Las personas suelen asumir que el machismo no existe o que, por lo menos, no lo practican. Lo que pocos saben es que las formas en que se reviste el machismo están arraigadas profundamente en las prácticas diarias. Algunos ejemplos que saltan a la vista son el acoso callejero (silbidos, roces, tocamientos, en resumen, la incomodidad provocada a una mujer que hace uso del espacio público); la discriminación de género (en la casa, la escuela, la universidad y/o el trabajo); los chistes sexistas; la educación (cómo debe comportarse el hombre, cómo la mujer); las religiones ortodoxas y muchos otros más.   

Esas son prácticas cotidianas. Todas las mujeres hemos sufrido esto alguna vez o, lamentablemente, sufrimos el machismo a diario. Sin embargo, cuando la olla a presión explota, las fauces de ese aparentemente inofensivo machismo tan arraigado en la sociedad muestra su crimen más monstruoso: el feminicidio, es decir, el asesinato de mujeres motivado por el sexismo y la misoginia, el odio irracional a una mujer. Esta es la expresión máxima de violencia de género.

Esta vez, el feminicidio ha cobrado una nueva víctima. Su nombre es Tugce Albayrak, una joven alemana de origen turco quien fue cruelmente asesinada por un joven de 18 años. Según información proporcionada por la prensa europea, la joven falleció el pasado viernes 28 de noviembre, en su cumpleaños número veintitrés, luego de permanecer dos semanas en coma. 

cientos de personas se reunen en una vigilia berlin para recordar a la joven. foto: MAURIZIO GAMBARINI  (ap)

La prensa internacional informa que ella estaba en un restaurante de comida rápida en la ciudad de Offenbach (Alemania) cuando escuchó los gritos de dos mujeres en el baño del establecimiento. Al correr en dirección a las voces, vio que un hombre atacaba a dos mujeres, entonces regresó para alertar a los dueños del restaurante. De inmediato, sus amigos y otros hombres acudieron a los baños para detener y expulsar al violador.  

Luego de este hecho, Tugce se dirigió al estacionamiento del restaurante para subir a su auto. Pero ahí la esperaba el mismo hombre que había atacado a las dos mujeres. Él la golpeó en la cabeza hasta causarle muerte cerebral. El asesino de 18 años permanece arrestado mientras dura la investigación.

niñas y mujeres acuden a la vigilia por la muerte de una joven de 23 años que remeció alemania. foto: bbc europe

Este caso ha remecido a Alemania. Algunos se preguntan qué está mal para que un hecho así ocurra; por ejemplo, según informa El País, el diario alemán Die Welt llamó la atención de la población alemana con estas palabras: “Alemania debería avergonzarse. Por qué nadie pudo proteger a una chica que en su vida siempre había hecho lo correcto frente a un joven violento.”

Conmocionado, el presidente del país germano, Joachim Gauk, dijo que esta chica era un modelo a seguir porque "cuando otros miraron a otro lado, ella demostró un coraje y valentía moral de manera ejemplar". Del mismo modo, en su memoria, 150 personas hicieron una vigilia en Berlín el sábado pasado. Algunas niñas se acercaron al hospital donde yacía el cuerpo de la joven para dejarle cartas expresando admiración por su valentía para defender a dos mujeres. Por último, en un esfuerzo por no olvidar este hecho, Alemania ha reunido cerca de 100,000 firmas para que le concedan a Tugce Albayrak la Orden Nacional al Mérito.

una niña dejó el siguiente mensaje en el hospital donde estaba la joven. "querida tugce, admiro tu coraje. Eres un héroe. descansa en paz". foto: bbc europe

Su muerte, además, ha hecho que Alemania plantee algunos ajustes a las sanciones legales frente al feminicidio, un crimen raro en ese país, pero frecuente en América Latina.

Al respecto, bastaría recordar que, según un reporte del Centro de la Mujer Flora Tristán, solo en el periodo de 2009-2012, 436 mujeres fueron víctimas de feminicidios y 268 de tentativa. Todavía no existe una cifra exacta del periodo 2013-2014, pero podemos imaginarlo.

Entonces la pregunta nuevamente viene a nuestra cabeza: si, en Alemania, la muerte de una sola mujer genera un nuevo debate en torno al feminicidio, entonces por qué en Perú deben morir cientos de mujeres para que se piense lo mismo. 

Hasta el 2011, solo se consideraba un caso de feminicidio cuando la mujer era asesinada en el ámbito privado del hogar por el esposo o el conviviente. Recién en julio de 2013, se planteó el mismo sistema de justicia para aquellos casos de feminicidio no íntimo, por ejemplo, el de mujeres que mueren a manos de violadores, acosadores, explotadores sexuales, entre otros con quienes no tienen ningún vínculo sentimental. 

Esta última ley contempla una pena no menor a 15 años para quienes asesinen a una mujer, y hasta más de 25 años si la víctima es menor de edad. Evidentemente, esto no es suficiente.  Sin embargo, la impunidad deja, en muchas mujeres que denuncian casos de agresión, la sensación de que el sistema legal aun no está hecho para castigar al agresor, sino para avergonzar a la víctima. 

Ahora, si bien se podría argumentar que el feminicidio es un fenómeno propio de sociedades marcadas por la falta de educación, desigualdad y pobreza, el caso de Alemania nos recuerda que esto también ocurre en países del primer mundo. 

¿Por qué? Un motivo de fondo, aunque no el único, es el factor 'machismo' como ejercicio del poder solapado, pero abusivo, ampliamente arraigado y difundido en la cultura occidental (sí, no solo oriente maltrata a las mujeres, como se suele señalar). El machismo solo fomenta violencia, odios, y funciona como bomba de tiempo dentro de cualquier sociedad, rica o pobre. 

Un retrato de violencia doméstica. foto: Sara Naomi Lewkowicz.

Pero ¿en qué niveles luchamos para revertir las conductas machistas? La realidad indica que las mujeres que denunciamos casos de machismo no tenemos leyes que nos respalden. Por eso esas conductas y prácticas agresivas, si nos damos cuenta, quedan siempre impunes, y como consecuencia se repiten diariamente. 

foto: ange borrero

Entonces, por ejemplo, para quienes se preguntan por qué es necesaria una ley que sancione el acoso callejero (o piensen que este es exagerado), la respuesta es prevención.  Recordemos: sin importar la dimensión del agravio, las prácticas machistas son una bomba de tiempo que puede degenerar en formas violentas de agresión física hasta causar feminicidios. Es más difícil parar el feminicidio una vez que este ha ocurrido (nadie devolverá a las víctimas a la vida ni remediará el dolor de la pérdida), pero conteniendo las prácticas machistas que subyacen en las formas de violencia de género ya habremos dado un paso adelante. 

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