Lucy Avilés, Willy Terry y otros destacados músicos y bailarines nos entregaron una noche para el recuerdo bajo un ecran con imágenes de Oscar Avilés Arcos y de otras leyendas de nuestra música criolla, que constituyeron la escenografía precisa en un teatro colmado de público.
Testamento latente

Escribo aun con la emoción de una noche en que comprobamos que el testamento cultural que nos dejó el maestro Oscar Avilés no es algo estático, ni simplemente tiene un valor utilitario como otros testamentos sino es algo vivo, palpable, disfrutable, un testamento que atesoramos todos: su familia, los músicos que tocaron con él, los músicos amigos, los versátiles bailarines y el público que interrumpió el recital, en diferentes momentos, con sonoros aplausos y vivas a todo pulmón.

“En 1989, Oscar Avilés celebró sus 50 años de vida artística en el Teatro Municipal… A sala llena, varias generaciones de músicos recordaron su legado en una nostálgica y emotiva varieté criolla. El Teatro de la ciudad para la ciudad” ha declarado en su Facebook, Santiago Alfaro, Sub-gerente de Artes Escénicas e Industrias Culturales. Esa celebración también nos la recordó, esa noche, Lucy Avilés, no solo con emotivas palabras sino con un video donde se mostraba a su padre con tres antiguos cantores de Lima, cantores que él rescató del olvido para celebrar su medio siglo de trayectoria.

Esa no solo fue la tónica del concierto sino también fue una característica del aporte de Oscar Avilés, compartir, acompañar, difundir, las labores de otros cultores del criollismo, lo hizo en vida: en discos, en presentaciones, en reuniones privadas e incluso en radio –con el programa “El Oscar del Criollismo” emitido por Radio Nacional del Perú (RNP) desde abril del 2010 hasta noviembre del 2013-. Actualmente, su hija Lucy, ha tomado la posta con el programa “Otra vez Avilés”, también en RNP.

Recital en el teatro

El recital comprendió dos partes, en la primera parte se hizo un desarrollo por la rica trayectoria de Oscar Avilés y en la segunda, tras presentar a un invitado especial, Lucy Avilés y Willy Terry propusieron su show particular dedicado al maestro Avilés.

La primera parte se inició con Lucy Avilés acompañada de un conjunto musical, ella hizo un solo tema y luego ejerció de maestra de ceremonias -demostrando su carisma- dando paso a un recorrido cronológico por la trayectoria de su padre, el viaje empezó en 1947 cuando integraba el trío Los Morochucos con Augusto Ego-Aguirre y Alejandro Cortez. Se recordó no solo que ellos triunfaron en nuestro país sino también en el extranjero, como en EE.UU. –se evocó su disco “En Hollywood”-.

Ataviados de ponchos y sombreros y con imágenes del trío original, un nuevo trío conformado por las guitarras de Willy Terry y Alberto Urquizo y la voz de Ricardo Panta, recordó algunas de sus piezas clásicas como “El huerto de mi amada” (de Felipe Pinglo Alva) y “Hermelinda” (de Alberto Condemarín Vásquez).

cortesía mml

Don Oscar formó y dirigió el conjunto Fiesta Criolla, en su primera etapa, entre 1957 y 1959, junto con Humberto Cervantes, Panchito Jiménez y Arístides Ramírez. De ellos, en el concierto, se recordó “Tus pupilas” (de Manuel Cobarrubias Castillo). La voz en la encarnación de este conjunto fue la de José Luis Guillon Avilés, sobrino de Don Oscar, quien lo acompañó en su programa de radio y lo continuó mientras la mencionada emisora lo mantuvo al aire, tras la ausencia del maestro por el agravamiento de su salud.

Los 70s en Perú son inolvidables con Oscar Avilés y Arturo “Zambo Cavero”. De ese dúo inmortal se hizo: “Olga” (de Pablo Casas Padilla), “Contigo Perú” (de Augusto Polo Campos), “Rebeca”, “Tu perdición”. Luego invitaron al público a solicitar temas, yo propuse “Se acabó y punto”… pero no se me escuchó entre el mar de gente. Esa canción es un himno sino las has cantado es que… nunca has amado… y perdido.

Nos hicieron recordar a ese dúo, de una particular manera, Willy Terry (en guitarra y voz) y Eduardo “Papeo” Abán (voz y cajón). Este dúo tiene tres álbumes: “En su punto” (2011, Sayariy Producciones) “Juntos nuevamente” (2012) y “Enjundia criolla” (2013, Sayariy Producciones).

La primera parte se cerró recordando a una de las más grandes voces negras, Lucila Campos, a quien también acompañó Don Oscar, fue un set a cargo de la joven voz de Miluska Lavalle, quien entregó algunos clásicos conocidos en la voz de Lucila, como “No te he dado motivos”.

En un solo recital no era posible presentar muestras de toda la trayectoria de Oscar Avilés. Las dos grandes ausencias fueron Chabuca Granda y Alicia Maguiña, dos de las cantautoras capitales de nuestra música, o mejor dicho lo que ellas grabaron con el maestro. Chabuca Granda y Oscar Avilés trabajaron juntos a lo largo de 15 años, desde 1955 hasta 1970, y el maestro grabó con Alicia Maguiña un disco en 1959 y después dos más: “Juntos” (1996) y “Juntos II” (2002). Creo que en ambos casos, se tendrían que hacer dos conciertos distintos.

