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El Charango según Jaime Guardia

"Ha dejado de pertenecer a la cultura occidental y es ahora propio del mundo mestizo andino", dice el maestro.

Publicado: 2014-09-12

"A Jaime Guardia, de la Villa de Pauza, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin límites", escribió el escritor José María Arguedas en la dedicatoria de su libro Todas las Sangres, como muestra de su admiración a uno de los charanguistas más representativos de la música folclórica en nuestro país. El músico ayacuchano, quien lucha actualmente por recuperar su salud, escribió en 1986 un artículo sobre el charango en la revista del Centro de Folklore J. M. Arguedas. Aquí lo comparto:

Para hablar del charango peruano, previamente hay que tratar sobre el origen de la guitarra española. La guitarra de cinco órdenes conocida como la auténtica guitarra española, tiene una historia que comienza aproximadamente en el s. XVI y se prolonga hasta nuestros días. De amplia difusión temprana en la Península, llegó a convertirse en el instrumento más representativo de la cultura musical ibérica. Cuando en 1640 el Padre Marín Marsenne publica en París su tratado sobre la afinación, la guitarra de cinco órdenes ya era un instrumento muy popular y muy usado en toda España llegando a construirse en tamaños variables.

Posteriormente esta guitarra, deviene en charango y bajo esta forma llega a nosotros. En la actualidad el charango se cultiva en un extenso territorio latinoamericano, cuyo radio de difusión abarca desde Lima hasta el norte argentino. En nuestro país se tañe en los departamentos de Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Moquegua, Puno, Ica (parte), Tacna (parte), Lima, Huánuco y Junín (Jauja); en estos tres últimos departamentos su uso es débil.

El charango es entonces originario de España pero al haberse incorporado como instrumento de las clases populares a nuestro medio, ha pasado a tomar características netamente andinas. Por ejemplo, el material con que se construye proviene del aliso o de la caparazón del quirquincho. La distancia con su punto de origen es sin embargo, más notoria si se consideran los temas que en él se interpretan y la manera de ejecutar dichas piezas musicales. Las motivaciones, los gustos, las circunstancias de interpretación marcan una distancia cultural indiscutible con su lejano antecesor ibérico.

En nuestro país, debido a sus características, el charango ya ha dejado de pertenecer a la cultura occidental y es ahora propio del mundo mestizo andino. En realidad ha devenido en un instrumento capaz de reflejar pon autenticidad nuestra múltiple realidad expresada en distintas formas musicales. De allí que esté íntimamente asociado con diversos géneros, tales como el wayno, el yaraví, los carnavales, la marinera y otros [géneros] de tipo tradicional. Elemento evidenciador de la profunda disyunción que hirió al mundo andino, se ha constituido al mismo tiempo en una de las formas sincréticas que caracterizan nuestra realidad. Puede afirmarse por ello que es un instrumento musical verdaderamente representativo del Perú actual.

Estructura

a) El Encordado

La encordadura del charango puede ser de cinco cuerdas simples o de diez cuando son dobles. Es decir, cinco pares. Esto en cuanto al instrumento que conocemos y que hemos aprendido a interpretar desde la niñez. Sabemos sin embargo, que en algunos departamentos la encordadura varía notoriamente, como en Moquegua donde puede llegar a 20 cuerdas, cuatro por cada orden; o Cusco (en Canchis) donde se usan 12 cuerdas en cinco órdenes, triplicadas dos de ellas y duplicadas las tres restantes. Básicamente los órdenes son cinco variando el número de cuerdas. Una información mas completa se puede encontrar en el Mapa de los Instrumentos Musicales de uso popular en el Perú (Lima, Oficina de Música y Danza, INC, 1978).

Anteriormente se usaban cuerdas de tripa, en la actualidad estas han sido reemplazadas por las de nylon que son más resistentes y de mayor duración pero que no poseen el sonido tan brillante como las de tripa.

Hay zonas, como en Puno, Arequipa o Cusco donde se utilizan todavía las cuerdas metálicas.

b) La afinación

Las afinaciones más difundidas son las siguientes: para la nota en La-menor: se afina la primera cuerda en la nota MI, la segunda en LA, la tercera en MI, la cuarta en DO y la quinta cuerda en SOL. Para la nota en Mi-menor: la primera cuerda se afina en SI, la segunda en MI, la tercera en SI, la cuarta en SOL y la quinta cuerda en RE.En él departamento de Ayacucho a estas afinaciones se las conoce con el nombre de "Santo Domingo". Su modo de ejecución consiste en tocar de la primera cuerda hasta la quinta de acuerdo al siguiente esquema tradicional: San (Ira.) - To (2da.) - Do (3ra.) - Min (4ta.) - Go (5ta.). Según la tradición de Huamanga, se dice que la campana de la Iglesia de Santo Domingo daba los cinco sonidos que tienen las cuerdas del charango. De allí, explica el pueblo, el nombre curioso que tiene esta afinación ayacuchana.

Modos de ejecución

La ejecución se hace en dos estilos: el rasgueado y el punteado. El rasgueado consiste en tocar todas las cuerdas al mismo tiempo. Se utiliza generalmente el dedo índice y el mayor. Para completar algunos adornos en el estilo rasgueado, se emplean también los cuatro dedos que se abren en forma de abanico, excepto, claro está, el pulgar.

El punteado consiste en tañer las dos primeras cuerdas alternando con las dos últimas. Se utilizan los dedos índice y pulgar de la mano derecha respectivamente. La tercera cuerda que queda libre se puede tocar ya sea con el índice o con el pulgar, según se presente el caso.

