Así te contaron los medios limeños el asesinato de Fidel Flores
Sobre la construcción de una narrativa donde la única voz que se escucha es la voz del Perú oficial. Y sobre los valiosos medios alternativos locales.
En su justamente indignada columna de hoy en Diario Exitosa, Rosa María Palacios nos dice casi al pasar que el asesinato del mecánico cajamarquino Fidel Flores por la policía que intentaba desalojarlo sucedió "frente a las cámaras de televisión". Este aserto, que podría pasar desapercibido (y que sin duda no es malintencionado), me ha llamado la atención. Es falso.
La realidad es que la noticia no se generó en "la televisión", así a secas, y tampoco se generó en "la prensa" en un sentido tradicional, ni en "los medios". Más bien, surgió de la actividad local de periodistas asociados con medios alternativos, en particular Cajamarca Reporteros, y ganó notoriedad por su distribución en redes sociales. Sólo entonces (sólo después) empezaron los medios limeños a prestarle atención.
Y lo hicieron, hay que decirlo, no tanto por la noticia en sí misma sino por el peso de las imágenes conseguidas por esos periodistas locales, atentos no al asesinato de Flores sino -desde horas antes- al desalojo de una familia pobre. Es eso, la fuerza y el escándalo de esas imágenes, lo que ha impedido que estos hechos pasen al olvido, como suele suceder. Y se las debemos a esos periodistas, no a "los medios" o a "la televisión".
Y a ellos también les debemos el que la agenda sobre lo sucedido no haya sido controlada por las voces oficiales o por la prensa limeña, como también suele ser el caso. Tanto el hecho mismo (el asesinato de Flores) como lo que sabemos de su contexto (la presencia de matones a sueldo en el desalojo o el rol cumplido por la jueza Nancy Araujo, a quien un periodista local insistió en cuestionar con valentía que muchos de sus colegas capitalinos deberían estudiar e imitar) surgió de Cajamarca Reporteros, en algunos casos sin rebote en los medios tradicionales de la capital.
Más bien, algunos medios limeños han insistido desde el principio en construir una narrativa peculiar sobre los hechos, presentándolos de formas que quizá son reflejas no sólo en ellos sino también en sus lectores, y que sin quererlo nos dicen mucho sobre la relación de la prensa de la capital con alguien como Fidel Flores, su familia y su comunidad.
RPP, por ejemplo, fue uno de los primeros medios en rebotar la noticia (de hecho, fue de esta cadena que otros medios limeños la rebotaron después, a su vez, como si no confiaran en las fuentes locales que no están a su servicio). Sin embargo, su cobertura se ha debatido desde el jueves entre llamar a la víctima un "sujeto", como se llama en general a los delincuentes en la prensa peruana:
y un "padre de familia":
Lo significativo aquí es que el enlace de la primera foto conduce a la página que se muestra en la segunda, como si RPP no lograra decidir cuál es su posición sobre Fidel Flores y cómo debe presentarlo a su público. No que un "sujeto" no pueda ser un "padre de familia", sino que en la prensa peruana ambas descripciones no suelen aplicarse a una misma persona, en una misma nota.
Esta misma dualidad estuvo presente en otros medios. Una salida significativa la encontramos en Perú21, del grupo El Comercio, que a pesar de haberle dedicado escaso espacio a la noticia se las arregló para enmarcarla de manera singular. En su primer reporte, Fidel Flores es presentado como un "propietario de vivienda" (es decir, precisamente lo que está en disputa en un desalojo):
Quizá aquí el énfasis (¿inconsciente?) busca ser en el tema libertario del derecho de propiedad, en conflicto con las fuerzas del estado. Aunque Perú21 se apresura en la nota a exculpar a la representante del poder judicial, reportando erradamente que "la jueza había decidido suspender la orden de desalojo del inmueble" (las informaciones locales, a esa hora, ya establecían con claridad lo contrario).
De cualquier forma, en su siguiente aproximación al tema, ya el viernes, el enfoque de este diario dejó por completo el terreno local y perdió mayormente de vista a Fidel Flores, su esposa y sus familares: todo el énfasis quedó puesto en las acciones del estado (relevo de mandos policiales) y la Defensoría del Pueblo, y las fuentes de información pasaron a ser la Agencia Andina y el Canal N.
Esta narrativa tiene, por supuesto, un claro significado: aunque la noticia básica es la muerte de un ciudadano a manos de la policía (y las consecuencias), el impulso que algunos medios parecen obedecer es el de cubrir la presencia de Fidel Flores con voces oficiales, dándoles a estas el protagonismo. El Comercio, por ejemplo, pasó de reportar la muerte de un "propietario de casa" que se defendía:
a reportar en sus siguientes informaciones el relevo de los mandos policiales, el "uso desmedido de la fuerza", y esto:
Dos cosas que destacar aquí. Una, la forma en que la voz de Flores y las víctimas no aparece, ni para contrapesar las declaraciones de funcionarios y policías. Es decir, aunque el material audiovisual generado localmente incluye testimonios de la víctima antes de su asesinato, y de sus familiares luego de él, los reportes difundidos en Lima tienden a construir sus noticias (su realidad) ignorando por completo lo que estas personas tienen que decir.
Y, dos, que incluso la gramática y la redacción en apariencia "neutra" que estos reportes ofrecen tiende a promover una versión de lo sucedido: el desalojo "dejó un muerto"; el padre de familia (o sujeto) "falleció mientras defendía su casa"; Flores "fue abaleado". Estas frases carecen de agente y sujeto, o lo tienen únicamente en la propia víctima. Ninguna de estas versiones dice: "La policía mató a Fidel Flores", que es el hecho más concreto e incontrovertible de todo el asunto y el que las imágenes generadas desde Cajamarca muestran con mayor claridad.
Finalmente, hay que destacar la cobertura de La República, que sí se distinguió entre los medios de la capital de una manera clave. Tras inicialmente sólo voltear la información de RPP, sí se preocupó por darle contexto y forma a sus reportes, presentando una multitud de voces en lo que a todas luces es un envío de corresponsal local. Y que además tituló de la siguiente manera, ya en su segunda presentación del asunto:
Es el único ejemplo que he podido encontrar entre los medios "grandes" de Lima, y eso tendría que darnos mucho que pensar y lamentar.
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