En la segunda parte del concierto, se invitó al escenario al cantautor criollo Gerardo Coronado, recordado por haber integrado Los Trovadores del Norte, fue recibido por Willy Terry en una escenografía consistente en una banca antigua bajo la luz de un farol.

Don Gerardo conserva su potente voz, el primer tema con el que empezó su participación fue “Mis últimas notas”, bella composición de Héctor Rojas Goyeneche, las canciones que le siguieron fueron dos clásicas: “Mis algarrobos” -atribuido a Rafael Otero López, atribuido digo porque hay quienes cuestionan esa autoría- y “El huerequeque” -marinera de Alberto Nisizaka y Agustín Monsalve-.

La secuencia audiovisual consistente en diversas tomas y locaciones para la sentida composición “El espejo de mi vida” (Felipe Pinglo Alva), interpretada por Don Oscar –una de las últimas canciones que grabó-, estremeció a la audiencia y demostró que cantaba muy bien, emotivo y enfático, es más, yo creo que hay que considerarlo también como un destacado intérprete no sólo como excelso guitarrista.

Otra secuencia audiovisual conmovedora fue la que mostró al maestro acompañando de tres cultores tradicionales, veteranos de nuestra música criolla, uno tras otro aparecieron en el video dándonos clases maestras, ellos eran: Rodolfo Vela Lavadencia -cantor de Barrios Altos-, Alfredo Leturia Almenara y Arístides Rosales Carrillo –dueño de un particular manera de cantar-.

Avilés, Terry y Wong, el productor del concierto, otorgaron un reconocimiento por su extensa trayectoria al guitarrista Alberto Urquizo Lanegra, quien generosamente hizo extensivo ese reconocimiento a Víctor Reyes. Habría que recordar que Urquizo, Reyes y Pedro Otiniano integraron, entre 1958 y 1960, el trío Continental. Poco antes, siendo menor de edad grabó el disco “Cumanana”, al lado de Victoria y Nicomedes Santa Cruz.

Su curriculum es impresionante, acompañó con su guitarra a connotadas figuras del criollismo nacional: Jesús Vásquez, Eloísa Angulo, Esther Granados, Maritza Rodríguez, Las Limeñitas, Chabuca Granda, y, claro, Oscar Avilés.

La parte final de tremendo espectáculo fue el show de Lucy Avilés y Willy Terry acompañados del marco musical: Alfredo Valiente (cajón y castañuelas), Pepe Mantero (castañuelas y cajón), José Roberto Terry (bajo) –hermano de Willy quien se había alternado en el instrumento, a lo largo de la noche, con el maestro Juan Rebaza- y justamente, Alberto Urquizo (segunda guitarra).

Quizá quienes no conozcan la trayectoria de Lucy Avilés y Willy Terry pueden pensar que ellos se están uniendo ocasionalmente para homenajear a Don Oscar Avilés y no es así, Willy Terry, el 2013 celebró sus 30 años de trayectoria artística con el álbum “Willy Terry, 30 años de peruanidad”, donde participó el propio maestro Avilés así como su hija Lucy junto a otros músicos, y también compone y ha registrado otros álbumes –entre los que están los antes mencionados con Abán-.

En el caso de Lucy, ella siempre ha estado al lado de su padre, ha podido nutrirse de valiosos representantes de la canción criolla, los últimos discos que ha hecho son: “Muñeca rota” (2011) y “El norte tiene lo suyo: gran reserva del criollismo” (2012), en este caso compartido con Julie Freundt y Willy Terry.

Es decir, Lucy Avilés y Willy Terry, por separado o juntos, teniendo los méritos para tocar en un Municipal, eligieron homenajear a Oscar Avilés, no sólo porque su partida ha sido relativamente cercana sino porque siempre será necesario tenerlo presente dado su valioso y cuantioso aporte a nuestra música.

En el recital denominado “Legado de Criollismo: Oscar Avilés”, inicio del ciclo “Espectáculos peruanistas” -que rendirá tributo a figuras señeras de nuestra música-, se lanzó oficialmente el disco del dúo Avilés-Terry: “Legado”, en el que se incluye doce temas del repertorio de la denominada Primera Guitarra del Perú, canciones que cantaba y tocaba pero que no llegó a grabar.

Por ello el repertorio del set del dúo consistió en temas del disco: “Volver a empezar”, “María Delia”, “Amor eterno”, la hermosa composición “Por amar”, “Ramito de flores” y “Llegó el invierno” -éstas dos últimas composiciones de Felipe Pinglo Alva-. Al igual que en otras secuencias del recital, un grupo de baile bien ensamblado, resaltó aún más la puesta en escena de Avilés, Terry y conjunto. El cierre fue con la invitación a subir al escenario a Oscar Avilés Jr. -quien puso su voz-, y con él, a todos los artistas que participaron de la noche.

En suma, hemos disfrutado de un recital bien presentado, de exportación, no podía ser de otra manera dedicándoselo al maestro Oscar Avilés; me fui del hermoso teatro con la imagen del rostro emocionado de su esposa -a veces parada, a veces sentada, contemplando el escenario-, y pensando en lo que dejó dicho –en 1944- Don Porfirio Vásquez, célebre representante de la música negra, cuando aludió a Don Oscar Avilés: “Cantaron una jarana, San Pedro dijo: ¿quién es? Y el Padre eterno le responde: Ese es… Oscar Avilés”.



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