El charango es un instrumento cantante y acompañante, los estilos de ejecución varían según la zona de donde procede el ejecutante, a la que representa en calidad de solista o como miembro de conjunto. Se trata pues de un instrumento de gran plasticidad, capaz de asociarse con cualquier otro, sea de cuerda, percusión o de viento. En el altiplano el estilo característico es el rasgueado, y se suele usar como acompañante de otros instrumentos. En los pueblos de la provincia de Parinacochas (Ayacucho) se domina en cambio, el rasgueado y el punteado. Consideramos que esta es la zona donde existen mayores matices y formas de ejecución del charango, pues su cultivo y su difusión constituye toda una especialidad tradicional.

Fabricación

En Ayacucho se solía fabricar charangos utilizando la madera del sauce y el aliso por su consistencia blanda. El acabado del instrumento era más bien rústico; se empleaban sólo cinco trastos hechos con las maderas más fuertes, tales' como el warango, la tara o el lloqe. Contaba con cinco cuerdas de tripa, elaboradas por los mismos hijos del lugar. El pueblo de Paqayqasa tenía mucha fama en la construcción del charango. En la actualidad el arte. de su construcción poco menos que ha desaparecido, siendo imposible conseguir instrumentos nuevos. Sin embargo, todavía en algunos pueblos ayacuchanos se puede apreciar uno que otro charango de historia venerable, y con suficiente fuerza como para dejarse escuchar.

La difusión de este tipo de charango en una amplia zona ayacuchana se debe a los huamanguinos, que eran afamados comerciantes. Solían ir de feria en feria por todos los pueblos del departamento llevando consigo todo tipo de mercadería, desde cucharones de madera hasta cuerdas de tripa y, naturalmente, charangos. Incluso cuando se les acababa la mercancía compraban los productos del pueblo donde estuvieran y continuaban viaje. Estos recorridos podían durar seis mesen y hasta un año.

En la actualidad se usan otros métodos en la técnica de construcción. El mismo cambio se puede observar en cuanto a los materiales. Por ejemplo, en el altiplano la caja de resonancia es construida utilizando la piel del armadillo o quirquincho, y el encordado se compone de cinco pares, es decir, de diez cuerdas.

En Ayacucho se utiliza el mismo sistema en la encordadura. Como puede verse, la distancia con el original español es total. Se trata, pues, de una recreación que responde perfectamente, así transformado, al espíritu del hombre andino, a sus posibilidades de obtención del instrumento cuyo costo le resulta muy accesible, a la facilidad con que puede ser transportado. El charango resulta así un compañero hecho a la medida del campesino cuyos poderosos sentimientos interpreta con brillantez, con ternura.

Charanguistas peruanos

En el Perú, pero suponemos que también en otros países andinos comprendidos en su área de difusión, el charango no se aprende a interpretar ni en academias ni por medio de métodos establecidos. No hay teoría sino práctica

Esta experiencia que se aprende gradualmente no es deuna cosa particular sino de un conjunto complejo, de una sabiduría popular que corresponde a una manera de ver y de vivir. De allí que el charango sea un vehículo de transmisión de la cultura popular a través de, una forma precisa.

Podemos decir que un intérprete del folklore va haciéndose desde niño, y a lo largo del tiempo, en comunidad, en aprendizaje, y diálogo con la amplia cultura de su pueblo. Por esta razón, cuando mencionamos a los charanguistas que hemos conocido y respetado nos referimos a personas genuinamente populares, maestros en la ejecución de este instrumento musical pero al mismo tiempo, profundos conocedores del modo de ser y de vivir de nuestros pueblos.

Julio Benavente. Charanguista cuzqueño. En la actualidad cuenta con más de 70 años. He tenido la oportunidad de actuar junto con él en el Primer Festival del Charango que se llevó a cabo en el Cusco.

Hernán Gutiérrez. Natural del distrito de Pullo (Parinacochas-Ayacucho), es otro de los charanguistas antiguos. Según sus declaraciones conformaba el grupo: de Moisés Vivanco; en la actualidad tiene cerca de 70 años, pero hace mucho tiempo que está retirado del ambiente artístico.

Néstor Canales. Nacido en Pauza (Parinacochas-Ayacucho), cuenta actualmente con unos 70 años de edad; hace muchos años que está retirado del campo artístico. Ha sido integrante del conjunto de Moisés Vivanco como guitarrista y como charanguista. En muchas ocasiones hemos actuado juntos tanto en público como en reuniones familiares; el año 1953 integró la Lira Paucina pero por muy corto tiempo

Víctor Olaechea. Era un gran ejecutante del charango, tenía un estilo muy propio. Fue miembro de la GC. Había nacido en el distrito de Pullo (Parinacochas) pero por razones de servicio radicó muchos años en Pauza, hasta que se jubiló. Tuve la oportunidad de tocar junto con él muchísimas veces allá por los años 1948 hasta 1950 en las fiestas de Carnaval, en reuniones familiares, etc. Ya ha fallecido.

Actualmente, en la provincia de Parinacochas y en la nueva provincia Páucar del Sara Sara del departamento de Ayacucho, hay muchos ejecutantes del charango que están en plena actividad, Cabe mencionar a Roberto Teves, coracoreño; los hermanos Alvarado, los hermanos Huamán, los hermanos Caballero, de Pullo; Tulio Gutiérrez Guardia, Paucino. Todos ellos son jóvenes que han empezado a cultivar el charango más o menos en la década del 60. La familia Zuzunaga, de Pauza, toca charango y guitarra aunque no actúa. Conozco personalmente a algunos charanguistas extranjeros: Ernesto Cavur, de Bolivia, y Jaime Torres, argentino; ambos muy destacados. 


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Escrito por

ALBERTO ÑIQUEN G.

Editor en La Mula. Antropólogo, periodista, melómano, viajero, culturoso, lector, curioso ... @tinkueditores


Publicado en

Redacción mulera

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