Luis Castañeda Lossio está rompiendo su silencio. Tras largas semanas de evitar a la prensa y presentarse únicamente en eventos partidarios, controlados, a dar declaraciones sin posibilidad de repregunta, ha anunciado hoy súbitamente su aparición en un programa de televisión: la edición central de América Noticias, que se transmite a partir de las 10 de la noche. Castañeda también anunció su presencia mañana en el programa de Beto Ortiz, de Frecuencia Latina, que va desde las 7 de la mañana.
Entre gallos y media noche, casi podría decirse. La reaparición del "Mudo" tiene, en realidad, todas las características del apuro, sobre todo si se toma en cuenta que la estrategia del silencio le había venido dando tan buenos resultados. Castañeda ha salido a la pantalla con la prisa de quien tiene que hacerlo, no con la mesura y la calma de quien lo ha meditado y lo usa como parte de su estrategia electoral. Reactivo, no proactivo.
La pregunta es, entonces, ¿a qué está reaccionando el candidato? ¿Por qué habla?
- no una sino muchas razones
Las hipótesis son varias.
Razón #1: "porque la ciudadanía se lo merece". Esa podemos descartarla rápidamente. La ciudadanía se lo viene mereciendo desde hace mucho rato; por ejemplo, la ciudadanía se merecía que el candidato puntero en las encuestas se presentara al primer debate con sus rivales, para cotejar planes e ideas, y de eso no hubo nada.
Razón #2: Se le mueve el piso. Más bien, es probable que Castañeda haya percibido un peligro serio a su posición privilegiada en la carrera hacia el sillón municipal, una caída en su tracking, una pérdida de sus puntos favorables ante la opinión pública. Bajo esta perspectiva, su salida de esta noche y mañana por la mañana sería sobre todo una estrategia de contención. Y es que Castañeda tiene mucho que contener, y en estos días quedarse callado dejó de serle suficiente.
Razón #3: La hoja de vida. Una cosa de la que se habló comparativamente poco en los últimos ciclos noticiosos, pero que continúa ahí como la sombra de una espada sobre su cabeza: la posibilidad de que el Jurado Especial Electoral tache su candidatura. La tacha se daría por haber mentido en su hoja de vida, donde consigna un título de abogado de la Universidad Católica, que no tiene (lo tiene de la San Martín). El JEE escuchó ayer a las partes y dejó el asunto a votación, que debe resolverse mañana.
Así, Castañeda se estaría presentando ante la opinión pública y la prensa (seleccionada por él, hay que anotarlo) para tomar control personal del discurso sobre su hoja de vida y su "error" técnico al presentarla.
Razón #4, #5 & #6: Comunicore. Pero, por supuesto, algo aún más grave que ha de haber requerido la atención inmediata del candidato: las nuevas revelaciones sobre el caso Comunicore, lanzadas en una investigación de la revista PODER y rebotadas ampliamente en los medios y las redes, al punto que el tema ha copado la discusión sobre el proceso electoral en estos días.
La investigación de PODER ha dejado en claro varias cosas. Una, que el corrupto tinglado que se montó para aligerar a la municipalidad de Lima de $21 millones de soles durante la primera gestión de Castañeda como alcalde, se hizo literalmente bajo sus narices, involucrando a un número altos funcionarios ediles que fueron también cercanos colaboradores políticos suyos. Castañeda hasta ahora ha mantenido que "no sabía nada"; hoy le es mucho más difícil decir eso. Como mínimo, incluso si se le creen sus reclamos de completa inocencia en el asunto (y vaya que es difícil), su supuesta ignorancia pone en duda las dotes de administrador y la imagen de eficiencia en las que se basan sus expectativas en esta campaña electoral.
Y todavía más serio es un nuevo dato proporcionado por el reporte de PODER: la existencia de un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera que establece, con claridad, que Comunicore fue una operación de lavado de dinero dirigida, junto a los allegados de Castañeda, por un narcotráficante hoy prófugo.
El hecho es que este informe de la UIF no fue tomado en cuenta en el proceso judicial que terminó excluyendo a Castañeda de las investigaciones (que aún están en curso). Es decir, es un nuevo elemento de juicio y una nueva prueba, y como tal podría resultar en una reconsideración del asunto: Castañeda podría acabar una vez más como parte de los investigados, y quizás de los inculpados.
La acumulación de estos factores es, cabe poca duda, la motivación detrás de estas apariciones de Castañeda, que quiebran el que hasta ahora fue su plan maestro de campaña. Quedarse mudo le sirvió de mucho. Hoy, en este nuevo contexto y a poco más de un mes de las elecciones, queda por ver si soltar la lengua le dará algún resultado.
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