El juez Eduardo Uceda, del Cuarto Juzgado de Investigación Preparatoria de Cajamarca, determinó ayer que no existen pruebas de vinculación que acrediten responsabilidad del policía Norvil Gonzales en la muerte de Fidel Flores, durante el violento desalojo de la vivienda de éste último, en la ciudad de Cajamarca.

Aunque parezca increíble, el fiscal Jaime Vásquez no presentó la prueba más importante de los hechos: el video registrado por la prensa cajamarquina, en el que puede apreciarse el desarrollo de los incidentes, el momento preciso en que Flores es derribado por un proyectil, y la brutal actuación policial en los minutos que siguieron al disparo.

En su lugar, presentó una transcripción.

Así, el policía Gonzáles se ha librado de ir nueve meses a prisión preventiva, y será juzgado en comparecencia restriingida, habiendo ya cancelado la caución de diez mil soles que se le impuso.

Norvil González y Manuel Siguas Alata son los dos policías encausados, al ser los que contaban con una escopeta perdigonera y una escopeta lanza-granadas, respectivamente, durante el operativo en el que Edwin Flores fue asesinado. Ellos, junto a los otros 28 policías que participaron en la diligencia de desalojo, también son investigados por los presuntos delitos de abuso de autoridad y lesiones.

“Ha sido una decisión absolutamente injusta”, ha dicho una de las hijas de Flores, Maribel. En Cajamarca, la indignación crece, y abona en el rechazo de la ciudadanía hacia la policía, y se extiende hacia el Poder Judicial, primero, por la actuación de la juez Nancy Araujo, quien ordenó el desalojo y no lo detuvo cuando se desbordó la violencia; ahora, contra el juez Uceda, que tiene como antecedente el haber ordenado prisión preventiva de nueve meses contra un grupo de ronderos urbanos que allanaron una discoteca hace unos meses. ¿Por qué contra la ronda sí, y contra un policía no?