Alienación
Como botón de cierre, no podíamos olvidarnos de Roberto 'Bobby' López. Su historia 'aspiracional' (la misma palabra que excita a muchos publicistas) es una pálpito candente de la sociedad peruana. El protagonista, presa de un rechazo amoroso (movido por una pirámide racial y social), dejará todo por 'blanquearse' y así ser 'alguien'. Su itinerario risible y patético, desnuda a un barrio, a una ciudad, a un país que se avergüenza de sí mismo, que quiere ser otro.
Con este cuento, Ribeyro demostró que el humor es una arma poderosa para retratar, sin contemplaciones, las taras sociales de un país. Una lectura recomendable para quienes sostienen que el racismo no existe en el Perú.
Libro: Silvio en el Rosedal (1977).